Cómo conectar con el alma ancestral
El sábado 7 de septiembre, la facilitadora y consteladora Gabriela Moreiras estará al frente de un taller vivencial de Constelaciones Familiares. Será en el centro cultural La Porfiada de 11 a 19.30.
MARIO VEGA
Alguien ha dicho que (según observa) me están pasando pequeñas cosas –sí, de mí estoy hablando-, que estarían indicando un camino que tal vez conduce a un plan más espiritual. Habituados al trajín de todos los días, ese que nos tiene inmersos en las preocupaciones cotidianas, nos quedamos con vivenciar lo inmediato, lo que está más en el plano de lo material que nos va arrastrando sin darnos tiempo para permitirnos ocuparnos del alma (o espíritu), esa parte intangible que está ínsita en cada uno de nosotros. Aunque no la vemos está allí. O al menos eso creo.
Son cuestiones esotéricas de las que no conozco demasiado. En realidad nada.
Hace algunas semanas en estas mismas páginas hicimos una nota con la medium Lorena Perelló –vendrá en noviembre a Santa Rosa-, y accedimos a algunas cuestiones que al cabo nos dejan pensando. Porque después de lo que ella contó, se trataría simplemente de creer… o no creer. Así de simple.
Constelaciones familiares.
Por estos días una serie de Netflix titulada “Mi otra yo” está causando furor, y habla de Constelaciones Familiares. La tira muestra situaciones que tienen que ver con lo espiritual y el pasado de las personas. En una historia filmada de tal manera que se hace sumamente interesante para mostrar –aunque algunos no entendamos muy bien cuál es el fondo de la cuestión- de qué se trata.
Pero dicen los que dicen saber –al menos un poco- que las heridas no sanadas se transmiten de generación en generación. Y que en las constelaciones familiares se intenta comprender esa situación, sentimiento, dolor… de donde proviene, poder trabajarlo y así poder cortar con esa transmisión hacia generaciones futuras.
Médica destacada.
Gabriela Moreiras es médica, cardióloga, hemodinamista, y tiene una larga y destacada trayectoria como profesional: “Me inicié hace muchísimos años, y cuando me recibí hice mi residencia en el Garrahan y luego transité por la Fundación Favaloro”, cuenta.
Fue una de las precursoras de la fundación, porque participó de la inauguración con el célebre René Favaloro y un equipo de médicos excelente”.
Antes de su próxima visita a Santa Rosa, la doctora Moreiras narra su historia. “Nací en Haedo, actualmente vivo en Capital Federal, ejerzo en un sanatorio muy conocido donde soy jefa de dos sectores, y mi especialidad es la hemodinamia. Además estudié psicoanálisis. Soy viuda y tengo un hijo de 25 años que está en Andorra”, completa.
Amplio currículum.
Es consteladora y facilitadora; y tiene un amplísimo currículum, que incluye –entre otras muchas capacitaciones- ser licenciada en Biodecodificación Neuroemocional y Master en Neurociencias. Ha realizado especializaciones y cursos varios en Docente en Meditación, Visualización Creativa, Pensamiento positivo y Mindfulness. Facilitadora y creadora del método de Biodecodificación Constelativa. Es Sanadora en los siguientes sistemas: Angélico, Crístico, Pleyadiano, Melkisediano, Atlante, Benedictino, Franciscano y Claretiano, Delfínico, Ballénico y otros. Facilitadora del Método Corpus Animals (método creado para la sanación de las mascotas). Radiestesista. Facilitadora y Maestra en Reiki Ushui System. Y mucho, pero mucho más…
Percibía desde la niñez.
Sobre sus dones explica que son “de toda la vida, diría desde mi nacimiento. Porque vengo de ramas del árbol con mucha información espiritual. En un principio tuve el apoyo de una abuela que era cabalista; y una abuela católica, acérrima, pero que pertenecía a la escuela San Basilio. Entonces por un lado tenía medios, por el otro tenía cabalistas, esotéricos, y desde chica empecé a mostrar muchísimas señales”.
