Viernes 06 de junio 2025

Cuando una canción puede ayudar

Redacción 06/02/2011 - 02.32.hs
Los prejuicios pueden conducir a caracterizar a alguien de modo tal que no se corresponda con lo que realmente es, o con su forma de actuar. Es como que de manual juzgamos sin conocer. Quizás este sea un caso.
Los rostros turbados de las gentes, alguna que otra lágrima rodando en las mejillas, y la sensación de cierto desconcierto y vibración. Algo muy especial había sucedido, y ahora todos estaban de pie, aplaudiendo hasta enrojecer las manos. Sobre el escenario la tierna fragilidad de esos chicos se había transformado en una fuerza singular que los había hecho protagonistas de una noche distinta, única. El teatro Español, colmado, aplaudía de pie esa noche del 9 de noviembre y la emoción ganaba a todos los presentes.
Los chicos miraban quizás atónitos tanta euforia, había tanta agitación en la platea que sus ojitos brillaban con una luz irrepetible, como si no alcanzaran a comprender lo que sucedía. Y quizás no entendían, pero estaban felices. Sin dudas, radiantes, regocijados, como pocas veces en sus vidas.
"Es que la gente había ido a ver un acto por la discapacidad y vieron un show. Había padres, orgullosos de sus hijos, y en las butacas personas que aplaudían de pie, muchos sin poder creer lo que habían visto". Fernando Esteban Paz habla y no puede evitar sentir, todavía, una cierta conmoción ante el recuerdo de aquella noche fantástica.

Un coro "especial".
Aquella noche 30 chicos que se presentaron tímidamente como coro también hicieron interpretaciones individuales, y lograron conmover. "Son chicos con algún grado de discapacidad... algunos irregulares motores, otros con un pequeño retraso mental, con síndrome de down, con problemas de conducta... Y se engancharon fantástico con la propuesta. Hace 8 años que les doy clases de canto en la Escuela Especial nº 2", resume Fernando.
Entonces algunos de esos chicos "casi no hablaban, y esa noche en el Teatro, más allá del coro, algunos interpretaron temas de Los Nocheros, cada uno con su parte, vocalizando correctamente en condición de solistas cuando les tocaba", relata Fernando, al que de verdad yo no hubiera pensado en esos menesteres. Quizás por esto de los prejuicios que cada uno tiene con aquellos que en realidad no conoce.
"¿Cómo empezamos? Una vez, en una fiesta, Mariela Arregui vio que invité a cantar a un chiquito que tenía un problemita algo más severo que una timidez, y al final me comentó: "No te diste cuenta lo que hiciste con ese chico', y ahí fue que me propuso hacer lo mismo en la Escuela Especial nº 2. La primera vez me pregunté qué hacía ahí, y de entrada me negué, porque no soy profesor de nada, pero de a poquito me fui dando cuenta que podía, que los ayudaba y no salí nunca más. Es como una magia que se produjo.. les tiré una onda y me respondieron con el alma y hoy puedo decir que tenemos un amor incondicional. Empezamos con 8 chicos y ahora tenemos 69".

 

Ad honorem.
Sin cobrar un solo peso -"al contrario, más de una vez me tocó poner", comenta- Fernando se hizo de un compromiso tan concreto que da clases tres veces por semana, de 9 a 12, y agrega una clase más los miércoles por la tarde. "Nunca nadie se interesó por lo que hacíamos, hasta esa noche en el teatro que estuvo presente el ministro de Educación (Néstor Torres) y se acercó a saludar y a felicitar por lo que había visto... pero antes, alguna vez, una funcionaria, cuando algunos compañeros de la Escuela pidieron que se me pagara algún dinero por lo que hacía, dijo algo así como 'qué pretende cobrar ese boludo'. Y no pasó nada. Pero no importa, ya está. Fue un desafío y lo asumí, y no importa el dinero en este caso", sostiene.

 

¿Quién es Fernando Paz?
Los Paz son una familia reconocida en la que hay profesionales y comerciantes en distintos rubros. Fernando es hoy un vecino más -"podés decir que un desocupado", advierte señalando que la firma en la que trabajaba, Negocios Agropecuarios, se fue de la ciudad-, hijo de Juan Carlos Paz y Marta Velazco, y hermano de "Nino" y "Tato", ambos al frente de una conocida sastrería-, y que, precisamente, abrió su padre hace 60 años. También tiene otro hermano, Marcelo, que es médico cirujano. "Papá trabajó en la vieja Casa Torroba, después en Cabezón y Lorenzo, y más tarde crearon Paz Hermanos, distribuidora de cigarrillos y golosinas, hasta que pasó lo que pasó en este país".
Antes Paz padre había abierto la "Sastrería Civil y Comercial, donde todavía está; y comprado la mueblería de al lado para ampliarla. "Terminó quedándose con la mueblería que se cerró el año anterior, después de 55 años. Hizo un poco de todo el viejo... un gallego cabeza dura que tenía nada más que sexto grado, pero que llegó a ser presidente del Banco de la Nación. Estuvo tres años y medio, luego de ser presidente de la Cámara de Comercio local, y de la Confederación General Argentina. Era presidente del Banco Nación cuando se abrió la sucursal número 500, la primera en Estados Unidos", cuenta con orgullo. "Tenía nada más que 6º grado, aunque te cuento que en casa había la mejor biblioteca sobre economía de la ciudad, y que sabíamos llegar a las 2 ó 3 de la mañana y allí estaba el viejo, firme, leyendo y leyendo".

