Lunes 15 de abril 2024

Paraje bonaerense se queda sin habitantes

Redacción 27/05/2023 - 17.48.hs

(Jacinto Arauz) - Un paraje del distrito bonaerense de Puan se quedará sin habitantes, cuando la única pareja que habita el lugar regrese a su pueblo natal de La Pampa -Jacinto Arauz- para transitar, como dicen muchos, la mejor etapa de la vida.

 

Atrás quedaron las épocas en que Estela, en el suroeste de la provincia de Buenos Aires, supo tener vida propia gracias al Ferrocarril General Roca. La estación fue el punto de partida de la población, que creció al ritmo de la actividad agrícola-ganadera y llegó a tener comisaría, escuela, almacén y hasta una sede de la empresa araucense Molisud.

 

El pueblo debe su nombre a la hija de Ramón López Lecube, un hacendado que colaboró con los adelantos de esa zona al donar los terrenos necesarios por donde surcarían las vías férreas. La estación Estela fue fundada en 1908. Hoy, a 20 kilómetros, se emplaza otra estación que lleva el nombre del padre de Estela, la estación López Lecube. En sus tiempos dorados, Estela llegó a tener más de 90 habitantes. Había chicos que jugaban en la calle y se escuchaban los pitidos que anunciaban la llegada del tren.

 

En 2001, el censo reflejó una clara tendencia migratoria: todos se iban, sólo quedaban 25 vecinos. La baja rentabilidad del campo y las escasas posibilidades de progreso, sobre todo para los jóvenes, llevó a las familias a emigrar hacia las ciudades. Desde 2010 a la fecha, la cantidad de habitantes se mantuvo estable: "Hay tan solo dos estelenses", reflejó en una nota Nación.com.

 

Hoy, el matrimonio de Jorge Fajardo (62) y María Celia Romero (62) resiste en medio de un paisaje desolador: "Una estación de tren desmantelada, sin techo, puertas ni ventanas; viejas construcciones sumidas en el olvido y candados oxidados en varias tranqueras de los campos aledaños. Apenas se mantienen de pie los viejos silos de la planta de acopio de cereales Estela y prácticamente no quedan rastros del Fútbol Club Estela, que supo medirse con todos los equipos de la región. Una plazoleta lleva el nombre de Silverio Hergenreider, a quien todos conocían como el camionero del pueblo".

 

"Me gusta esta vida".

 

"¿Aburrida? No, al contrario, muy ocupada, me gusta esta vida. Soy ama de casa, cuido el patio y las gallinas, junto leña y también hago tareas rurales con mi esposo, ya que tenemos algo de hacienda en una porción que alquilamos. El silencio, la libertad y la tranquilidad de Estela no se comparan con nada", resume María Celia, que llegó en 1992 junto a su marido y sus hijos Nazareno y Fabio, entonces de 12 y 6 años respectivamente. Se conocieron de muy jóvenes, cuando eran vecinos en la zona rural de Jacinto Arauz, de donde Jorge es oriundo, a unos 70 kilómetros de Estela. Allí fundaron su primer hogar, donde permanecieron cuatro años. Más tarde se mudaron a Estación Algarrobo, vivieron un tiempo en Trenque Lauquen y creyeron encontrar su lugar en el mundo en Estación Fraile, a escasos kilómetros de Daireaux, el pueblo natal de María Celia.

 

"De Estación Fraile nos corrió el agua. Tuvimos que huir rápidamente por una gran inundación en la que perdimos mucho de lo que teníamos en la casa. Así fue que, de camino a otro campo, pasamos por Estela y nos enamoramos. Siempre estuvimos acostumbrados a pueblos chicos. A mi esposo le ofrecieron empleo en el molino y, además, nos prestaron esta casa, la misma desde hace 31 años. La sentimos como propia", sostiene.

 

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