Amplía que al fallecer una de sus abuelas eso se le empezó a limitar… “Ya de chica veía, percibía, y a los 5 ó 6 años formé parte de un grupo que se llamaba Los Niños Sanadores de Córdoba, que lamentablemente por el tema de los militares fueron perseguidos. Pero yo veía y lo que veía pasaba. Tenía dones de sanación desde muy chica”, afirma.
Todos los cursos.
Como es de suponer eran tiempos en que “de eso no se hablaba en la familia… Pero después inicié un camino propio para investigar qué me estaba pasando. A los 17 empecé a escaparme a hacer cursos y a estudiar de todo: parapsicología, astrología, numerología, cromoterapia... Y nunca paré”.
Claro, en tanto tenía que hacer lo que era socialmente aceptable. Su capacidad la hizo saltar años en la primaria, fue mejor alumna en el secundario igual que en la facultad y fue “sorteando tiempos y sumando más de lo mío. En lo que es sanación incursioné desde siempre. Como angelóloga también; y como transmisora espiritual lo hice toda mi vida. He tenido en su momento contacto con lo católico desde lo carismático, tuve una mención de Juan Pablo II siendo muy jovencita, y dispuse de muchas ofertas para acercarme a la iglesia y llevar mis dones. Pero no lo hice porque estoy más dedicada al área médica; y además porque hay cuestiones que no me llevan a tener vinculación sólo con lo católico”, afirma.
Historia familiar.
Al escuchar a Gabriela se me ocurre pensar que con respecto a la familia uno arrastra toda una historia, desde los orígenes. Y que a algunas personas eso les pega más que a otras, y no viven plenamente con la deseable paz interior. Y es entonces cuando la persona necesita saber el por qué de ese conflicto que persiste en su alma, o en su mente.
Supongo –insisto, como lego en el tema- que en tanto esos mecanismos trastornen al individuo podrían ser buenos para desterrar la idea de que sólo somos un cuerpo y una mente orgánica, y que tenemos una psiquis. Toda una cuestión que podríamos denominar del más allá.
Tema de energías.
Hay que señalar que la doctora Moreiras tiene una amplísima capacitación, y dones que –como dice- le provienen desde su niñez. Y se entiende que siendo médica dispone de más herramientas para abordar otro tipo de estudios.
Porque alguien como yo desde lo orgánico puede sentir un malestar o dolencia, y haciendo una instropección por ahí suponer que puede venir de otro lado. Aunque obviamente no todo sería tan así, porque hay otras cosas que seguramente tienen que ver con el cuerpo físico.
Para desentrañar de qué se trata, Gabriela dice que “está explicado por un tema de energías. Cuando nosotros trabajamos con el árbol, estamos tomando contacto con toda la información que está ya codificada y que se transmite energéticamente y está dentro nuestro, en nuestras células. Sino no habría ninguna manera que una persona que representa a otra en un círculo de sanación pueda sentir exactamente lo que siente esa persona o ancestro: hablar de la misma manera, o ejecutar acciones que han ejecutado”.
La “Conciencia familiar”.
Las Constelaciones Familiares “son un instrumento a través del cual podemos mirar más allá de nuestra historia personal y conectarnos con el sentido profundo que nos habita y se refleja en nuestra vida cotidiana. Como individuos formamos parte de distintos grupos, comenzando por nuestra familia”, señala.
Y va más allá para decir que “muchas de las dificultades que tenemos para lograr lo que deseamos, o para sentirnos plenos tienen su raíz en hechos que pasaron dentro de la ‘conciencia familiar’ con la que estamos vinculados inconscientemente. Algunos de estos hechos son, por ejemplo, guerras, inmigraciones, dificultades económicas, embarazos perdidos, enfermedades, accidentes y separaciones, entre otros. Muchas veces estos acontecimientos o personas son excluidas del sistema familiar, no se los considera parte, no se los puede reconocer como algo o alguien importante para la familia. Y al suceder esto nos encontramos implicados con estos hechos por un amor ciego”.
