Arriba actividades deportivas, abajo el horror
Por Raúl Giménez – Corresponsal La Arena
En estos días estamos reviviendo lo ocurrido hace 49 años atrás, aquel golpe de estado que llevó al poder a la más trágica dictadura cívico-militar de la historia de nuestro país. Pero no fuimos los únicos, los que peinamos canas lo sabemos, aunque a veces te encontrás con jóvenes que no les interesa “eso ya pasó hace mucho” te dicen, ¿tan así fue? otros, ¿no sabía que había pasado eso?, ¿Y por qué Plan Cóndor? otras preguntas.
La Operación Cóndor fue una campaña de represión y terrorismo de Estado respaldado por Estados Unidos implementado oficialmente en noviembre de 1975 por los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, entre quienes se cruzaban información. Por supuesto, para el común de los argentinos, es difícil imaginar lo concreto de este plan sistemático. Por eso, conocer que en otro país sucedió exactamente lo mismo, te permite reconocer hasta dónde fueron capaces de llegar con su brutalidad los genocidas.
Recorrer Santiago, capital del vecino país hermano de Chile es una maravilla e ingresar al Estadio Nacional, un sentimiento inexplicable para todo futbolero. Como todos los sábados a la mañana hay una visita guiada. Ahí nos incluimos el grupo familiar y vaya sorpresa, éramos guiados por ex detenidos de la dictadura pinochetista y ni bien ingresas a la parte inferior aparece una galería muy bien armada de fotografías, argumentada e iluminada correctamente, mostrando el horror vivido en aquella época. “Aquí funcionó uno de los centros clandestinos de detención”, dice uno de los guías y tras algunas explicaciones más, ingresamos a una especie de vestuario donde por entonces eran alojados los prisioneros de la dictadura. 28 vestuarios iguales que llegó a tener en algunos casos hasta 170 prisioneros, todos amontonados, sin higiene personal por semanas, alimentados a veces y mal, maltratados, torturados, en fin, lo que ya conocemos que ha sucedido por nuestros lares.
Ya en el interior del vestuario, donde existen varias fotos de quienes estuvieron detenidos en el lugar y otros que después explicaron por qué estaban ahí, comenzaron a contar sus historias. Carolina explicó que tuvo “la suerte de no estar en el momento cuando se llevaron a mi papá y a mi hermano, afortunadamente alcancé a ver a los militares en la puerta de mi casa, agarré a mi hermano mayor y nos fuimos por la ventana, ellos se quedaron esperándolo, pero al final se llevaron a mi padre y mi hermano menor, dejando en la casa a mi mamá y dos hermanitos pequeños. Después fui parte de esas mujeres que veníamos a la puerta a recibir noticias, de saber cuál era la suerte de mi papá y hermano. Supimos que primero lo llevaron a la parte de Carabineros, todo esto por una denuncia de vecinos, vecinos con los cuales nos vimos años en el mismo lugar. Al verlos desde la puerta a través de una escotilla sus dedos, era el contacto con ellos, mi hermano tenía 17 años. Ellos fueron liberados pero mi papá nunca se recuperó, siempre tuvo sentimiento de persecución, porque a él le decían aquí adentro -ahora vamos a fusilar a tu hijo- para que delatara no sé a quién, creo que murió de pena. Al final en Chile, quedaron dos hijos y los tres restantes tuvimos que irnos a otro país para vivir con más seguridad”.
