Guyo Borthiry: El nuevo "varón del tango"
Mario Vega - "Y a mi, qué me importa que diga la gente que paso la vida en un mostrador. Por eso no dejo de ser bien decente, no pierdo mi hombría ni enturbio mi honor. Me gusta y por eso, le pego al escabio, a nadie provoco ni obligo jamás y al fin, si tomando me hago algún daño, lo hago conmigo... ¡De curda nomás!".
En medio de la noche, ya madrugada, la melodía tanguera y una voz especial que interpretaba se colaba entre los árboles dormidos. Estacioné el auto mientras, desde la oscuridad, trataba de ver qué estaba pasando dentro de ese local...
Carlitos Segovia -ese inefable personaje de la ciudad, el que tenía el parador de comidas "El paraíso del jefe", en la curva de la ruta 5- había venido tres veces por este diario. A invitarnos, a mí y a otros compañeros, a su cumpleaños. Es que no la había pasado bien Carlitos y ahora recuperado quería festejarlo con todo. "No vas a dejar de ir", repetía a uno y a otro.
Asombroso cantor.
Y esa noche, después de un encuentro con amigos en otro lado me decidí a concurrir, ya tarde, al restaurante -hoy cerrado- de Carlitos. De entrada me asombró la melodía que sonaba fuerte en la noche oscura, y de a poquito me fui acercando... Hombres y mujeres estaban absortos escuchando y prodigaban el aplauso generoso a un artista que, en principio, no reconocí. "Cómo no te acordás... si nos habremos cruzado en una cancha de fútbol", me reprochó. Lo miré un poco más y sí: era el Guyo Borthiry, pero al que no reconocía en esta, su nueva faceta de cantor. De asombroso cantor de tangos... Es cierto, en la cancha de La Barranca compartimos más de algún sábado, aunque después lo perdí de vista.
Ahora estaba allí, frente a ese público atento, ávido, ansioso. Guyo cantaba "De puro curda nomás"y después siguió con "Escuelita de Tango", "El último guapo" y "Conventillo".
Se hizo larga la noche y el cantor no decía nunca que había que irse... En un rincón Sandra Rosales, su compañera, era la encargada de buscar las pistas en la computadora para que él pudiera complacer a todos. Un complemento ideal que sostenía a "Guyo", como antes, ahora y siempre.
"Hace poco que canto... dos años más o menos", me dice Andrés Fabio Borthiry (46), Guyo. ¿Pero cómo puede ser?, me pregunto si es un artista de excepción. De esos que pueden ser referentes en lo que hacen y que no se necesita ser un entendido para descubrir.
El trabajo, la quiebra.
"Sí, es verdad, porque antes me dedicaba a otras cosas", sigue. Es nacido en Victorica, hijo de Osvaldo, productor agropecuario; y de Gladis Di Dío, y tiene un hermano, "Pampa", profesor de Educación Física y con quien muchos lo confunden. Tiene cinco hijos: Juan, Fernando, Lucas, Santiago y Camila; y desde hace 9 meses una nietita, Guadalupe.
Es una historia para conocer la de Guyo, y también de alguna manera la de Sandra. Hizo primaria y secundaria en su pueblo natal, y practicó un poco todos los deportes, obviamente empezando por el fútbol, pero fue protagonista en atletismo, rugby y hasta se le animó a las jineteadas. Criado en el campo naturalmente conoce todo el oficio rural.
"Siempre trabajé, y a los 17 puse una carnicería; y al tiempo tenía más de una; mientras me dedicaba a comprar cueros y lanas y era consignatario de hacienda". Eran buenos tiempos y con la base del trabajo Guyo formó un capital, y hasta supo dedicarse a la cunicultura y exportar conejos a España, pero en esta Argentina de los avatares permanentes en 1996 habría de perderlo todo.
El peor momento.
Fue una etapa dura y particular, y más allá del golpe que sufrió se dijo que había que empezar de nuevo: "Hice un curso de instalador de Directv y trabajé dos años, hasta que otra vez empecé con el tema de la hacienda". Llegó a manejar nueve campos y las cosas mejoraron, pero en 1998 otra vez llegó el golpazo: "Nos quedamos sin nada", resume en pocas palabras.
Fue un mazazo, uno de esos momentos cruciales en la vida de una persona."Sí, me deprimí, la pasé mal y pensé cosas terribles". ¿Terribles como qué? "Pensé en matar, y en matarme. Las dos cosas. ¿De cuál estuve más cerca? De suicidarme, porque a veces me faltó voluntad para vivir".
