Jueves 29 de mayo 2025

Le robaron la bicicleta al canillita más antiguo

Redacción 28/05/2025 - 09.20.hs

“Me cortaron las piernas…”. Parafraseando a Diego en el Mundial ‘94, Bocha Zimerman con una voz apenas audible por la pena le dijo a Pedro –a cargo de la Distribuidora de La Arena- que le habían robado su bicicleta. Era apenas pasada la medianoche de hace unas pocas horas cuando el emblemático canillita salió a la vereda y se encontró con la triste novedad: faltaba su bici que había quedado apoyada en la pared. Nada más ni nada menos que su herramienta de trabajo.

 

Fue un instante. Dejó el rodado fuera del diario porque en minutos iba a iniciar su rutina de todas las noches. No importaba que el clima se presentaba tan hostil, que la lluvia caía inclemente, y sin pensar que el frío invitaba más a quedarse en casa que a salir a trabajar.

 

Siempre el trabajo.

 

Julio César Zimerman (si lo llaman por su nombre ni se da vuelta Bocha), siempre supo que lo suyo era el habitual trajinar por las calles, y lleva con orgullo su condición de ser el decano de los canillitas de la ciudad.

 

“Sí, lo mío siempre fue el trabajo… mi padre que se llamaba Enrique era albañil, después fue camionero, y a mí tocó de bien pibe llevar baldes con mezclas y darle a la cuchara… Cuando andaba por los 15 ya repartía diarios… mamá era Ramona, una genia que se encargaba de todo en la casa, y sobre todo de nosotros que éramos cinco hijos… Familia muy humilde, bien de abajo, pero por suerte todos laburantes”, contó con esa sencillez que lo caracteriza.

 

La herramienta de trabajo.

 

Bocha, como otros varios que han sido canillitas reconocidos, se ha encargado por décadas de repartir La Arena sobre todo, pero también otras publicaciones. Son de esas personas que han puesto su cuerpo para llevar adelante su oficio de andar las calles de la ciudad. Y a Bocha se le nota en su rostro castigado por los fríos y la inclemencia de días y noches como estas, o por el calor sofocante pegando duro en los veranos. En síntesis, afrontando la circunstancia climática que toque, de lunes a lunes, con un muy escueto calendario de feriados en todo el año. Y para eso la herramienta fundamental es, claro, la bicicleta.

 

Pedalear y pedalear.

 

Y ese ha sido su trabajo desde hace casi 60 años. Pedalear y pedalear para llevar su carga de noticias; o también, alguna vez, pararse en algunas de las esquinas de la ciudad cuando la noche se va haciendo día.

 

Es verdad, la modernidad, la vorágine de los cambios que todo lo modifican, los fue raleando… En este tiempo los canillitas son un puñado que aún resiste, y que viven su oficio como en los viejos buenos tiempos cuando iban de una punta a otra de Santa Rosa.

 

El mejor de la ciudad.

 

Alguna vez contó que “los primeros años me movía 'a pata', y por un tiempo vendí en la Plaza San Martín. ¿Se acuerdan que los colectivos que iban a los barrios tenían ahí sus paradas?", evoca. Fue toda una sorpresa, de las buenas, cuando el gobernador Aquiles José Regazzoli le regaló "una bicicleta mini por ser el mejor vendedor de diarios de la ciudad", dice con humildad pero con verdadero orgullo. "El mejor de la ciudad...", ratifica por si alguien no tomó bien nota de eso.

 

"Y sí, soy peronista... Peronista y de River", reafirma con una sonrisa como para que a nadie le queden dudas.

 

Conocedor de la ciudad.

 

Bocha no es de hablar mucho, pero se suelta cuando alguien de este diario –algún viejo cronista que lo conoce desde siempre- le pide que cuente: “Debe haber poca gente que conozca tanto Santa Rosa como yo, anduve por todos los barrios, salvo los más nuevos de ahora. La vi crecer a la ciudad, y me asombra ver los cambios… Me acuerdo de la Spinetto cuando eran todos pinos y eucaliptus, igual que la Avenida Perón, y también la Uruguay-España. Era difícil andar en bicicleta por esos guadales de tierra", rememora.

 

Bicicleta nueva.

 

Repasando un poco cabe decir que Santa Rosa tuvo canillitas muy conocidos, como Terete Domínguez, El Pato Heredia, Luis Sarmiento, Pocho Coppo, Fasulo Rodríguez (ahora en el Hogar que está frente a La Arena), y Bocha Zimerman es uno de ellos. De los más veteranos.

 

La noche del lunes para el martes no pudo salir a repartir: le habían robado su bicicleta.

 

Pudo recobrar la tranquilidad cuando supo que La Arena le iba a adquirir un nuevo rodado. Podrá de ese modo continuar con su rutina nocturna, con esa tarea que tanto le gusta hacer y lo tiene como el canillita más antiguo de la ciudad. Para él eso es muy importante. Sin dudas.

 

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