De Toay a exitoso empresario en México
Es lindo conocer otros países, otras culturas, otras gentes. Saber en qué nos parecemos y cuánto nos diferenciamos, en costumbres, en modos de vida. Viajar, sin dudas, enriquece.
Pero trasladarse a otros sitios pensando en no regresar al terruño, a los afectos, a las cosas de toda la vida, se me ocurre un imposible. Tengo amigos que alguna vez tomaron una determinación, y se llevaron sus bártulos, y su vida, a otro lado. Y pensé: cómo pudieron...
Estuvieron los que se adaptaron y se quedaron, en España, Italia, México, o cualquier otro destino...
Volverán en un momento dado, creí. Y sucedió que algunos llegaron nuevamente por aquí a visitar amigos y familiares, para volverse -otra vez- a los lejanos sitios en los que fueron armando su destino. Otros tomaron la decisión de vivir así: ir y venir, pero con el objetivo claro de desarrollarse retirados del lugar que los vio nacer, crecer, y aún hacerse adultos.
Yo, de algunos que considero casi hermanos de la vida, espero que un día vuelvan definitivamente para compartir los años que nos quedan, y alegrarnos de retroceder en un tiempo de recuerdos.
No concibo, de verdad, la eventualidad de no verlos más. A otros, tal vez, el día del final los halle lejos de su tierra y sus afectos, aunque suene algo tremendo decirlo.
De Toay a empresario en México.
Esta misma semana, de visita, apareció Poly García (57)... en realidad Juan Argentino, aunque nadie asociará su nombre con el de aquel muchacho que transcurrió sus primeros años aquí nomás, en O' Higgins 85, en los patios del Domingo Savio o en un potrero cualquiera donde pudiera desplegar su habilidad futbolera; o participando con suceso en un torneo de ajedrez.
Poly ya no vive en Barcelona, sino que el destino lo encuentra hoy en Aguas Calientes, México. Se fue del país hace más de una década detrás de sus sueños de crecer, de prosperar... y vaya si lo consiguió.
De aquel fotógrafo de Toay que sacaba fiestas y cumpleaños, se convirtió en exitoso empresario que ahora tiene... escuela de azafatas. ¿Qué tal?
Me dijo alguien cuando le comenté en qué anda: "El Poly no es presidente porque no se lo propuso".
Inteligencia natural.
Obviamente es una frase exagerada, pero sirve para mostrar someramente cuáles son sus particularidades, sus cualidades, su inteligencia y su viveza. Pero Poly no es ese vivo que pretende que las sabe todas y puede pasar a cualquiera. No, es vivo porque tiene inteligencia natural para saber dónde está parado, para darse cuenta de las circunstancias que le toca atravesar. Cuántas veces nos adjudican a los argentinos que salimos por el mundo creernos más piolas que ninguno... No es este el caso.
"Nací al lado de la vieja pizzería 'Reina Mary', frente al asilo... en el barrio de Horacio Germignani, Cachito Tapié, Canguro Gómez, El Negro Flores (hoy juez)... pero a los 9 con toda la familia nos fuimos a vivir a Toay", rememora.
La familia, los ancestros.
El papá no era otro que Melquiades, histórico peluquero y fotógrafo del Regimiento de Toay -"aunque no era ninguna de las dos cosas", admite-, que trabajó allí 40 años. "Papá era vasco, de Bilbao, y mamá argentina pero con ancestros italianos. Antonia Frezzi se llama y tiene 84 años. La vine a ver, como todos los años, y a mi hermana 'Poly', a la que le robé el sobrenombre y a Jorge, el menor que es peluquero... Lo de Poly es porque en Toay teníamos una casa de fotografías que se llamaba así, y creían que era nuestro apellido... y cuando iba a jugar al fútbol para todos yo era Poly".
Hoy su familia la completa su mujer, Elvira Andrio Valdivia, abogada. "La conocí en Barcelona, y en México es funcionaria del área tributaria en Aguas Calientes, una población que tiene casi 1 millón de habitantes, pero en la que se puede vivir bien, tranquilo... no como en el DF, que es un desastre incomprensible", juzga.