Movimiento sanador.
“Al traer a la luz esas conexiones o implicancias, algo se transforma en nuestro interior y genera un movimiento sanador que tiene consecuencias en múltiples niveles de nuestra existencia”, continúa.
La doctora Moreiras sostiene que “participar en un taller de Constelaciones Familiares nos permite comenzar a ver cuál es nuestro lugar en la familia -y cómo influye en los diversos grupos de pertenencia de los que formamos parte luego-, de qué manera nos fortalecemos o debilitamos según qué lugar estamos ocupando, hacia dónde está fluyendo nuestra energía dentro del sistema, permitiendo que el amor fluya nuevamente en nuestras relaciones y que nuestra vida recupere su fuerza”.
La bioconstelación.
Pero la médica no hace sólo constelaciones familiares, sino también bioconstelación, “una nueva metodología que a través del reconocimiento del orden ancestral permite restablecer los conflictos emocionales, sociales y físicos, a nivel de salud. Todo lo que aparezca en nuestra vida como bloqueo viene a partir de una historia que está en nuestras células, en nuestro ADN… no como una cuestión solamente bioquímica sino también como una cuestión energética”.
Indicó que “desde las bioconstelaciones lo que se hace es acelerar los procesos de equilibrio en nuestro interior y nuestro entorno familiar. ¿La diferencia con las constelaciones familiares? Que estas sirven para clarificar esos patrones repetitivos que impiden nuestro crecimiento sano en distintas áreas de la vida, y por medio del orden –también llamado ‘orden del amor’- orientarnos al presente y al futuro de una manera más creativa. Y por lo tanto más sana…”.
El alma ancestral del alma.
Se esmera en explicar. “Cuando trabajamos bioconstelaciones estamos conectando con el alma ancestral del árbol, y al comunicarnos estamos entrando en el conocimiento de que cada uno de aquellos ancestros, sean conocidos o desconocidos, nos han dejado para resolver los problemas que estamos teniendo ahora. Que no son otros que la reiteración de problemas que no se han resuelto en el árbol. ¿A cuántos les ha pasado de tener una situación y se enteraron luego que un abuelo, un bisabuelo, un tatarabuelo pasó por lo mismo, y no lo pudo resolver?”.
“Nuestro árbol”.
Y amplía: “Lo que nosotros hemos trabajado con la biodecodificación y la filosofía llamada constelación familiar son justamente las conexiones que nos dan nuestros ancestros, nuestro árbol. Eso es un códice, es exactamente igual que la genética… para conocernos, para reflexionar, para dejar atrás sentimientos e emociones que nos perjudican actualmente y que muchas veces nada tienen que ver con nosotros. A veces nacemos bajo la sombra de un ancestro… Por ejemplo si nacemos en una fecha que coincide con el nacimiento o muerte de algún ancestro, o de algún familiar cercano, no estamos viviendo totalmente nuestra vida. También estamos viviendo parte de la vida de esa persona”. Y es verdaderamente asombroso tener que coincidir en que algo de eso tiene que haber… aunque como ya dije,como en mi caso, no tengamos demasiados conocimientos del tema.
Experiencia personal.
Gabriela ha pasado por muchas pruebas, y lo cuenta. “Soy viuda dos veces, y tuve que confrontar primero la pérdida de toda mi familia en un solo año. En el momento que me separé de mi marido no sabía que estaba embarazada; después vuelvo a formar pareja cuando mi hijo tenía seis años. Lo cierto es que el padre de mi hijo biológico fallece cuatro meses antes que mi marido. Soy viuda hace 11 años, y todo eso me confrontó en los grandes dilemas del árbol, porque yo estaba repitiendo la historia de mi familia… mi madre había quedado sin pareja en mi nacimiento; mi abuela había quedado viuda con 43 años. Yo enviudo a los 45 años… todas viudas jóvenes en el árbol, que nos quedamos con un hijo y otro que venía en camino y no pudo nacer. Se repetían muchos patrones, pérdidas familiares masivas… Yo vengo de dos ramas dificilísimas: la guerra civil española por una parte de mi familia; y por la otra el holocausto… Ahí empieza mi curiosidad por el árbol y empiezo a estudiar”, recuerda.
