Sabado 27 de abril 2024

Paciente con cáncer exige solución

Redacción 10/01/2024 - 08.00.hs

Guillermo Paesani, un mecánico santarroseño de 50 años, está luchando desde hace seis años contra un cáncer de colon , que también le ha afectado el hígado. Su tratamiento médico es cubierto por PAMI, la obra social del Estado nacional, la cual solventa el costo de la medicación. Sin embargo, desde hace un año tiene problemas para la autorización de los análisis de sangre que debe realizarse en forma periódica (dos por mes) para controlar sus valores -con marcadores específicos- previo a las sesiones de quimioterapia.

 

“Todos me dicen que tengo que estar tranquilo, pero llevo un año yendo de un lado para el otro por este mismo problema. Hubo sesiones de quimio que tuve que suspender por no tener los análisis de sangre. Si me pierdo una quimioterapia mi enfermedad avanza”, le explicó ayer a LA ARENA.

 

El paciente aseguró el Colegio de Bioquímicos de La Pampa impuso un tope a la cantidad de análisis, los cuales no pueden superar los diez por mes, pero en su caso, en cada una de las dos extracciones de sangre mensuales que debe realizarse, deben estudiar lo valores de entre 13 y 14 ítems, con lo cual supera ampliamente lo permitido por la nueva disposición.

 

“Yo tengo una especie de jubilación y mi estado de salud no me permite trabajar en lo mío, como para asegurarme un ingreso extra, entonces no puedo pagarme los estudios si PAMI no me los autoriza”, explicó.

 

Este diario ya había relatado su caso en un artículo que se publicó en la edición del 4 de enero, pero cinco días después, el paciente decidió volver a la redacción para manifestar su bronca con los interminables e infructuosos trámites que debe realizar en pos de su tratamiento.

 

Esta semana, PAMI lo envío al hospital René Favaloro a realizarse el laboratorio. Papel en mano, Paesani tomó un colectivo y llegó al nuevo centro de salud pública, pero allí le dijeron que debía realizarse la práctica en el sector privado. Una vez más, como tantas otras veces a lo largo del último año, sintió que la obra social le toma el pelo y le consume la poca paciencia que le queda. “Estoy harto que me envíen a lugares con papeles que no me sirven”, afirma.

 

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