Le pregunto si tiene hijos, y la respuesta lo pinta: "¡Creo que no...!", y sonríe.
Hoy es un empresario, pero no puede desprenderse de sus recuerdos futboleros. "Jugábamos con Raúl Mansilla, Corita, y me acuerdo que el Flaco Ramonda (también en México hace muchos años) estaba siempre en el Domingo Savio... La primaria en la Escuela 2, y después el Comercial. Un alumno regular, porque no me costaba pero era vago. Lo mío era el fútbol, que me volvía loco", evoca, aunque en este caso podría hablar en presente.
Fotógrafo por accidente.
"Una vez que mi papá tuvo un accidente con su Ami 8 mi madre me colgó la cámara en el cuello y me mandó a sacar fotos al Regimiento. Ahí empecé pero lo único que hacía era disparar la cámara, porque nunca aprendí a revelar, ni el trabajo de laboratorio. En ese tiempo mandábamos los rollos a Bahía Blanca; y después la nueva tecnología me fue ayudando un poco más".
Y sigue: "Me fue muy bien con las agencias en los tour de viajes... a Bariloche, Cataratas, Chile, Brasil... Les hacía el video y las fotos a los viajeros. Pero además me permitió ejercitarme en la venta cara a cara, que después, ya vas a ver, me iba a servir y mucho". Sería su pequeña primera empresa: "Poly Film". Pero en 1998 iba a ser "el boom de las maquinitas de fotos y se me arruinó el negocio", rememora.
Fotos, fútbol y ajedrez.
Alternaba la fotografía con el fútbol, siempre el fútbol, pero también el ajedrez. Se iba a destacar desde chiquito con los trebejos, y seguramente le habrá servido para agilizar su mente.
Habla de fútbol: "Era tremendamente hábil, pero le pegaba muy mal a la pelota... y corría poco", admite. Tuvo un paso por Argentino FBC, y luego por Belgrano de la mano de Nelson Festa ("¿Me pone el domingo, Nelson?", le preguntaba el chiquitín, y el entrenador respondía invariablemente, tratándolo de usted: "García, usted se pone o se saca solo". Y recuerda: "Al final no me ponía nunca").
De pibe jugó en Atlético Santa Rosa, porque Chiquito Rodríguez (capitán del albo) lo auspiciaba: "Este chico tiene que jugar en primera", aseguraba. Estaban El Negro Nogueira, El Ruso Marusich (p), Panza Susvielles, y hasta en algún momento "Colores" Facio. "Pero yo era el típico jugador que la rompía en la práctica de los jueves y el domingo más o menos nomás", registra. Es que su habilidad estaba hecha para el fútbol sala, donde sí, y de verdad, era capaz de pasar por entre dos rivales cuando parecía que no se podía. "Los primeros tiempos en Barcelona me divertía mucho, porque salían al bulto y los bailaba", se divierte.
Las primeras salidas a Kascote, Nairobi, Adlon, cuando lo más osado "era tomarse un 'wiscola'... los mexicanos dicen que es el asesinato del wisky. Imaginate, si ellos se matan con el tequila...".
La decisión de partir.
"Un día decidí que me iba a España. Apenas llegué me pasó algo curioso: gestionaba mi documento de la Comunidad Europea y hablé por teléfono público de Madrid a Bilbao. Necesitaba la partida de nacimiento de mi papá, y me contestaron que a los 10 días la tenía en Santa Rosa. A los 10 días me avisaron del Consulado que había llegado... Me fui el 28 mayo de 2001, y como a muchos me recibió El Negro Costabel (hace un par de años otra vez en Santa Rosa), y trabajé en su bar... después en distintos lugares, vendí seguros... y jugaba al fútbol con El Vasco Zalabardo, que está desde hace tiempo en Barcelona".
"Después trabajé en una escuela aeronáutica. En Europa se los llama tripulantes de cabinas de pasajeros (TCP), y son azafatas, comisarios de a bordo... se prepara personal para que pueda trabajar en una compañía. Al principio vendía cursos, y como vendía más que todos, porque tenía la experiencia de haber trabajado en los tour de viajes en Santa Rosa, el dueño me mandó a Canarias de director... ganaba muy bien, porque se cobraba 30 euros por matrícula y yo vendía 100 por mes. El paso siguiente fue que me hizo director. El hombre tiene 20 escuelas en toda España y recauda millones".
