Lunes 14 de julio 2025

“La peluquería y cantar son dos artes”

Redacción 02/03/2025 - 10.35.hs

Aquel pibe al que hace muchos años le regalaron una guitarra nunca soñó que alguna vez se presentaría en la China milenaria. Es peluquero de los buenos y comparte su oficio con la pasión por la música.

 

MARIO VEGA

 

La plaza se llena de acordes de guitarras y de voces, y los bailarines danzan divertidos y felices, mientras otra buena cantidad de público sigue con atención el espectáculo. Sucede sobre todo los fines de semana, cuando los cantores callejeros van con sus equipos de sonido a alegrar los atardeceres con la música.

 

Se ha tornado habitual que en el centro de Santa Rosa algunos artistas desplieguen su talento y sus ganas de hacerlo llegar al gentío que –mientras ellos se acomodan- se va acercando al ruedo.

 

Oscar Alfredo Ochoa (67) –Oscar Ochoa su nombre artístico- es el cantante que junto a El Indio Muñoz y Julio Boto, y algún otro que circunstancialmente se sume, desde hace años se instalan en la plaza San Martín y llenan el paseo de colorido y melodías.

 

Aquí y allá.

 

A esta altura resultan muy conocidos, tanto por lo que hacen allí como por su trayectoria que los ha llevado a presentarse en distintos escenarios. Basta recordar que en el caso del Indio Muñoz, estuvo en el Luna Park acompañando una noche al guatemalteco Ricardo Arjona. Y en lo que respecta a Oscar hay que decir que le tocó en suerte cantar en distintas provincias, y también –aunque muchos no lo saben- hizo lo suyo en el exterior. Porque se presentó en Chile y Brasil, pero también en Miami se dio el gusto de estar. Aunque supongo que su aventura más exótica la debió vivir cuando estuvo 25 días actuando en China. Nada menos.

 

Mejor compañero.

 

Nacido en Toay, en la casa de su abuela –en tiempos en que los partos no se hacían siempre en un sanatorio u hospital-, es hijo de Nino, peón rural; y de Lidia, ama de casa. La familia la completan sus dos hermanas, Norma y Claudia; y su hija (Daniela) que a su vez tiene tres retoños.

 

Hizo la primaria en la Escuela 5 de Toay, y el secundario en la ENET 2 de Santa Rosa. “Era buen alumno y nunca me llevé una materia… y además tanto en la primaria como en el secundario fui elegido el mejor compañero, y eso es incomparable”, cuenta con orgullo.

 

De aquella época son sus amigos Poli García (hoy viviendo fuera del país), Orlando González, Carlos Soria, los Larregui, y varios más.

 

Aquella guitarra.

 

Rememora que su primer trabajo más o menos serio fue como “pintor de autos un par de años”, y después hizo el curso de peluquería en Nora Lis y también en la Unión de Peinadores Argentinos.

 

Como le gustaba cantar quería tener un oficio que le diera tiempo para dedicarse a eso. “Es tal cual… el doctor Rey me operó las cuerdas vocales porque tenía un pequeño problema, y a partir de ahí tomé clases de canto, vocalización y guitarra”.

 

Siendo muy pibe, unos 11 años, en en un verano en una visita a Victorica su abuela María le hizo un regalo que empezaría a enfocarlo por el camino de la música. “El abuelo Ramón se había ido de la casa y dejó la guitarra abajo de la cama… ‘Espero que la use, que aprenda algo…’, le dijo la abuela. “Enseguida nomás me fui a la casa de un tío que me enseñó los primeros tres tonos, Y aprendí a cantar una zamba, y otras cositas de folclore que es lo que más me gusta””.

 

Distinto género.

 

Con el paso del tiempo Oscar fue integrando otros géneros, como melódico, bailable… “He ido a cantar a un pub por ejemplo y te piden otros ritmos… y yo menos reggaeton hago de todo: cumbia, cuarteto, y hasta me animo al mexicano. Y lo tengo que hacer porque en un show casi siempre se termina bailando: se arranca con melódico, sigue folclore y si hay bailarines es habitual que pidan una zamba, una chacarera, un gato…”.

 

Al principio lo acompañaba algún músico cuando lo contrataban, pero después de la pandemia “diría que me reinventé y empecé a cantar con pistas. Tengo originales que suenan como una banda, y a veces complemento con la guitarra”, explica.

 

¿Y el peluquero?

 

El Oscar Ochoa coiffeur se inició hace muchos años, un poco llevado porque era un oficio que le permitía manejar algunos horarios para dedicarle a su otra pasión: el canto y la guitarra.

 

“Son dos cosas que se llevan de la mano, y siempre digo que ambas son arte… la música es arte, y la peluquería es arte… Y me dediqué, es verdad, porque la peluquería te permite más tiempo para dedicar a lo otro al no superponerse los horarios”.

