Construye una casa con sus propias manos
La historia comenzó cuando la protagonista tuvo la oportunidad de empezar a pagar un terreno cuota por cuota, faltándole hoy una sola. Si bien dar este primer paso no le resultó tan difícil, poder construir lo veía muy lejano por dos motivos, el económico y el fallecimiento de su padre.
En la época que ella accedió al terreno, su papá, que era albañil, le iba a edificar la casa pero por decisión del destino, o vaya a saber uno de quien, su padre falleció. A partir de este suceso, la protagonista pensó en vender el terreno, pero un hecho la hizo cambiar de decisión.
"Un día fui a visitar a una amiga, Claudia Espinosa, y vi que ella le estaba poniendo el piso a su casa, y ver eso me inspiró. Y pensé como puede ser que una mujer esté haciendo este trabajo, y si bien yo toda la vida lo ayudé a mi papá, nunca se me cruzó por la cabeza construir mi propia casa. Y al ver a Claudia, y con la experiencia que adquirí al ayudar a mi padre, empecé a marcar el terreno y hacer los cimientos".
Tomar fuerzas.
Observar esta situación le dio las fuerzas necesarias a Natalia, para que junto a su amiga empezaran a edificar la vivienda. Si bien comenzaron ellas dos, a medida que pasaba el tiempo se iba sumando más gente al proyecto. "Venía otra amiga que solo cebaba mate, y también se empezaron a acercar los vecinos que me iban asesorando. Un día, el vecino de enfrente se cruzó y me dijo: ¿no te conviene empezar a construir la parte de afuera?, porque estaba construyendo la parte de adentro y esto era un error. Además tengo otro vecino sobre la misma cuadra que me prestó las herramientas", dijo la protagonista.
Sin la ayuda de arquitectos, ni de maestros mayores de obras, Natalia diseñó su casa sin grandes pretensiones edilicias. "Sólo deseo una casa chica para mí y el nene, además, me gusta mucho diseñar y en esto me sirvieron los dos años que cursé en la escuela técnica. El proyecto de la casa cuenta con un comedor-cocina, el baño y un entrepiso de madera, que será destinado a las habitaciones", comentó.
Actualmente, el comedor está listo para techar pero está esperando que la Municipalidad le entregue el material que le prometió. Según la joven, recién este año tuvo la suerte
de encontrar en el municipio una persona que escuchara su pedido, que ya le facilitó una puerta, una ventana y un tanque de agua.
Asimismo, Natalia también recurrió al gobierno provincial en busca de ayuda, sin obtener respuestas. "Hubo una época que iba todos los días al IPAV, pero como solo tengo un hijo y tenés que tener más de uno para que te den la casa, nunca tuve suerte", explicó.
Hoy la protagonista vive con su hijo de 12 años en la casa de su madre, junto a cinco hermanos y los hijos de sus familiares. Por razones que caen de maduras, la joven necesita su independencia, que podrá concretar cuando termine su casa. "En donde vivo somos un montón y no quiero alquilar, ya que el ingreso que obtengo como empleada doméstica lo destino para materiales", destacó.
La rutina de la construcción.
La futura vivienda está ubicada en la calle Mariano Pascual, en un barrio que a Natalia le encanta por la tranquilidad y la amabilidad de los vecinos. Además, le tocó en su terreno un árbol de caldén.
Respecto a si tiene una rutina de trabajo para la construcción, la joven dijo que va edificando de a poco, porque también tiene que trabajar y cuidar de su hijo. Además, sostuvo que solo puede avanzar si adquiere materiales, y que cuando los tiene está todo el día trabajando.
Generalmente, el día que decide ir a edificar va con su hijo Manuel, "que hace de peón", su perro y alguna amiga que colabora, pero así y todo la tarea de construir es muy dificultosa. "Trabajamos sin
andamios y usualmente me paro arriba de un tambor de plástico. Una vez me caí y casi me quiebro, pero tengo que rebuscármela e ingeniármela, yo sé que hay cosas que van con otros materiales, pero me tengo que adaptar a lo que tengo y a la situación", indicó la joven.
Pero, por suerte, siempre hay personas que la acompañan a cumplir su sueño y aportan su granito de arena como los amigos y sus vecinos. "Se cruzan, me ceban mate, y me dan consejos -comentó- incluso hasta vecinos de mis amigos, por ejemplo de Claudia, que se enteraron que me estaba haciendo la casa y me ofrecieron materiales como bolsas de cemento, y otra amiga, me dio una bolsa de cal. Con esto voy construyendo, y también ahorrando para comprarme las cosas".
A unos pasos del sueño.
La intención de Natalia es techar y cerrar la construcción para irse a vivir. "No me interesa que las paredes queden sin revocar. Lo único que quiero es tener mi casa. Hay gente que tiene más pretensiones... cuando teche, haga la conexión de la luz y la cañería del baño, me voy. No quiero lujos, solo quiero tener una casa. Con un poco de suerte a fin de año me voy y ya estando ahí me va a ser más fácil terminar", aseguró. Para finalizar, Natalia quiso realizar un pedido especial a todas aquellas personas que estén dispuestas a ayudar. "Si alguno tiene una bolsa de material que le sobre, yo la voy a buscar, o lo que tenga, hay cosas en la casa que uno no les da uso y yo las puedo aprovechar", puntualizó.
Microformato
La situación de Natalia da para las anécdotas. "Una tarde pasó un patrullero y los policías nos miraban, a mí y a Claudia. Y volvieron a pasar, y se bajaron y nos preguntaron: ¿ustedes están haciendo esto?, porque nunca vimos a mujeres construyendo. Te imaginás... dos mujeres de albañil y arriba de un andamio". Y no fue el único caso:" Los hombres que pasan y nos ven, siempre hacen comentarios, en vez de pararse y darnos una mano".
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