Viernes 06 de junio 2025

El sueño de Manolo, ¿podrá ser realidad?

Redacción 28/05/2013 - 01.52.hs

Si le preguntan por su ocupación, Mario Manuel Suarez se define como pescador artesanal y buzo, domiciliado en Playa Gales, Península de Valdéz, Chubut. Pero es algo más que eso. Manolo, como lo conocen todos, es un actor principal en la comarca marítima que se desenvuelve entre los dos golfos de la península, el Nuevo al sur y el San José al norte. Comarca de pescadores, buzos y criadores de ovejas pero también de operadores de turismo, comerciantes, propietarios de cabañas y alojamientos para turismo que esperan la llegada de las ballenas cada año y, tras ellas, de miles de turistas que le dan vida económica a esa privilegiada Reserva Natural declarada Patrimonio de la Humanidad.
Manolo vive en el Golfo San José desde hace cuatro décadas, frente a la Isla de los Pájaros en un paraje conocido como Playa Gales. Los pescadores pampeanos lo conocen bien. Afincado allí con su familia, tuvo doce hijos -siete mujeres y cinco varones. Ya grandes, sus hijos eligieron ocupaciones que lo alejaron de la casa paterna. Podría decirse que Manolo vive solo, pero sería faltar a la verdad pues no hay día que no llegue alguien a su casa de puertas abiertas y mesa siempre generosa en busca de sus servicios de guía de pesca o simplemente para charlar y comer el fruto de la pesca del día.

 

Página 12
Este viejo lobo de mar, de aspecto rústico, es un polemista interesado en la vida política y económica del país. Recibe "Página 12" cada mediodía y sabe lo que pasa. Es capaz de discutir de igual a igual con quien se siente a su mesa y quien lo haga deberá estar informado pues tendrá enfrente a un apasionado lector de noticias que consume en sus lecturas del diario, de Radio Nacional y de los canales de TV. Se define como peronista y es delegado de localidad del partido en Chubut. En las paredes, para corroborarlo, están los cuadros de Perón y Evita y en su archivo hay fotos con Eduardo Duhalde cuando el ex presidente estuvo en Playa Gales pescando con él. También con Carlos Saúl Menem cuando vino a su casa a saludarlo y a quien conoció cuando ambos compartieron prisión política en la cárcel de Magdalena a principios de los '70.

 

La usina
Los diarios del lugar lo han tenido siempre en sus noticias como un custodio del lugar, al que defiende de depredadores pero también de los fanáticos conservacionistas que, como verdaderos cruzados modernos, quieren echar a los pobladores del lugar para que la Península sea un "santuario". Manolo cree que allí hay lugar para que pequeños asentamientos humanos, comprometidos con la geografía, tengan su lugar. Por eso se indigna con el enorme contrasentido de una ruta iluminada que ingresa a la península mientras a pocos kilómetros, una escuelita pública padece la falta de energía.
Cree, y sus palabras tienen sentido, que puede compatibilizarse el poblamiento del lugar con el conservacionismo. Más aún, cree fervientemente que debe aprovecharse esa maravilla de ingeniería natural que es la boca del golfo San José donde todos los días con la enorme fuerza del mar ingresan y salen hectómetros de agua con cada marea. Un proyecto suyo para la construcción de una gran usina mareomotriz ha sido enviado a la Casa de Gobierno y al Senado de la Nación.

 

Historia
La historia de los proyectos de aprovechamiento de las mareas en la Península no son nuevos. En 1915 ya había estudios que lo propiciaban y luego, durante el primer gobierno de Perón y en la década del 70 hubo iniciativas parlamentarias en ese sentido. La idea era unir por el istmo a los dos golfos y aprovechar la diferencia de las mareas. Pero hubo serias objeciones a la viabilidad técnica y al impacto de esa obra en el ecosistema.
El proyecto de Manolo es distinto y, a primera vista, aparece como más lógico y con efecto muy reducido sobre el ambiente. Se trataría de construir un "muelle" de solo 1.800 metros en la punta oeste de la entrada del golfo San José donde la profundidad es de unos pocos metros (de 6 a 12 metros) y aprovechar el movimiento de la masa de agua entrando y saliendo.
Con la carta H277 del Servicio de Hidrografía Naval sobre la mesa, Manolo se entusiasma y explica: "Frente al golfo, el mar tiene profundidades de hasta 170 metros y en la boca del golfo sube abruptamente formando una pared hasta los 12 metros. Es un dique natural invertido -grafica- de 158 metros de altura bajo el mar donde el agua, en vez de pasar por debajo como en los embalses construidos por el hombre, pasa por arriba con cada marea".
La idea de Manolo es aprovechar la corriente marina que ingresa y sale para generar. "El mar entra y sale con altísima velocidad en esa boca del golfo -que tiene solo 5,5 kilómetros de longitud-, a 6 nudos y llega hasta 9 nudos en algunas mareas extraordinarias". Esas enormes velocidades de corriente, señala con su dedo, están marcadas en el carta marítima y en su cuarterón (ampliación) de la boca del golfo. El las ha sentido en toda su magnitud en cada entrada y salida del golfo con su barquito pesquero.
Para tener una idea del caudal y la fuerza del agua en la entrada del golfo, añade Manolo, hay que comparar con otros ríos y otros diques: "el Rio de la Plata discurre a medio nudo y el chorro de la salida del generador del dique Florentino Ameghino sale a 4 nudos con un caudal de 84 metros cúbicos por segundo".

 

Un sueño
La idea es sencilla. Tan sencilla como el generador eólico direccional que un pampeano ha propuesto y en estos días se prueba en algunos puntos del sur del país. Solo falta que haya un estudio serio de factibilidad y se utilicen los recursos del Estado para llevar la idea de Manolo a los hechos. La potencia de generación la convertiría en una de las usinas más grandes del país. "Vale la pena intentarlo, no?", dice Manolo y no hay forma de disentir con él.
Mientras eso ocurra sigue en sus cosas, a la orilla del Golfo San José con sus barquitos pesqueros "Bartolo" -ya retirado- y "Joaquín", más moderno. Planea salir esta temporada al golfo San Matías y hacer una diferencia con los frutos del mar. No mucho porque Manolo vive con poco y no pide más que seguir viviendo tranquilo en esa porción de la Patria donde forma parte del paisaje y se interesa por aportar lo suyo: "todo se resume en una idea -reflexiona- y es que todos vivamos mejor: yo, vos, ellos... todos...".

 


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