 

Los primeros años.

 

Vuelve a sus comienzos y cuenta: “En Toay, tuve tres años el local… hay que decir que cuando terminamos el curso mi profesor de peluquería, Juan Carlos Borda, eligió a los tres mejores alumnos y nos puso de socios a Oscar Miranda, Daniel Ubaldegaray y yo. Éramos cuatro socios, pero al tiempo me abrí y puse mi propia peluquería. Con el tiempo me trasladé a Santa Rosa”.

 

Aquí tendría su salón primero en calle Quintana casi Pellegrini. “Estuve ahí 32 años, y más tarde me trasladé donde estoy ahora”, dice refiriendo a la Avenida Luro.

 

Le gusta conversar a Oscar, y sigue al pie de la letra eso de no hablar “ni de política, ni de religión. Por aquí vienen artistas, deportistas, políticos… y viene gente de distintos pueblos. Diría que una decena de intendentes se cortan el cabello conmigo…”, dice sin la pretensión de alardear.

 

Con los famosos.

 

Le pregunto si le tocó atender a famosos y empieza a nombrar. “A los Cuatro de Córdoba les corté a todos; y Daniel Altamirano que siempre anda por acá me viene a visitar y le corto el pelo. Roberto Vicario (fallecido) también sabía venir. Y con Pampita Ardohain soy amigo, y hasta fui a su primer casamiento (con Barrantes). Antes que se fuera a Buenos Aires fui su peluquero, y más de una vez la llevé a Canal 3 donde tuve un programa. Es una ídola total… y a otro personaje que admiro de gran manera es Lionel Messi, no sólo por lo que juega sino por cómo se muestra como persona… Mirá eso que tengo en la pared…”, me indica: y se ven dos grandes posters, uno de Carolina y otro del mejor jugador del mundo.

 

Como futbolista… voluntarioso.

 

Cabe decir que a Oscar le gusta el fútbol, y mucho. Si bien se reconoce hincha de Boca no es fanático, pero sí le encanta que lo inviten a jugar (sssh!, que no escuche: es mucho mejor con la guitarra y las tijeras que con la pelota. Eso sí, tiene un enorme entusiasmo). Recordó que en el local de Avenida Luro estuvo hace un tiempo “Manteca” Martínez, aquel delantero uruguayo que vistió la azul y oro.

 

No obstante mi apreciación sobre sus supuestas virtudes futboleras Oscar no se achica y dice que en la familia son varios los que juegan bien: “Ahí están mis dos sobrinos que salieron a mí: Alexis y Maxi Blanco”. Y sí él lo dice.

 

Los músicos de la plaza.

 

El Indio Muñoz empezó hace por lo menos una década llevando su voz y su guitarra a la plaza San Martín, y más tarde se acopló Oscar Ochoa. “A mí me lo había propuesto una vez Rody Dickman (el papá de Paola Ruiz Díaz), y la verdad es que en ese momento no le presté atención, porque pensé que estaría medio solo y no sé si me iba a animar. Pero después El Indio me invitó, y la verdad es que está bueno”.

 

Y sigue: “¿Sabés por qué?, porque es folklore y van grupos de danza y muchos bailarines. Se juntan entre 300 y 400 personas todos los domingos, sobre todo si está linda la temperatura… sobre el final la gente nos pide un poco de pachanga y le damos el gusto”.

 

La plaza, una vidriera.

 

Se trata de un espectáculo a la gorra, y “la gente pone lo que quiere, pero a veces se recauda bien y es una ayuda. Por supuesto no como la peluquería que es más fijo porque yo le pongo el precio. Lo que tengo en cuenta es que estar allí todos los fines de semana nos sirve como promoción, como una vidriera, y de ahí salen muchas otras actuaciones: nos ven y nos contratan. En mi caso he llegado a tener dos o tres presentaciones por fin de semana que salen de estar en la plaza”, argumenta.

 

Oscar señala que “nos ven, nos conocen y nos contratan. Y en mi caso como tengo equipo de sonido llevo todo para el show, que tanto se puede dar en cumpleaños, casamientos o fiestas privadas… Incluso me tocó ir al interior, a Intendente Alvear, a Ingeniero Luiggi…”, completa.

 

Cantando en Miami.

 

Cuando empezó a cantar lo hacía por gusto, y se debe haber pellizcado Oscar cuando se vio cantando en Miami, o en China, y en otros tantos escenarios fuera del país. “Tuve muchas alegrías, porque ser representante argentino en el exterior, en distintos festivales es un gran orgullo. En Miami estuve dos meses a partir de un contacto que me hizo Víctor Hugo Godoy, que además me consiguió cuatro músicos allá… así que me presentaba con la banda armada. Me fue muy bien y me podría haber quedado porque tenía visa por seis meses… pero no podía abandonar tanto la peluquería”.

