Reconocen a tres mujeres de campo
(Eduardo Castex) - En el marco de la 70 edición de la Fiesta provincial del Trigo se desarrolló el conversatorio “Manos que transforman: mujeres del campo y su legado en La Pampa”, donde fueron reconocidas Rosa Veloso. Irma Nelia Unia y Esther Ana Soncini, por su dedicada trayectoria trabajando en campos de Eduardo Castex y Monte Nievas. “El trabajo de la mujer en el campo nunca se visibilizó demasiado, pero hay mujeres que manejan los campos e incluso tienen más visión (comercial) que los hombres”, enfatizó Soncini, mientras que Unia admitió que “pasaron los gobiernos y siempre protestamos, pero lo fundamental es que ayude el clima, si el de arriba nos ayuda, siempre se sale adelante”.
Las homenajeadas transmitieron sus valiosas vivencias en el campo pampeano, que cautivó –durante más de dos horas- al público que asistió al Salón de eventos “María Baralle de Brandemann”, y entre quienes estuvieron la vicegobernadora Alicia Mayoral; la ministra de la Producción, Fernanda González; la directora de Agricultura, Natalia Ovando: la directora de Microemprendimientos y Micropymes, Alejandra Galán; autoridades municipales y dirigentes de Racing Club de Eduardo Castex encabezados por el presidente Alberto Barbero.
Los organizadores plantearon la actividad para resaltar el “papel crucial” de la mujer “en la sostenibilidad económica, social y cultural de la región”, porque “sus contribuciones han sido fundamentales, aunque a munedo invisibilizadas, tanto en las tareas agropecuarias como en la preservación de las tradiciones rurales”.
También transmitieron que el objetivo consistía en reconocer “las múltiples dimensiones de su labor” para “construir una sociedad más justa e inclusiva”, y los desafíos que enfrentan diariamente, que van “desde el acceso a recursos productivos, trabajo no remunerado y estereotipos culturales que restringen su autonomía”.
Historias de las reconocidas.
Rosa Veloso tiene 83 años y se casó a los 18 años con Omar Soncini y tuvo dos hijos. Nación en un campo en Lote III, producto del matrimonio de Julián y Soledad Hernández, que arribaron al país con menos de 20 años, y comenzaron a trabajar en una quinta “muy chica”, pero con el tiempo “vendiendo leche y quesos” lograron comprar las primeras 100 hectáreas. Rosa, y sus hermanos, “iban y venían caminando” a la Escuela 46 donde cursó hasta 6 Grado.
Por su parte, la productora y dirigenta rural Irma Nelia Unia (78 años) nació y vivió en el campo, y estudio en las escuelas 44 y 184 de Lote VIII. A los 20 años se casó con Edgardo Soncini, y tuvo tres hijos. Hija de inmigrantes italianos, hace 40 años que es afiliada a la delegación Monte Nievas de Federación Agraria Argentina (FAA) y actualmente es coordinadora de Mujeres Federadas del Distrito 8 de FAA.
Y Esther Ana Soncini (82 años) nació en un campo de Lote VIII, en un parto donde su madre fue asistida por su abuela, e iba a caballo con sus hermanos a la Escuela 184 de Lote VIII. A los 15 años conoció a su actual marido Luis Avalle, se casó a los 18 años y tuvo dos hijas. ¿Cómo se conocieron?, por una foto. Luis hacia la colimba, y el hermano llevó al Regimiento una foto donde se visualizaba a Esther, y rápidamente le preguntó: “¿Quién es esa flaca, que linda que está?”, y a partir de ahí comenzó la historia de amor.
Relatos emotivos.
Las homenajeadas recordaron su vida en el campo, y contaron vivencias que mantuvieron atento al público, y en más de una ocasiones se ganaron los aplausos y también las risas por alguna humorada. “Le dábamos de comer a todos los que trabajaban en el campo, cocinábamos todo el día porque había mucha gente trabajando en los campos”, recordaron. Y la merienda era “mate cocido con tortilla porque el fiambre daba sed”.
