Viñateros mendocinos rechazan el proyecto de alcohol cero al volante
El sector vitivinícola mendocino encendió las alarmas esta semana y sus principales referentes salieron a reiterar su rechazo al proyecto «Alcohol cero al volante», cuya discusión parlamentaria se inició el martes en la Cámara de Diputados. Si bien la actual Ley de Tránsito (24449) establece un lìmite de 0,5 miligramos por litro de sangre, ya hay siete provincias que impusieron la tolerancia cero para conductores (Córdoba, Salta, Tucumán, Entre Ríos, Jujuy, Río Negro y Santa Cruz) así como numerosos municipios. La iniciativa presentada por Facundo Moyano y Ramiro Gutiérrez pretende extenderlo a todas las jurisdicciones del país.
Aunque reúne unánime respaldo de organizaciones y referentes de la seguridad vial y apunta al alcohol en general, en Mendoza afloró esta semana un fuerte lobby en contra, comandado por la industria vitivinícola y apoyado sobre argumentos económicos. Los empresarios plantean que la prohibición afectará el mercado interno, perjudicará las economías regionales y modificará la cultura tradicional.
Cambio cultural.
El presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), José Zuccardi, manifestó en varias oportunidades que «esta ley será nociva para la economía regional y la gastronomía, porque promoverá un cambio cultural en la sociedad, alejando el vino de la mesa de las familias». Y en cada entrevista aclara que «el vino está registrado en el Código Alimentario Argentino como alimento y no como bebida».
Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina y miembro de Coviar, comentó en el portal Enolife que su organizaciòn «ya formó un equipo interdisciplinario que sigue este proyecto en cada localidad, y está trabajando en la legislación para demostrar que los países con menos índice de accidentología tienen una tolerancia de 500 u 800 miligramos de alcohol en sangre».
«Control sí, prohibición no».
Buscando demostrar que resulta más conveniente tolerar algunas muertes y discapacidades que bajar la rentabilidad, los grandes bodegueros se reunieron también con Sergio Massa (presidente de Diputados), Anabel Fernández Sagasti y Alfredo Cornejo para proponerles que «en lugar de aprobar una ley seca, promuevan políticas de prevención y mayor control». «En la Coviar trabajamos con los mejores profesionales para avanzar en estrategias racionales, basadas en datos de observatorios internacionales», les explicó Villanueva.
El proyecto de tolerancia cero apunta a mejorar la prevención vial, apoyado sobre estadísticas según las cuales el consumo de alcohol resulta causa principal de siniestros en las rutas.
«La posibilidad de establecer alcohol cero al volante es un gran paso para la seguridad vial argentina» dijo Pablo Martínez Carignano, presidente de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, al iniciarse el debate en comisión. Con su presencia ratificó el apoyo del gobierno nacional a la iniciativa. «Queremos un país con menos muertos y heridos en las rutas y sabemos que el alcohol es uno de los principales causantes de los sinietsros viales», agregó.
«Consumo responsable».
El funcionario también opinó que «la normativa actual de 0,5 miligramos como límite para conductores invita a especular sobre cuánto alcohol es posible tomar, cuando lo que debemos entender es que una sola copa afecta las capacidades humanas».
Al igual que Villanueva, el gerente de la Acovi, Nicolás Vicchi, aludió a la «teoría del consumo responsable». «Según datos de organizaciones internacionales, en los países con menor siniestralidad hay una tolerancia del 0,5 a 0,8 miligramos de alcohol en sangre», afirmó. También se manifestó en contra Mauro Sosa, director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este: «nos preocupa la falta de visión sobre el impacto que tendría en una economía regional como la vitivinicultura, que ya es parte de la cultura de todos los argentinos», argumentó.
Sin embargo, los datos de la realidad muestran otra cosa. En Uruguay, donde la tolerancia cero rige desde 2017, la Cámara de Vitivinicultura confirmó en su último informe anual que «la reforma legislativa no muestra impacto perjudicial en las ventas». Brasil y Paraguay son otros dos vecinos cercanos que ya aprobaron leyes similares sin registrar perjuicio a la comercialización de bebidas.
Vale reflexionar también que si el riesgo económico fuera cierto, afectaría igualmente a otras bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza, de consumo masivo en nuestro país. Sin embargo, los vitivinicultores mendocinos son los únicos en contra del proyecto, hasta ahora.
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