Cuchas para perros de la calle
Hasta que Marcelo Gutiérrez vendió el quiosco de la calle Hilario Lagos, el negro Beto tuvo lugar donde dormir. Despreocupado, sabía que todas las noches tenía una cama de cartón y una frazada para taparse en la puerta del negocio y la infaltable bandeja plástica con la ración diaria de alimento. Después, cuando el quiosco cambió de dueño, las cosas cambiaron. Beto pasó un tiempo en la vereda de enfrente, en lo que alguna vez fue el tragamonedas, adonde también los nuevos inquilinos lo sacaron a patadas. Ahora duerme en la Terminal o en Casa de Gobierno, algunas veces en lo de una mujer que se llama Silvia y que vive en el centro.
Lucho tiene dueño pero es vagoneta. Bien temprano a la mañana, con su pelaje tricolor brilloso se aleja de casa para pasar el día en la Escuela 2. En el cuello lleva atada una cinta con los colores de la bandera argentina y los alumnos lo quieren como si fuera un prócer. En Facebook, aparece como "Lucho el alumno de 4 patitas de la Esc 2" y tiene 223 seguidores.
El caso de Triki no tiene parangón en la ciudad: no solo tiene página en Facebook con más de 2.000 seguidores sino que además, hace un tiempo, apareció en un canal de televisión de Buenos Aires en un video que contaba su historia. La nota llevaba como título "Triki, de callejero a Rey de la Ciudad". No son pocos los santarroseños que suben fotos a sus perfiles abrazando al Triki como si fuera una verdadera estrella de cine. El perro, negro azabache con el pecho blanco, aparece en distintas casas y situaciones el mismo gesto, mezcla de ternura y despego para con el mundo, como quien ha sido bendecido con un don extraordinario.
Así es la modernidad canina de algunos perros callejeros de la ciudad. La aclaración "algunos" vale porque, claro está, no todos los perros tienen la misma suerte. Están los que pasan hambre y frío y pestes, los que son maltratados en cualquier esquina, los que nunca pasaron ni por la vidriera de una veterinaria. La vagabundez tiene su precio.
Un techo para el pichicho.
La modernidad canina no es un invento de los perros sino de hombres y las mujeres que por una misteriosa razón necesitan, como en una fábula, ponerle voz a los animales. No son pocos en esta ciudad (y en el mundo en general) los que encuentran en el cuidado de las mascotas sentimientos tan nobles que, en ocasiones, los llevan a hacer cosas que no harían por otro ser humano.
En los últimos días, en distintos puntos de la ciudad, aparecieron unas particulares cuchas para perros callejeros. Los responsables de armar las casitas no pertenecen ni a la Fundación Vidanimal o a Apani, son más bien una especia rara entre los mascoteros. Algunos de ellos fundaron el Movimiento Animalista Ambientalista, una organización que aguarda el tratamiento de un proyecto de ley para proteger a los perros callejeros.
"Cuchas comunitarias por un invierno más calentito" se llama el grupo de Facebook que reúne a todos los que se sumaron a la iniciativa. Allí 26 personas van tejiendo estrategias para que ningún callejero se quede sin techo.
La voz de los cucheros.
"Nos conocimos por las redes sociales, cuando se perdió Beto. Finalmente lo encontramos y el grupo quedó. Así a alguien se le ocurrió lo de las cuchas y comenzamos a armarlas. Todos ponemos algo, ya llevamos como 20", dijo Sabrina Alvarez, dueña de dos gatos que también asiste a cinco perros callejeros.
"Se sumó mucha gente a la movida. Se contactan y directamente lo hacen", dijo Claudio Rambur, uno de los fundadores del proyecto, dueño de 6 perros que duermen adentro de su casa.
"Ahora una chica que trabaja cosiendo ropa nos dijo que nos iba a traer retazos para que les hagamos unos almohadoncitos o mantitas, así pueden estar más cómodos", dijo Florencia Rivera, que alguna vez llegó a albergar a nueve canes.
"Todo comenzó con Beto. pero después dijimos, si lo hacemos con Beto lo hacemos con todos", cerró Vanesa Bertotto.
La ciudad y los perros
El censo poblacional canino y felino que realizaron en conjunto el año pasado la Dirección de Epidemiología de la Provincia, la Municipalidad de Santa Rosa, el Colegio Médico Veterinario y la Fundación Vida Animal arrojó un número más que interesantes: en la ciudad hay 52.456 perros (un animal cada dos personas) y 9.377 gatos (un felino cada once personas). El 90 % de las personas afirmó ver perros deambulando por las calles, más allá de que tengan dueño o no y el 30% denunció que fue mordido por esos animales.
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