Detuvieron a Parra en Cipolletti por el crimen Agustina
Aunque en un principio todas las miradas apuntaban hacia él y a que a la madre de la víctima lo apuntaba como posible autor, Pablo Parra había logrado sortear las sospechas y las pericias de los investigadores. Pero finalmente parece que sus coartadas ya no dieron resultado y por eso ayer fue detenido por el femicidio de Agustina Fernández, la joven santarroseña de 19 años que residía en la ciudad rionegrina de Cipolletti para seguir una carrera universitaria.
Parra es el dueño del departamento donde atacaron a Agustina y el fiscal Martín Pezzetta "reunió con muchísimo sigilo las pruebas que lo comprometen y lo acorraló después de seis meses de investigación", según confirmó ayer a primera hora el diario Río Negro.
La formulación de cargos se esperaba para el correr del día jueves y si la imputación de autor del crimen avanza, será juzgado en un juicio por jurados.
De acuerdo al informe publicado por el matutino rionegrino, uno de los datos clave para el giro radical que tomó la causa fue el ADN de Parra. "Hallaron rastros en un retazo de una prenda de vestir que flameaba en el alambrado del patio de su vivienda. Esa pista fue determinante para que el fiscal ponga decididamente los ojos en él, pero no fue el único", se explicó.
"Pruebas científicas ubican al sospechoso en el lugar de los hechos", fue la escueta respuesta de fuentes allegadas a la investigación. Intervenciones telefónicas, análisis forenses en algunos celulares y cuentas de redes sociales y numerosos ADN formaron parte del paciente camino recorrido no solo por el fiscal sino también por la comisión policial exclusiva.
El diario de la provincia vecina recuerda que el mismo día que renunció el ex ministro de Economía Martín Guzmán y que en el país se producía una disparada del dólar, Agustina se quedó en el departamento de Parra, en un complejo de la calle Confluencia al 1300 de Cipolletti.
Ella vivía en ese mismo predio pero según se supo después había entablado amistad con Parra, un trabajador petrolero de 24 años. Él le prestaba el lavarropas y le ofrecía compañía y contención. La víctima, de 19 años, había llegado en marzo de La Pampa para estudiar medicina en la Universidad del Comahue.
Se conoció luego que estaba en una incipiente relación con otro joven, aunque siempre sobrevoló la sospecha respecto a las verdaderas intenciones de Parra. Este también será un aspecto que tomará los acusadores para referirse a la motivación, indicó el diario.
No fue robo.
El sábado 2 de julio a la tarde, Parra dejó sola en su departamento a Agustina y se fue a comprar helado. En medio declaró que pasó por la casa de su papá. Se ausentó por espacio de dos horas y en esas circunstancias alguien ingresó al inmueble y la atacó salvajemente. Murió en el hospital esa misma semana luego de que se confirmara que no tenía actividad cerebral.
Parra denunció un robo. Puntualmente adujo que se llevaron dólares en medio de la corrida cambiaria. No lo admitió abiertamente, pero en una entrevista en radio deslizó que compraba y vendía billetes estadounidenses a pedido de algunos amigos y conocidos.
Pasó el tiempo y las sospechas sobre Parra se diluyeron ya que no había pruebas concretas que lo involucraran en el crimen. La mamá de Agustina, Silvana Cappello, había manifestado públicamente sus dudas sobre el rol del joven en la muerte de su hija.
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