Déficit externo récord en el primer trimestre: el nuevo endeudamiento ya se fue de viaje
Por Sebastián Lastiri*
Según el INDEC, el primer trimestre de 2025 cerró con un déficit de cuenta financiera de USD 7.229 millones, confirmando la persistente incapacidad del gobierno para revertir el desequilibrio externo. En solo tres meses, el país perdió más divisas de las que recibió por el reciente acuerdo de financiamiento con el FMI, cuyos USD 6.000 millones ya fueron absorbidos por el sistema sin dejar margen de acumulación de reservas.
El monto es similar a los USD 7.163 millones de déficit del mismo período de 2023, afectado por la profunda sequía de ese año. Sin embargo, Hay que remontarse a 2018 para encontrar un primer trimestre con mayor nivel de déficit que este. La dinámica recuerda a la vivida en aquel entonces, cuando bajo la gestión del actual ministro Luis “Toto” Caputo, la cuenta financiera registró un déficit mayor a USD 9.500 millones y terminó derivando en el restablecimiento del cepo cambiario al año siguiente. En este escenario, la historia parece repetirse, en un contexto en el que Argentina sigue "cara en dólares" para mantener una falsa estabilidad con fines electorales, mientras el mundo aparece como una alternativa barata para quienes pueden viajar o comprar en línea, acelerando así la salida de divisas del sistema.
Uno de los datos más ilustrativos de esta fuga silenciosa es que USD 4.300 millones se destinaron a turismo y transporte internacional. Esta salida de divisas encuentra su origen en un tipo de cambio retrasado de forma insostenible por el propio gobierno, con endeudamiento externo de corto plazo y con fines electorales. La liberalización irrestricta de importaciones acentuó la fuga, que el gobierno no logra contener ni compensar con dólares genuinos provenientes de exportaciones ni inversión.
Si bien desde el oficialismo se insiste en mantener un superávit fiscal (que ya no existe), los datos de la cuenta financiera muestran que el verdadero problema reside en la vulnerabilidad externa estructural. La baja competitividad, la falta de reservas genuinas y la liberalización sin compensaciones que mejoren la competitividad reeditan un modelo insostenible que ya fracasó.
Con este nivel de déficit externo, se vuelve inevitable preguntarse cuánto falta para que la dinámica obligue a una nueva modificación del mercado de cambios. El ajuste, más temprano que tarde, llegará por el lado de la devaluación. El gobierno podrá presentarlo como la "fase 4" de su programa económico, pero en realidad será la consecuencia directa de su incapacidad para corregir los déficits estructurales de la Argentina ganando en competitividad. El atraso cambiario de 2018/2019 con fines electorales ya nos costó a los argentinos USD 45.000 millones. ¿Cuánto nos costará este?
* Economista. Director de la Agencia de Inversiones y Comercio Exterior de La Pampa (I-Comex)
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