 

Infancia feliz, pero con laburo.
A pedido rememora sus tiempos de pibe. "Al principio vivíamos ahí arriba de donde está óptica Crespo, y cuando yo tenía 15 años mis viejos compraron en calle Rivadavia. Y claro, fueron tiempos lindos... muchas horas en el Club Estudiantes, algo de tenis, básquet, un poquito de natación, y los amigos del barrio. Hice la primaria en la Escuela 2 y terminé en la 1, y después el Nacional, con Jesús Dahir, el Vasco Lecea, Daniel Solaro, Alejandro Bretón, Tato Marconetto, Analía Suárez Cepeda...".
Aunque su sueño era estudiar veterinaria, con 24 años hizo su "primera experiencia bolichera".
Alquiló Piedra Azul, tuvo un fin de año bárbaro y con lo recaudado puso un criadero de cerdos en Toay, en una chacra de 6 hectáreas. "Empecé con 3 chanchas y Coco Lamelza me regaló un padrillito. Llegué a tener 220 chanchas, 6.000 pollos media pechuga y producía hasta 28 cajones de verduras diarios que después vendía en Santa Rosa. Trabajaba en la sastrería y a la tarde iba a la chacra y a la noche volvía con el producto de cada día. Salía de vender camisas Dior, con todo el glamour, e se iba a los chiqueros y me mezclaba entre los chanchos", se ríe.

 

"Extrabrut" y el cantante.
Fue una época de mucho trabajo, en la que le fue muy bien. "Porque en este país si a la gente le das un pedazo de tierra, una parcela, y semillas nadie se muere de hambre", razona.
Después abandonaría ese proyecto y le dijo a sus hermanos que quería hacerse cargo de la casona de Alvear y Avellaneda. "Con mis propias manos armé 'Extrabrut'. Fue del 96 hasta el 2005, y resultaba espectacular porque era como una cajita musical, con los pisos y el techo de madera, con las paredes de barro y adobe y un sonido excepcional... allí trabajé mucho", reseña.
Sería allí donde se atrevería a cantar por primera vez ante el público. "Ensayé 33 veces mi primer show, porque me daba mucho miedo. La única que sabía era Blanquita, la señora que vivía al lado, que un día escuchó, le gustó, y me venía a cebar mate", rememora.
Casi puedo decir que, aún cuando lo veía frecuentemente, no lo conocía a Fernando, y por eso de los prejuicios no lo tenía como capaz de tamaño gesto solidario -una empresa que ya lleva 8 años-. "Lo que pasa es que hay gente que cree que tengo plata, y no es así -justifica-, pero son prejuicios, porque esta ciudad es mortal en ese sentido. Aunque, pensándolo bien, qué tendría que ver que alguien tenga o no una buena posición para ser o dejar de ser solidario. ¿No te parece?".
Sí, claro que me parece, pero así somos...

 

"Ni me señora sabía que cantaba".
"Cuando era chico iba a Río Ceballos y mi abuela Teresa me enseñaba a cantar, y sobre todo entonábamos 'El día que me quieras'. Después de la colimba, sin que nadie se enterara, tomé clases con un profe de canto del Colón. Pero creía que nunca iba a cantar en público", recapitula Fernando.
"Después que abrí 'Extrabrut' un amigo, Gabriel Rolón, que está con Dolina y Stronatti, me dijo: 'Después de los 40, si no hacés lo que te gusta... en un click se te va la vida' ¿Y sabés una cosa, en un programa de Dolina empezaron a anunciar que me presentaba en Santa Rosa, y la verdad es que ni me señora sabía, después de 18 años de casados, que yo cantaba. Y me decidí. Hago melódico y testimonial, Manzanero, Serrat, Jairo, Trelles, me gusta Piazzola...", habla y se entusiasma.
Casado con María Rosa Soportas, es papá de Jeremías (23), Juan (18) y Pamela, fallecida prematuramente. Se presentó en locales de Puerto Madero, Mendoza, Neuquén, tres veces en el Casino, "y otras tres a sala llena, por suerte, en el Español".
Hace ya algún tiempo dejó de pertenecer a la sastrería de su familia y ha hecho un poco de todo, pero no abandona -ni lo piensa- ese emprendimiento que le cambió la vida.
"Una de las grandes satisfacciones fue cuando el 'Pichi' Campana -vicegobernador de Córdoba- nos invitó y fuimos con 20 chicos a un evento que organizaba FundArte, y los pibes fueron toda una revelación. 'Pichi' nos felicitó y nos invitó a volver todos los años. La última vez tuvimos que conseguir el dinero como pudimos, esperemos que después de la nota alguien nos tenga en cuenta...", reflexiona en el final.

 

Darles trabajo.
"Tengo un par de desafíos. Ver cómo insertar a los chicos de la Escuela Especial nº 2 en los meses de verano, que no sea en colonias de vacaciones; y además que les den una mano para trabajar, como ayudantes de portero, para limpiar... que tengan una oportunidad los 6 ó 7 que egresan por año. Que los dignifiquen, que les den una obra social, que puedan tener acceso a una vida más o menos normal. No puede ser tan difícil". Paz espera que las autoridades tomen nota. Por ahora un solo chico encontró trabajo de cafetero en la Legislatura, llevado por la diputada Josefina Díaz. Demasiado poco.

 

Mario Vega
'
'