 

En la muralla China.

 

Después hubo una experiencia en Chile, y más tarde un fantástico viaje a la China milenaria. “Fue en 2017 y fuimos una delegación argentina de 18 personas: yo como cantante, tres músicos y un grupo de danza que se llama Tango Folk. Estuvimos en un festival que se hizo en Luoyang (a 800 kilómetros de Pekín), y canté en los pubs a los que nos llevaban… lugares más chicos como son esos espectáculos callejeros que se hacen en Cosquín”.

 

Se trató de una gira inolvidable porque aquel pibe de Toay al que un día le regalaron una guitarra, nunca imaginó que la música lo llevaría tan lejos. “Anduvimos allá 25 días, y por suerte pudimos conocer bastante: nos llevaron a conocer la muralla China, Shanghai que es muy bonito y Pekín (nombre en castellano de Beijing), la capital”, cuenta con entusiasmo.

 

Mejor voz del festival.

 

Y vaya si se ha dado algunos gustos Oscar Ochoa, el peluquero que canta. O el artista que, además es peluquero. “El año pasado participé del Festival Internacional de Folclore en Brasil” -en Cáceres, una de las ciudades más importantes en el estado brasileño de Mato Grosso-. Es bien arriba, en el norte de Brasil. Fuimos con una delegación de Argentina, y se presentaban doce países. Tuve la enorme alegría de que me consagraran como ‘la mejor voz’ del festival. Un orgullo tremendo, y una experiencia muy bonita porque pudimos mostrar lo que hacíamos”, agrega sonriente.

 

Tremendas mentiras.

 

En medio de la charla surge un tema que aún le duele a Oscar: “Me pasó por confiado… la pasé muy mal porque trataron de involucrarme en medio de tremendas mentiras. Fue por ayudar a una chica que vino a pedirme que lo hiciera… Hubo acusaciones injustas y por suerte se pudo comprobar que nada era verdad y así lo demostró la Justicia. Me pidieron disculpas, pero fue un trago terrible… Pero bueno, saqué la cabeza y acá estamos… salí adelante con mis cosas y ahora tengo una felicidad plena”, dice y prefiere ni recordar aquellos días.

 

Tratando de ser feliz.

 

Le pregunto qué le gusta más y no se decide. “Las dos cosas me gustan y me hacen feliz… La peluquería porque viene todo tipo de gente y charlamos… eso sí, sin hablar de política. ¿Si los del oficio somos chismosos? Diría que no… o no es mi caso, porque aquí trabajamos con turnos y los clientes casi no se juntan… donde no se dan turnos es incómodo, porque no se puede hablar con el cliente que estás atendiendo. Yo los doy y cada uno viene a su horario y prácticamente nunca tengo gente esperando”.

 

Tanto la música como su oficio de coiffeur le han dado cientos de conocidos, y se lo comento: “Es así. Tengo muchos amigos y otros que son conocidos. Y repito, trato de ser feliz siempre… a la gente falsa la esquivo; y a las cosas que me hacen mal las rechazo. Lo que me puede hacer infeliz lo reboto… trato de quedarme con lo positivo y vivo tratando de ser feliz…”, concluye.

 

La Escuela de Modelos.

 

Vinculado con su peluquería, cuando estaba en la calle Quintana, Oscar y Horacio Obialero tenían una Escuela de Modelos. “Como soy amigo de Pampita y estuve en su casamiento con Fabio Falkestein, pude conocer a Pancho Dotto. Un tipo simpático con el que creamos un vínculo que me permitió llevarle algunas chicas para modelar, como Daniela Barrio y una chica de Castex que ahora no recuerdo su nombre”.

 

Oscar tiene documentado en fotos la presencia en su local de peluquería de diversos artistas y menciona entre otros a Horacio Guarany, El Chaqueño Palavecino, Aldo Monges, Fernando de Madariaga, Tarragó Ross, a integrantes de los Tucu Tucu, Los Cuatro de Córdoba; las modelos Pampita Ardohain, Laura Bruni, Mariana de Melo y Adriana Brodsky.

 

Una vida en tres imágenes.

 

En la muralla.

 

Se ha dado algunos gustos con la música Oscar. Llegó al otro lado del mundo con su repertorio y tuvo la oportunidad de conocer la Muralla China. Algo que nunca había soñado.

 

En la peluquería.

 

Como coiffeur trabaja desde hace más de 45 años. Pampita Ardohain fue una de sus clientas. En la foto cortando el cabello a Víctor Hugo Godoy, de Los Cuatro de Córdoba. “Les corté a los cuatro”, señala.

 

Con artistas.

 

Distintos personajes del ambiente artístico confiaron en la habilidad de Oscar como peluquero. Una fue Adriana Brodsky, pero hubo varias más de distintos rubros del espectáculo.

 

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