“Hay que hacer prevención desde edades muy tempranas”
La enfermedad coronaria provocada por exceso de colesterol “es muy difícil de detectar, porque no registra síntomas”. Para prevenirla, debemos “educar en buena alimentación, promover conductas saludables y estimular cambios de hábitos desde edades muy tempranas”, dijo Fabio Russo.
La formación de placas en las arterias por acumulación de colesterol, grasa y otras sustancias, conocida como ateroesclerosis o endurecimiento de las arterias, “es una enfermedad extremadamente difícil de detectar. Si bien pueden existir síntomas en momentos previos a la oclusión de una arteria, como agitación, falta de oxígeno y dolor en el pecho o en el estómago, en general resulta un proceso totalmente asintomático”, advirtió Fabio Russo.
Entrevistado en La Parte y el Todo (Televisión Pública Pampeana), el cardiólogo enfatizó la necesidad de “estimular la prevención y educar desde temprana edad para sostener una dieta saludable y buenos hábitos”, que permitan reducir la incidencia de episodios cardíacos graves. “Hay distintos tipos de prevención, como la secundaria cuando el paciente ya registró un infarto y queremos prevenir que ocurra de nuevo”, comentó. En estos casos “la arteria ya está enferma, por lo cual esta prevención requiere tratamiento y un cambio de hábitos”.
En edades tempranas se desarrolla una “prevención primordial”. Russo recordó los “estudios del español Valentín Fuster y su equipo de colaboradores, sobre grupos de niños de jardín de infantes y escuelas primarias”, cuyos resultados desnudaron la existencia de índices elevados de colesterol. “Debemos educar a los niños sobre una adecuada alimentación y estimular la actividad física” dijo y aclaró que “en Santa Rosa algunas escuelas y colegios implementan kioscos saludables, eliminando golosinas y dejando frutas y barritas de cereales”. Y contó que “en algunas ciudades europeas es posible observar cientos de personas mayores de 80 años ejercitándose en bicicleta, como parte de una estrategia de salud”.
Lo que daña es el exceso.
“El colesterol y los triglicéridos no son malos. Los problemas derivan de un exceso de estas sustancias” en el torrente sanguíneo. Las grasas “tienen una función específica en el organismo”. Por ejemplo, “cumplen un rol clave en el cerebro y resultan esenciales para formar la membrana celular: sin colesterol no podríamos producir paredes celulares”. Según Russo, “son los excesos y ciertos tipos de lípidos los que generan problemas”.
Pero si bien la dieta resulta importante, no hay un factor determinante por sí solo. “Registramos pacientes veganos y vegetarianos con colesterol elevado, porque es una condición que puede provenir también de un trastorno genético”. Por eso, “para evitar esta enfermedad a largo plazo se requiere hacer prevención primordial en edades muy tempranas”, reiteró.
Lamentablemente “hoy estamos observando niveles de obesidad alarmantes en las escuelas primarias”. Distintos trabajos de investigación han demostrado que “hay bebés con placas de colesterol en la arteria aorta, precisamente porque son sustancias necesarias para funciones vitales y están en el organismo desde las edades más tempranas”.
De todos modos, la predisposición se incrementa por conductas de sedentarismo, mala alimentación y patologías asociadas como hipertensiòn arterial o diabetes. “La prevención primaria es la que iniciamos cuando detectamos estos factores de riesgo, pero todavía no hubo infartos”. Entre los 30 y los 50 años, “recomendamos los tradicionales chequeos médicos que permitan evidenciar la presencia de placas”, las cuales pueden ser detectadas a través de “diversos métodos, entre ellos pruebas de esfuerzo físico y diagnóstico por imágenes como ecografías o tomografías coronarias”.
La detección de una sola placa “basta para señalar una alarma de riesgo cardiovascular en un paciente”.
Formación de placas.
Las grasas de nuestros alimentos son absorbidas por el intestino “en forma de triglicéridos, una molécula muy grande que al pasar por el hígado se transforma en triglicéridos más pequeños, colesterol y lipoproteínas”, distribuidos a través del sistema sanguíneo para distintas funciones orgánicas. “Cuando este colesterol resulta excesivo empieza a circular un nivel demasiado alto que se acumula en forma de placas sobre las paredes internas” de los grandes vasos.
Las placas de colesterol “anulan en parte la función de esta pared interior, porque la arteria se inflama y el tamaño de la placa va aumentando”. Este proceso no genera ningún síntoma y “por eso es tan importante detectar su presencia, ya que pueden tener placas personas que juegan al fútbol o hacen otros deportes sin evidenciar ningún problema”.
Russo recordó que hace algunos años un equipo de profesionales pampeanos realizó “un relevamiento en todos los clubes de fútbol de la provincia, con análisis médicos (electrocardiogramas, presión arterial, estatura y peso) a todos los jugadores de la liga, desde las categorías inferiores hasta la primera”. Los resultados mostraron “una incidencia altísima de presión arterial, que no estaba diagnosticada”, reveló.
“Consumimos mucha carne y pocas verduras. Deberíamos hacer más actividad física, controlar la presión periódicamente y hacernos análisis de sangre, porque el colesterol es un enemigo silencioso”, advirtió.
Cuando una arteria alcanza “un porcentaje muy elevado de placas, puede ocurrir que alguna de éstas se rompa, sumando un trombo al torrente sanguíneo: si llega al corazón produce un infarto de miocardio y si alcanza al cerebro, un ACV”. Aunque sería posible “volver atrás la placa con dosis muy altas de medicación, lo más frecuente es que logremos estabilizar esa placa mediante altas dosis de estatina, una medicación que la endurece, evitando que se rompa y estabilizando la enfermedad”. De todos modos, el mejor aliado es “generar un cambio de hábitos, mejorar la alimentación, hacer ejercicio”, concluyó.
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