Lo que viene.
Esas vivencias la llevaron a investigar. “Soy creadora del método biocons… y lo que voy a hacer en La Porfiada es justamente una rueda de biocons. Vamos a bioconstelar, a trabajar ancestralmente los árboles y empezar este hermoso camino de sanación para muchos”.
Admite que habrá personas a las que no les guste… “No digo que es fácil, porque cuando uno va a sanar hay que salpicarse de barro. Y por eso digo: a algunos puede no gustarles; y otros simplemente se sacudirán el barro y seguirán adelante. Depende de la posición que tenga la persona con respecto a sanar, pero nadie se va igual de una rueda de constelaciones familiares, o de bioconstelaciones o de biocons. Lo que cada uno haga con ese material va a ser importantísimo, pero hay que procesarlo… no es magia; no es me voy a tirar las cartas y después le cuento al vecino lo que me pasó. No. Hay que traspasarlo por uno, por el cuerpo, la mente, el espíritu…”.
Finalmente luego de escucharla –y haber leído antes contenidos parecidos a los que Gabriela explica- debo admitir que últimamente me están interesando algunas cuestiones menos materiales (aunque ciertamente nunca fui demasiado codicioso). Y también que algunos conceptos observados en estas cuestiones, que todavía me resultan muy misteriosas, me van modificando pensamientos…
Y confieso: lo que voy conociendo de estas experiencias espirituales se me aparecen verdaderamentre fascinantes… ¿O me van a decir que no es así?
Creer o no creer.
¿Qué son las constelaciones familiares? Se trata de una manera –un tipo de terapia grupal o individual- para saber si se están repitiendo patrones de comportamiento “heredados” de la familia, y poder luego gozar de relaciones más sanas y conscientes. Con ese método se tratarían diversos temas como problemas con sus allegados, con el trabajo, con la pareja y con emociones como el abandono, la tristeza, y también con enfermedades.
Están quienes creen firmemente en esto; y naturalmente los que entienden que se fabula en torno al tema.
Los que lo practican sostienen que es una nueva forma de sanación externa. En el caso de la serie “Mi otra yo”, que ha batido récords de audiencia, la trama es en torno a un gurú llamado Zaman, quien lleva a cabo sesiones de constelación familiar.
Para reflexionar.
“Mi otra yo” no sólo toca temas valiosos que atraviesan a todos, sino que lo hace a través de una dinámica terapéutica que tiene gran repercusión en la actualidad: las constelaciones familiares, utilizadas para resolver conflictos y favorecer el crecimiento personal.
Trata de tres amigas que viajan a un pequeño pueblo en Turquía para que una de ellas se recupere del cáncer. Pero en ese viaje hay recorridos interiores para todos y todas con una invitación común: encontrarse y sanar su pasado.
Los que se animan indican que sirve para reflexionar sobre los temas humanos más profundos, desde el valor de la amistad a la importancia de sanar errores y traumas del pasado, incluso de los antepasados del entorno familiar.
¿Qué dice la doctora Gabriela Moreiras sobre esa serie? “Lo primero para decir es que ‘Mi Otra Yo’ es una ficción que lo que busca es acercar a la gente a este nivel, a este mundo. No se puede, bajo ningún concepto, plasmar en una serie o en una película lo que realmente hacemos nosotros. Esa serie es simplemente una cuestión de acercar a la gente hacia un lugar que le sea más fácil para entender”, argumenta.
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