La confesión es brutal y me desacomoda. "Sí, estuve mal, a veces me deprimo y he tenido ganas de terminar... Es que te da tantas cachetadas la vida... ¿Y sabés? He sido muy decente y muy boludo...". No lo dice, pero uno infiere que lo jodieron, que alguien se quedó con lo que era suyo, el producto de su esfuerzo, de su laburo.
Lo miro y me sostiene la mirada. Se me ocurre que es un tipo que ha vivido mucho, por más que aún es joven.
"El tango, mi psicólogo".
¿Y cuándo apareció la música en su vida? "El viejo sabía andar a caballo y cantaba, y le gustaba el tango... pero un día, en el auto escuché 'La Cumparsita' y ahí me pasó algo. Cantaba como cualquiera, en la ducha, cuando andaba por allí, pero ni se me ocurría hacerlo siquiera en una reunión familiar... nada que ver. Pero después que quebré, un día dije voy a aprender a cantar, voy a estudiar, y en Trenque Lauquen, donde vivía en ese momento empecé a ver, a buscar pistas por Internet, pero no encontraba lo que quería, hasta que alguien me orientó. Después vi que en Olavarría había un profesor que daba el perfil que yo quería y allí fui. Arreglé para ir los lunes dos horas... Adán Tramigliozzi se llama el hombre. El primer día no podía cantar porque se me cerraba la garganta, porque aunque parezca mentira tengo miedo escénico. Pero bueno, igual empecé a ir. Me acuerdo que era 2 de febrero y se planteó como un desafío, porque le dije que sin saber ninguno en ese momento para abril iba a estar cantando veinte tangos. Si llegás a eso sos un fenómeno, me dijo en broma... En abril, un día que fui, le canté 32 tangos seguidos". Allí se dio cuenta -sin agrandarse- que algo especial estaba pasando.
La primera vez.
Y recuerda la primera vez que actuó en público... "Ya te dije, tenía pánico. Un día me ofrecí a cantar en un asilo y me dijeron que sí, pero después comentaron que habían llamado al periodismo, a la televisión y dije que no, que me querían usar. Después andábamos con Sandra paseando y vimos un geriátrico y ofrecí lo mismo y fui a actuar para 18 viejitos. Ese día no comí, transpiraba, pero cuando empecé a cantar, al rato veo una viejita, sentadita en un rincón que no sé... pesaría 40 kilos, que no se movía. Nada. Me senté al lado y le canté, y al ratito veo que empieza a mover el pie, le puse el micrófono y empezó a balbucear... no sé que pasó, pero miré y vi gente llorando, al médico, enfermeros. ¿Qué pasa?, pregunté. 'Es que esa mujer en cinco años jamás habló... Fue una experiencia increíble, pero después me tuve que quedar tres días en la cama", rememora Guyo.
Fue la prueba de fuego, y la superó. Empezó a cantar, y con Sandra como fiel asistente lo empezaron a conocer... "Ella pone las pistas y yo canto... lo que me gusta, porque algunos tangos no los hago. Porque tenés que sentir lo que cantás, y para cantar tangos hay que tener huevos... sí, eso. Cantar como vos querés, como lo sentís, no hay vueltas. Una vez me dijo alguien: cuando empezás a cantar el tango es tuyo, y por más que alguien tuvo la locura de catalogarme como 'el nuevo varón del tango' no me la creo. Yo canto como el Guyo Borthiry...". Que visto las cosas, no es poco. Qué va a ser poco.
No tiene pelos en la lengua Andrés. "La verdad, hoy no tengo nada, o sí, mi mujer, mis hijos, el tango y algunos buenos amigos, eso sí". Guyo y su mujer hoy están viviendo de algunas actuaciones -"no muchas", admite- pero está feliz con lo que hace: "Puedo decir que a veces me siento el tipo más rico sin tener nada. Hoy sobrevivo y todo mi capital son 650 pesos y nada más".
Y después aclara, por las dudas: "Parezco soberbio, pero no lo soy. Sí digo que no soy obsecuente, que tengo ideales, soy derecho, decente, responsable y tengo palabra... ¿Qué espero? En este país no podés esperar nada, y si pudiera quiero trabajar en algo que no venga de la política, o bancado por el Estado. ¿Sabés que tengo un abuelo que fue intendente, Agustín, y en 12 años nunca cobró un sueldo?".
"La cuestión es ser un seco y que te llamen señor;/yo la voy de bacanazo, mas si junan mi prontuario/ sabrán que soy sin más vueltas... ¡un tanguero flor y flor" (Pa que sepan cómo soy). Es seguro que Guyo se verá reflejado en alguna letra de tango. No tenga dudas, vale la pena escucharlo.
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