En el Camp Nou. El empresario..
En tanto se hacía tiempo para ir al Camp Nou. "Un jubilado me vendió por 600 euros el carnet anual... lo ví a Ronaldinho, a Rivaldo, a Messi cuando empezaba a ser figura, y estuve en el debut del Conejito Saviola. Al tiempo pude ubicarme en un sitio privilegiado, detrás de un arco, la mejor ubicación, y no te imaginás los goles que vi", se regodea.
Después conoció a su mujer, y ambos se radicaron en México. "Se me presentó la posibilidad de desenfundar el proyecto... Vendí un departamento que tenía en Santa Rosa y empecé a desarrollarlo, y de a poquito fui avanzando...".
En 2011 instaló su primera escuela en Aguas Calientes, abrió una segunda y está en la víspera de la apertura de una tercera en Querétaro. "Por eso vine antes de las fiestas, porque estoy con ese emprendimiento", explica.
De todos modos su espíritu lo invita a pensar más allá. "En realidad mi proyecto es volver a España, si es posible Madrid. ¿Aquí? Lo pensé, tenté a algunas personas, pero un estudio de mercado arroja que no es viable...", responde.
Espíritu migrante.
En algunos días regresará a Aguas Calientes, para seguir siempre soñando en grande... porque aunque confiese que cada día piensa en lo que queda aquí, eso no lo detiene: "¿Sabés qué pasa? A los que emigramos, a muchos, nos ha tocado dormir en un hotel 5 estrellas, y a veces 'bajo' las estrellas... Y te aseguro que es así. Pero lo cierto es que ninguno de esos dos escenarios son tuyos, y entonces tenés que saber entenderlo... Cuando te vas tenés que hacerlo en cuerpo y alma, aunque no todos lo consiguen... Yo me adapté, y si bien no dejo de recordar mi gente, mis amigos, mi tierra, los picados compartidos, sé que mi destino está allá afuera".
Poly lo dice convencido. Sabe que volverá cada año a pasar las fiestas, pero que va a construir su vida allá lejos.
Lo tiene claro, aunque yo (a quién le importa!) no pueda entenderlo.
Igual, suerte amigo... sos buena gente y merecés que te vaya bien. Pero volvé,
al menos una vez al año. Por lo menos eso.
"En un momento de expansión".
"Siempre soñé en grande. Por eso ahora estoy a full con la Escuela para Personal de a Bordo en Aguas Calientes, con dos sedes, y estoy trabajando en abrir una más en Querétaro", cuenta Poly García.
Explica que era un negocio "probado. Trabajé en España, aprendí y siempre tuve la idea de desarrollarlo por mi cuenta. En México tuve la oportunidad".
Hoy tiene alrededor de 50 empleados a cargo, "y estamos en un momento de expansión. Estando en México pude ir a La Florida, hice un master para emprendedores destinado a latinos y aprendí mucho".
Poly se transformó en "un emprendedor estratégico. La capacitación me apartó del oportunista, y cuando pasás de emprendedor a empresario dejás de ser todólogo y empezás a derivar. Nos metimos en el mercado latino, también en Estados Unidos, digitalizamos manuales, logramos imponer nuestra marca y ahora es mucho más simple. La idea es crecer y estamos incorporando la carrera de piloto".
"Alas Doradas" cuenta con unos 120 alumnos para un curso que tiene un año de duración. "Te da un valor agregado, con clases del arte de hablar en público; de protocolo internacional; un paseo por las culturas de todo el mundo; y también psicología aplicada a viajes, para saber actuar en cualquier circunstancia", añade.
En un momento dice que sigue la política: "Me gustó este gobierno hasta que Cristina sacó el 54%, que creo no le hizo bien. A Santa Rosa la veo tan cambiada que salí a recorrer lo que era mi barrio y no queda nada igual... Y Toay, me parece que si volviera a votar aquí lo haría por este intendente (Ariel Rojas), porque lo veo muy lindo".
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