La Masacre de Jacinto Arauz
El 9 de diciembre de 1921, hace cien años, se producía la llamada Masacre de Jacinto Arauz. En este artículo repasamos el conflicto y homenajeamos a Jorge Etchenique, quien a través de sus investigaciones dio vida a los trabajadores más allá de los textos.
Vanina Hauser *
En la interminable llanura pampeana de los años 20, aparte de cereales se cultivaban injusticias y se cosechaban rebeldías. Indígenas vencidos, criollos pobres del campo y de la ciudad y los más pobres de la inmigración, sujetos que habían quedado fuera del “progreso” y que sobrevivían en los bordes del aparato productivo, conformaban un amplio sector de trabajadores víctimas de un contexto adverso. Desocupación, miseria e inhumanas condiciones de vida y laborales daban lugar a un cóctel explosivo cuando se sumaban los ingredientes de la represión estatal amparada en dos leyes infames como la de Residencia (4.144) y la de Defensa Social (7.029).
Trabajadores en conflicto.
El aplastamiento de la huelga de los obreros de “La Forestal” en Chaco, el asesinato de trabajadores de Gualeguaychú por parte de la Liga Patriótica Argentina y el fusilamiento de 1.500 peones en Santa Cruz ejecutado por el ejército argentino al mando del coronel Héctor Varela, fueron solo algunos de los episodios más virulentos de la conflictividad rural entre 1919-1921. Eran tiempos donde los trabajadores no contaban con derechos reconocidos. El estatuto del peón recién llegaría en 1944. Enfrentarse al sistema capitalista opresor y a las clases dominantes se pagaba con la propia vida.
El Territorio Nacional de La Pampa no fue ajeno a aquel clima. Jorge Etchenique ha sabido mostrar las desgracias, tragedias y utopías de esos seres invisibilizados y olvidados del mundo rural pampeano. Hoy a 100 años de los trágicos sucesos de Jacinto Arauz se impone naturalmente la necesidad de rendir homenaje a quien primero en Conflictos Sociales en La Pampa (1999), luego en Pampa Libre (2001/2011) y a lo largo de una extensa producción investigativa y literaria, recuperó de la noche del olvido a estos sectores subalternos para darles vida más allá de los textos. Allí estibadores, hacheros, carreros, bolseros y braceros, individuos despojados de todo derecho pero con una elevada conciencia de clase, merced en gran parte a la prédica anarquista, emergen como actores sociales y políticos que resisten y dan pelea sin tregua a un brutal sistema capitalista encarnado en los grandes propietarios, las firmas comerciales y el aparato estatal.
La masacre de J. Arauz.
Los esfuerzos de los bolseros por lograr mejores condiciones salariales y de trabajo no eran nuevos. Hay registros de huelgas de estibadores en Rojas en febrero de 1916 y en Ingeniero White/Puerto Galván, contra la casa Dreyffus, en ese mismo mes de 1917. A partir de 1919 cobraron mayor intensidad hasta alcanzar su pico máximo dos años más tarde. En Vertiz, en enero de 1921, la represión de una huelga de estibadores llevó a la cárcel a varios españoles y en Alpachiri, un conflicto similar terminó en junio de 1920 con el despido de todos los trabajadores por parte de la empresa Ferrocarril Pacífico y la casa acopiadora de cereal. Como castigo final la policía los expulsó del pueblo.
El 9 de diciembre de 1921, en Jacinto Arauz las cosas se salieron totalmente de cauce. En el origen del conflicto hay un pliego firmado y no cumplido por las casas cerealistas que estipulaba un peso máximo de 70 kg para las bolsas, su traslado caminando y no al trote y pagos extras para trabajos que no hacían a lo específico del bolseado. Una conquista adicional era la eliminación de la figura del capataz que, según el convenio, sería puesto por los mismos trabajadores. Todas reivindicaciones mínimas que los estibadores, adheridos a la FORA V anarquista (Federación Obrera Regional Argentina), pensaban defender a cualquier costo.
Aquí el conflicto contó con los mismos actores sociales que en Alpachiri pero con una diferencia: el arribo de crumiros o esquiroles (los carneros de la actualidad) procedentes de la Asociación del Trabajo filial Bahía Blanca para reemplazar a los huelguistas. Junto a ellos vino Arturo Cataldi quien se presentó como el nuevo capataz desconociendo al designado por los mismos trabajadores. El desenlace sobrevino con la actitud policial de conducir a todos los bolseros a la comisaría a “dialogar” cuando en realidad el objetivo era desarmarlos por la fuerza. Este engaño, comprobado por el Juez y explicitado en su sentencia como causa del enfrentamiento que sobrevino en el patio del destacamento policial, tuvo como saldo dos bolseros y cuatro policías (dos oficiales y dos agentes) muertos y heridos en ambos bandos.
Esa mañana cuatro balas de Winchester mataron al bolsero santiagueño Carmen Quinteros. Su compañero Martín Llabrés murió más tarde también a causa de los disparos. El resto de los bolseros heridos o apresados por la policía fueron torturados y otros lograron escapar, lo que desató una verdadera cacería humana con ayuda incluso de policías de localidades vecinas. No hay certeza sobre el final de todos aquellos “rebeldes” ni se descarta que haya habido más muertos.
Desde la capital pampeana, el estudio del doctor Corona Martínez junto al doctor Pedro E. Pico asumieron la defensa de los 14 estibadores apresados, quienes cumplieron condenas en Santa Rosa y General Acha. Los “agentes del orden” fueron todos absueltos.