Viviana manifestó que es hija de un prisionero de este Estadio Nacional. El estaba trabajando, ese día fue el golpe de estado y por querer hacerlo mejor se quedaron dentro de la empresa. En principio lo llevaron al Estadio Chile, después fue trasladado acá con todas las atrocidades. Yo tenía 12 años, éramos seis hermanos y mi madre, ella salía todos los días a ver dónde estaba mi padre, ninguna información, llegó hasta acá pero jamás tuvo noticias de él. Cuando salió supimos que él estuvo acá, en un lugar como este con 103 prisioneros, uno durmiendo encima de otros, mal olientes, no se podían bañar, cambiar, le daban de comer unos porotos cocidos, acá adentro el aire era nauseabundo. Cuando llegó a casa y con toda la carencia que teníamos mi madre le hizo un huevo, mi padre ni siquiera pudo comerlo, tenía el estómago cerrado. El contó en su declaración la atrocidad, la maldad, que nunca creí que el ser humano pudiera tener tanta maldad. Mi padre no volvió a pisar este Estadio Nacional y él era futbolero. Hoy vine, porque quiero que esta historia jamás se vuelva a repetir”.
Gaspar es muy joven, contó que “en el ´73 a mi abuelo le tocó el servicio militar, mi bisabuelo era dirigente de un periódico, fue detenido el mismo día, coincidió en el Estadio Nacional donde le llegó el aviso que su papá estaba en este lugar detenido y gracias a un teniente del cual desconoce su nombre, hasta el día de hoy no sabemos quién es, lo trajo hasta acá para que se reencuentre con él, se abrazaron, poco tiempo después fue liberado”.
Armando recordó que en “el año ´73 tenía 24 años, estudiaba historia y como todo joven era soñador, idealista, que creíamos en un país y mundo mucho mejor, apoyando justamente al gobierno que nos daba esa esperanza. A mis 24 años empecé a conocer lo que jamás imaginé que mi país se convirtiera en un infierno para millones de compatriotas. La dictadura dejó dividido a este país en dos, el patriota y el anti patriota, en buenos y malos, el comunista y el no comunista, quedamos divididos para siempre hasta el día de hoy. A pesar de todo, no van a escuchar de nuestra parte palabras de odio o rencor hacia nuestros captores, porque queremos justamente romper esa cadena de violencia, el odio es también violencia, yo estuve en un camarín como este de los 28 que hay, la detención, el padecimiento, la prisión forzada, la tortura física y psicológica, la maldad, la alevosía del vencedor sobre el vencido, estar en un lugar como este se pierde la noción de todo, de la naturaleza, acá conviví con alrededor de 100 personas, acá dormíamos, convivíamos, a suelo raso, con nuestra ropa de trabajo, no nos podíamos higienizar, no nos podíamos lavar los dientes. Por el solo hecho de estar detenido perdí mi carrera, ese año me matriculaba como profesor de historia, fui tachado de terrorista, por algo había estado acá, algo tuve que haber hecho para estar acá, hicieron listas negras con nuestros nombres y lo único que hacía era trabajar y estudiar, no teníamos ni idea los trabajadores lo que se venía. Estar detenido y pasar por lo que ustedes ni se imaginan, torturas, amedrentamientos, a pesar de todo sobrevivimos, aquí estamos, para contarles, para que otras generaciones no vivan lo que a nosotros nos costó vivir. Nos costó mucho reinsertarnos en la actividad laboral”.
Otra víctima de la dictadura dijo que estuvo “prisionero junto con mi padre aquí. De los 40 u 80 mil que pasamos por este estadio, todos tenemos una historia distinta. Hubo un Embajador de Suecia que jugó un papel muy importante, él salvó muchas vidas, de Chile, principalmente de este estadio, está la foto de un oficial del ejército de Chile fue nombrado encargado de extranjería del Estadio, dos días después y producto de la diligencia que estaba realizando el Embajador logra rescatar de este estadio con vida a más de 50 uruguayos y dos días después ese oficial es asesinado por un compañero de armas en el casino de la academia de guerra de Chile, por eso está su foto en este lugar.
En este sector, desde la cancha, entraba un oficial con dos soldados y un encapuchado, éste señalaba a algunos. Los sacaban y hasta el día de hoy no hemos sabido de ellos”. En este lugar se encuentra otra galería donde están los nombres de los detenidos en el lugar, de los cuales hay varios argentinos/as.
