De "lavacoches" a entrenador
"Hay que sacar a los pibes de las calles", es una frase que se escucha frecuentemente porque preocupa que los niños y niñas hagan "travesuras" en los barrios, anden solos por la calle, pero quizás eso pasa porque no tienen un lugar al cual ir a divertirse de forma cuidada. No importa si las actividades son deportivas, aprender a tocar un instrumento, pintar cuadros, lo que sea; lo que es necesario es que los chicos estén entretenidos fuera del horario escolar, y más aún en época de vacaciones.
Marcelo Lucero junto a un grupo de vecinos siempre observaba que los niños y niñas del barrio Villa Parque jugaban al fútbol en la calle o se juntaban en una lagunita de la zona para pescar, jugar o "hacer travesuras". Fue así que crearon, a fines de 2018, la escuelita de fútbol "Pequeños Gigantes"; sí de fútbol pero no deja de ser una escuela porque para ellos primero está la educación y más aún en pandemia, donde muchas familias fueron arrasadas económicamente y no tenían para comprar utensilios escolares. La escuela fue creciendo y creciendo que ahora los sueños son muchos más grandes, como participar en la Liga Cultural.
En una entrevista con Lucero por el programa La Pampa Va -que se emite todos los domingos por Radio Noticias-, Lucero contó que su compañera de vida siempre vivió en Villa Parque y que por eso conoce cada rincón. Juntos tienen dos hijos: un niño y una niña.
Trabajar de lavacoches.
Marcelo fue lavacoches durante once años en la intersección de las calles Sarmiento y Pellegrini. Todas las mañanas se acercaba al lugar a las 6 de la mañana junto a su pequeño hijo. El horario era muy importante porque pasadas las 6 y media llegaban todos los trabajadores del Poder Judicial, ubicado sobre Pellegrini, y era muy importante captar los clientes, además de acomodar los vehículos. El trabajo de "trapito", como se suele escuchar, lo realizó por más de una década y logró que la Municipalidad les baje el agua para poder llenar los baldes con más facilidad. Luego le ofrecieron otro trabajo y dejó la esquina.
Marcelo señaló que cuando era chico le gustaba mucho jugar al fútbol. "Pero por circunstancias de la vida tuve que salir a trabajar para ayudar a mis hermanas", contó y recordó que jugó en la primera del club Mataderos donde ganaron la copa Presidente. "Muy lindo recuerdo", destacó y subrayó: "Me gusta el deporte y más que nada ayudar a los niños". Es por ello, que desde el año pasado encaró la carrera Diplomatura en Deporte Social que se dicta en la Universidad Nacional de Hurlingham, donde para aprobar virtualmente, debe enviar videos de los entrenamientos.
"Pequeños gigantes".
Pero ahora está a la cabeza de la escuela "Pequeños gigantes", donde el objetivo primordial es "entretener a esos chicos que andaban en la calle, que quizás no andaban en la calle porque sus padres no les dan atención, sino porque tienen que trabajar y no puede estar con ellos. Sabemos que muchos no pueden pagar un club y hay muchos con condiciones". Además, señaló que no existen espacios recreativos cerca del barrio, únicamente el polideportivo Butaló, donde "a veces brindan deporte y a veces no. Lo que se necesita es participación para los niños, que puedan ir a algún lado".
En un principio, por unos meses, alquilaron la cancha de Fabián "Mono" Olguín sobre la calle Telén, que es de fútbol 5. Luego junto con Mario Tomaso se sumaron a trabajar con Marcelo. "Cuando empezamos con la escuelita se anotaron ocho niños, no alcanzamos a llenar la canchita de fútbol 5", se rió y afirmó que el año pasado terminaron con 66 niños y niñas, "casi 70 porque había algunos que iban pero no estaban inscriptos".
En ese sentido explicó que más allá de que la escuela es para que los chicos pasen el día, es fundamental que todos estén inscriptos. "Estamos muy bien organizados, les hacemos un permiso para que los padres y madres sepan que los días de entrenamiento están con nosotros", agregó.
Los pequeños jugadores van desde los 4 hasta los 18. Si bien desde un principio solo iban a entrenar con niños de hasta 15 años, las circunstancias no lo permitieron porque muchos se querían sumar igual. "Ahora es hasta 18 porque hay chicos que vienen y nos dicen: 'Profe, ¿podemos venir a entrenar con ustedes?'. Se van sumando", remarcó.
Apoyo de vecinos.
Pero llegó un momento donde la cancha de fútbol 5, que en un principio no podían llenar, quedó chica. Entonces entre todos los vecinos comenzaron a buscar predios posibles para realizar las clases de entrenamientos. Luego de una larga búsqueda, le ofrecieron el espacio verde del ex Che Guevara en Lope de Vega y Hucal. "Los vecinos lo consiguieron y ahora nos mudamos para allá", dijo.
Contó además que realizan competencias con otros clubes barriales. "El año pasado tuvimos la suerte de que nos invitaron al torneo que organizó el Elyon y pude participar con tres categorías (2007, 2010 y 2011), con dos salimos campeones y con los más chiquitos subcampeones", expresó orgulloso.
Pecheras donadas.
Obviamente que el presupuesto es inexistente y los jugadores comenzaron a participar con pecheras donadas por los vecinos y funcionarios públicos, quienes además les alcanzaron pelotas. "También recorro las distintas casas de deportes y en algunas compro cinco o seis pelotas, y me donan dos; o compro algunos conos y tortuguitas y me donan otro par", afirmó.
Recién el año pasado, a través de una rifa, pudieron comprar las camisetas, rojas y negras, con el escudo "PG" estampado en una de las mangas. En tanto, este año, se propusieron comprar los pantalones.
El sueño de la Liga Cultural.
Uno de los mayores sueños que tienen en la escuelita es lograr participar en la Liga Cultural de este año. "Estamos reuniendo todos los papeles para presentar, está todo encaminado para ser locales en la cancha de Santa Rosa. Un abogado amigo nos está ayudando para poder inscribirnos como club Villa Parque que ya tuvo participación en la Liga y hay que rever porque ya estuvo asociado", explicó. Ante esta oportunidad y como ya se crearon varias categorías, se sumaron otros profesores: "Beyi" Torino, Daniela Roldán y Walter Ordoñez. "Mi objetivo es que los nenes no dejen de practicar deporte y que se diviertan, que no tengan la presión siempre de ganar como se les exige en otros clubes", cerró.
Estudiar durante la pandemia.
La escuelita de fútbol "Pequeños Gigantes" no deja de ser una escuela, donde el principal objetivo es que los niños estudien. Lucero explicó que por la pandemia muchos que "estaban sin trabajo no podían comprarle las cosas" para estudiar. "Con mi señora y el grupo de profesores que tenemos organizamos una rifa y compramos unos kits escolares y les donamos a los chicos de la escuelita para que ellos pudieran iniciar las clases que, más allá de que eran virtuales, necesitaban un cuaderno para escribirlas".
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