La conmoción producida por estos hechos alertó al gobierno. Sobrevolaba el rumor de “un plan general para realizar un movimiento subversivo” y temían “nuevas comisarías asaltadas”. Se inició una campaña de persecución contra los bolseros que incluyó la clausura de locales de la Unión de Trabajadores Agrícolas, allanamientos de domicilios en localidades vecinas como Bernasconi, Villa Iris y Villa Alba y la detención de delegados.
Voces de los oprimidos.
Jorge Raúl Etchenique nació en Colón (Entre Ríos) el 4 de mayo de 1947. Fue el menor de 3 hijos de Carmen Arreseigor, modista, y de Juan José Etchenique, comisario y jefe de policía. Leonel, su hermano mayor, fue militante del Partido Comunista en Argentina y Chile. Tuvo una activa participación en la campaña que llevó a Salvador Allende a la presidencia. Nelda, su hermana, reside en Buenos Aires e integra la Compañía del Divino Maestro. Militante social y política, fue víctima de atentados de la triple A y colaboró en la protección y traslado de perseguidos políticos durante la última dictadura.
Graduado como Licenciado en Sociología en la UBA, en 1977 Jorge se trasladó a La Pampa a raíz de la persecución militar. Aquí trabajó primero en la oficina de la Prensa del gobierno y luego en el Departamento de Investigaciones Culturales donde se abocó a investigar sobre el pasado regional, a lo que sumó la enseñanza en el Instituto Superior de Formación de Docente. Fue miembro de la Asociación Pampeana de Escritores y del Instituto de Estudios Socio Históricos (UNLPam).
Autor de una profusa producción escrita que incluyó la investigación histórica, la narrativa y la poesía, su obra se caracteriza por recuperar las voces y utopías de los sujetos de los márgenes. Hombres y mujeres que, frente a la opresión y la exclusión, levantaron las banderas de la libertad, la justicia y la solidaridad. Así, los ferroviarios de General Pico, los bolseros de Alpachiri, los mártires de Jacinto Arauz, los editores del periódico Pampa Libre y otros tantos personajes reales o ficticios, gracias a Jorge hoy habitan nuestra memoria.
Memoria libertaria.
Los sucesos de Arauz descritos por Jorge Etchenique en “Flores rojas hasta el tallo” (1999), en Pampa Libre (2011) y en otros trabajos, encuentran un claro precedente en el trabajo pionero de Osvaldo Bayer (1927-1918) “Los rebeldes de Jacinto Arauz”, capítulo que formó parte del memorable libro Los anarquistas expropiadores (1975). Ambos autores reconstruyen, con algunos matices, lo ocurrido en esa aciaga jornada y así echan luz sobre un mundo poco explorado de personajes anónimos y excluidos que, pese a los diferentes orígenes nacionales, hablaban un mismo lenguaje: el de la libertad y la solidaridad.
Un código que también fue central en la vida de Etchenique y Osvaldo Bayer, quienes mantuvieron una larga amistad basada en la admiración mutua. La relación tuvo comienzo hacia el año 2000 cuando Bayer vino a Santa Rosa para presentar Pampa Libre, cuyo prólogo había elaborado, y se forjó al calor de sucesivos encuentros y luchas comunes como cuando se logró el cambio de denominación de la avenida General Julio A. Roca de Santa Rosa.
Pero en ese camino de flores también hubo espinas. La libertad de expresión, uno de los derechos más venerados por quienes trabajan con el pensamiento y la palabra, en pleno siglo XXI fue vulnerado. En abril del 2011 medios nacionales y provinciales se hicieron eco de la encendida denuncia de Osvaldo Bayer contra la censura impuesta desde el Ministerio de Cultura y Educación de La Pampa a cargo de Néstor Torres que impidió la presentación en la 37º Feria del Libro en el día asignado a la provincia de los libros Pampa Libre y Edgar Morisoli, el poeta del Sur, de Ana Silvia Galán.
Osvaldo Bayer el 16 de abril en Página 12 se preguntaba “Qué pasa con La Pampa”, a lo que agregaba “Etchenique, en su libro, habla de la libertad del ser humano, de la búsqueda de la paz, la igualdad y no existe ninguna mención violenta”. Tal vez allí estaba la respuesta.
El 3 de diciembre de 2011 con motivo de cumplirse 90 años de la masacre, la Asociación Pampeana de Escritores llevó a cabo en Jacinto Arauz el 25º Encuentro de las Letras Pampeanas con el nombre de Osvaldo Bayer, quien estuvo presente. Allí Jorge a su presentación “Los bolseros tienen la palabra”, sumó un emotivo homenaje a Osvaldo que denominó “Bayer y su paraíso”. Un texto breve pero intenso que invitaba a fantasear sobre los paraísos posibles y la magia de las noches estrelladas de La Pampa. Una década después y a 100 años de la masacre, este 11 de diciembre en el 35º Encuentro de las Letras Pampeanas, en Jacinto Arauz y sin Osvaldo, Jorge Etchenique fue el homenajeado.
Bibliografía:
– https://jorgeetchenique.wordpress.com/
– Asquini, Cazenave y Etchenique (1999), Conflictos sociales en La Pampa, FEP.
– Bayer, Osvaldo (1975), Los anarquistas expropiadores, Galerna.
– Etchenique (2011), Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina”, 2º edición, Ed. Voces.
* Profesora de Historia
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