Finalmente, Alejandro agregó más datos sobre el encapuchado que señalaba a detenidos. “Hubo un militante socialista que tuvo algunas diferencias con el grupo y renunció cuatro meses antes del golpe, lo que le originó un serio resentimiento, cuando llega el golpe él se ofrece voluntariamente a trabajar con los servicios de inteligencia, su labor fue identificar a sus ex compañeros socialistas. Estando detenidos, la inmensa mayoría nunca más supimos de ellos. Hubo un solo caso que volvió al camarín, el resto pasaron a ser detenidos desaparecidos. Esto es un relato que él mismo hace tiempo después, él escribió un relato y lo presentó a una organización de DDHH, de ahí nos enteramos de algunos detalles, después lo mandaron al sur de Chile a hacer un curso de inteligencia, particularmente con la especialidad de infiltración, después lo trajeron a Santiago para que siga haciendo la misma tarea de identificar pero en la calle. En una circunstancia tuvo que identificar a un amigo que paso a ser detenido desaparecido, eso al parecer le originó un click, la poca conciencia que le quedaba lo hizo arrepentirse de lo que había hecho. Después de tres meses fue encontrado asesinado al sur de Santiago con dos certeras puñaladas, una en el corazón y otra en el bazo, lo que nos permite pensar que fue una ejecución muy profesional. No está muy claro quienes fueron”, cerró.
Tras todos estos testimonios pudimos ingresar a la parte inferior de la platea, donde hay un espacio que todavía conserva los tablones de madera, especialmente pedido para que se conserven tal cual estaba el Estadio Nacional cuando fue utilizado por la dictadura de Augusto Pinochet.
Argentinos
Los nombres de las detenidas que figuran en el lugar son: Baravalle Sagasti, Gabriela María; Chacón Molina, Matilde; Duarte Arriola, María Eva; Dramatovch Chichik, Sofía; López Tome, Nora Beatriz; Martínez, Borda Juana Fanny; Muixi Decora, Nélida. Los hombres son: Alyes, Pedro; Amaranto Moris, Héctor Rosario; Amatrax Ramir, Carlos Mario; Aroiri, Héctor Alberto; Balboa Valdés, Mario; Basi Garrote, Daniel Rubén; Bazán Cali, Calixto Ermenilao; Bonacita Abrate, Diego Carlos; Bosh Wernire, Rodolfo; Castan Asiam, Osvaldo; Castelló Okar, Raúl Aníbal; Cervone Roa, Carlos; Chabrol Amaranto, Oscar Domingo; Chirivino Judica, José Enrique; Cozoody, Jorge Adolfo; De Gregorio Mercoty, Isaías; Espinosa Carudial, Carlos; Falachi Otero, Carlos; Feldham Wainstein, Raúl Edgardo; Figueroa Rubén Santiago; Galalia Morales, Miguel Angel; Maidino Pereyra, Carlos; Marín Men, Juan Carlos; Martínez Prini, Ernesto; Moure Prete, Raúl Omar; Papini Godoy, Julio Arturo; Parra Graciano, Juan Carlos; Pasik Fucks, Samuel; Paz, Raúl José; Paz Snapek, Pedro Francisco; Pérez-Cotapos Urzua, Jorge; Postigo Magallanes, Carlos Dante; Prieto Campa, Heltos Félix; Raggi Hernández, Roberto; Reymaud Rios, Héctor Sergio; Rinalo Scapello, Atliel; Rodriguez Esperidioni, Alberto; Roitman Mrchevski, Alfredo; Sasiain Espinosa, Pedro Luis; Sulbert Oyarse, Ricardo; Traroiti Gresta, Héctor Alberto; Tsazdumagros Carro, Pedro; Uriarte B., Horacio; Valenzuela Mora, Valentín; Zacarías Compañez, Osvaldo.
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