Miércoles 04 de junio 2025

Diego Gómez: El herrero que fue mochilero

Redacción 02/07/2012 - 05.56.hs
El industrial santarroseño trabaja con caño, chapa y acero inoxidable. Construyó su propio taller con esfuerzo y luego de atravesar años muy difíciles. Definido autodidacta, realiza sus labores para el Banco de La Pampa, el Casino Club y una gran cantidad de particulares.
La historia del industrial Diego Javier Gómez no es una crónica más. Herrero desde su adolescencia, el hombre repasa parte de su vida junto a las herramientas, fabricaciones y elementos de chapa, caño y acero inoxidable que, con el correr del tiempo, logró vender a una gran cantidad de particulares y empresas pampeanas y otras provincias.
Nació en 1978 en Santa Rosa. Su familia es oriunda de Rancul y, en un determinado momento, determinó mudarse a la capital pampeana en búsqueda de trabajo. "Mi papá fue gomero y después se convirtió en chofer de colectivo de línea hasta jubilarse, mientras que mi madre fue ama de casa", sintetiza el entrevistado.
Diego, en tanto, realizó sus estudios primarios en la Escuela 37 y los secundarios en el colegio "Provincia de La Pampa" de esta ciudad. Sin embargo, mientras cursaba el 7º grado, comenzó a estudiar electricidad en un establecimiento educativo nocturno local. "En mi adolescencia, hice changas, obras de electricidad y, años más tarde, empecé a trabajar en una bicicletería y en dos empresas de automóviles", amplía.
No obstante, el 6 de agosto del 2001, Gómez tomaría una de las decisiones más importantes de su vida. Determinó dejarlo todo: trabajo, familia y seres queridos para colgarse una mochila y recorrer el mundo. "Durante un año, junté cien pesos por mes, vendí todo lo que tenía y viajé diez meses por Sudamérica hasta llegar a Estados Unidos", recuerda.

Por el mundo.
Gómez partió de Santa Rosa hasta la ciudad de Córdoba, y desde allí pasó por Bolivia, Perú y Colombia. Viajó, en velero, a Panamá durante seis días hasta llegar a México donde emprendió viaje, por aire, a Los Angeles y San Francisco."Tuve que hacer distintas cosas para poder sobrevivir pero aprovechaba mis conocimientos en herrería para trabajar en los distintos países y obtener el dinero que necesitaba", dice.
Diego estuvo tres meses en EE.UU. y luego se fue a España (a un pueblo ubicado al sur de Navarra) donde trabajó de parrillero por ocho meses. Fueron alrededor de catorce meses los que el joven viajó por el mundo.
No obstante, y pese a los inconvenientes económicos, Diego volvió al país. En Santa Rosa, buscó amigos para alquilar e instalar su propio taller. "Alquilé, con otras personas, en varios departamentos y siempre traté de instalar mi pequeño galpón en una pieza por lo que, desde allí, llevaba a cabo mi trabajo", afirma.
Pese a comenzar, desde abajo, en las creaciones en herrería, Diego creció y pudo comprarse un terreno propio.
Cuando tuvo su propio predio, colocó su galpón y, además reparó bicicletas y efectuó labores de electricidad.
"En mis viajes, y mediante mis trabajos, pude juntar el dinero que necesitaba para comprar mis primeras herramientas", sostiene. Con su taller y sus elementos manuales, Diego empezó a trabajar y a construir su historia como industrial.

 

Autodidacta.
Gómez realiza, desde sus comienzos, aberturas, puertas y portones levadizos, rejas y todo tipo de muebles. El proceso de fabricación, al igual que sus colegas, comienza con la información proporcionada por el cliente, la inclusión de ideas, los dibujos correspondientes y el desarrollo manual de los objetos. La materia prima que utiliza es caño, chapa y acero inoxidable que lo adquiere del mercado interno.
A su vez, manifiesta que una de las grandes pasiones que lo atrapan es la fabricación de maquinarias que sirven para realizar, a su vez, otras herramientas de trabajo. "Fabrico sierras, que sirven para cortar otros elementos, y prensas de grabado que hoy están colocadas en el Centro Municipal de Cultura", detalla. E ironiza: "Puedo hacer desde tulipas de chapa hasta puertas, portones, aberturas y prensas de grabado".
El fabricante enfatiza que siempre fue optimista pese a los inconvenientes laborales de sus comienzos. En la actualidad, Gómez trabaja para el Banco de La Pampa, el Casino Club, una gran cantidad de particulares de esta ciudad hasta pequeñas empresas de Santa Cruz.
"Pase inviernos fríos, duros y complicados pero, en la actualidad, estoy atrasado con mis trabajos", reconoce. Y sostiene que el aumento de la clientela se fue dando del "boca a boca" ya que nunca realizó publicidad.
En su momento, trabajó con ayudantes pero hoy trabaja solo en su taller de la calle José Calo. "Afortunadamente, y tras haber atravesado momentos muy difíciles, tengo muchos trabajos que realizar a la vez. Y, más allá de todo, siempre me voy a considerar un autodidacta", completa el industrial.

 


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