Esther Ana Soncini recordó que los cuatro partos de su madre, fueron con la asistencia de su abuela. “La partera siempre llegaba tarde al campo, porque la iban a buscar en el sulky”, expresó risueña. Y en otro párrafo recordó que la bebida se enfriaba con “bolsas húmedas”, mientras “la carne la bajábamos al aljibe y se mantenía fresca algunos días”, porque “no había heladeras”.
Rosa Veloso, en el tren de las carencias, recordó la odisea de planchar: “la plancha de carbón no calentaba nunca, y después vino la plancha a nafta, que si le abrías mucho (el pasó del fluido) se prendía fuego y si la abrías poco no andaba”. E ironizó: “antes no había comodidades y la gente vivía en el campo, ahora tienen todas las comodidades y no vive nadie en el campo”.
Todas coincidieron que las carneadas “eran una tradición” que demandaba “al menos dos jornada” de intenso trabajo, pero las disfrutaban con familiares y vecinos de campos. “Lavábamos las tripas, hacíamos las morcillas y la grasa, limpiábamos todo y se armaba el baile”, destacaron.
Sin redes sociales ni televisión satelital, en esas épocas contaban con un molinito en el techo para cargar el acumulador de la radio y la televisión. “Nos sentábamos alrededor de la mesa para escuchar el discurso del Presidente para saber el precio que iba a tener el trigo (NdR: se refirió a la presidencia de Juan Domingo Perón cuando creó el IAPI para proteger la producción de los pequeños y medianos productores fijando precios mínimos)”, recordó Unia.
Remates de los 90.
La dirigente gremial Irma Unia se refirió a su militancia en el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha, que impulsó la winifredense Lucy de Cornelis, la continuó la castense Elba Bravo y se sumaron las mujeres de FAA. “Fue muy triste la época de los remates de campos y casas, y algunos no pudimos frenar”, recordó. “Nosotras nos poníamos en la puerta y cantábamos el himno y no podían hablar y se suspendían los remates”, agregó.
Relató que en General Pico “un día cantamos el himno más de una hora, y finalmente lo suspendieron (al remate), pero una de las personas que tenia que firmar el acta, firmó llorando el documento y nos dijo que eso no era para él”.
Entre la corona, los libros y capar terneros.
La joven Malena Sueldo Pazos es la actual reina nacional del Trigo y el Pan, y durante el conversatorio relató sus vivencias en el campo de su familia en Monte Nievas. “Me crie en el campo, ahora estudio Abogacía en Santa Rosa, pero cuando puedo vuelvo a trabajar en el campo con mi familia”, relató. “Acá me ven con una corona, pero en el campo me van a ver capar terneros o trabajar en el corral”, enfatizó.
La actual soberana triguera se manifestó apasionada de salir “a andar a caballo” con sus hermanos, y fundamentalmente de las carneadas.
“Discutimos con mamá porque la carneada no puede faltar en el campo, cueste lo que cueste la carneada se tiene que hacer. La carneada se tiene que hacer, por más que duelan las manos de la sal y el frio”, destacó.
Sueldo Pazos felicitó a los organizadores del conversatorio, porque le permitió recordar historias familiares. “Mucho de lo que escuché en esta noche me lo contaban mis abuelos en casa. Y es importantísimo conocer sus experiencias y ojalá se sigan realizando en las próximas ediciones”, expresó.
“El agro es el corazón de La Pampa”.
La vicegobernadora Alicia Mayoral y la ministra de la Producción, Fernanda González, relataron sus experiencias con y en el campo.
Mientras el padre de Mayoral “siempre alguna hectárea alquiló y alguna vaca crió”, González se crió en un campo de Ataliva Roca. Ambas destacaron el importante rol en la economía pampeana, y destacaron que en el conversatorio enmarcado en los actos de la Fiesta provincial del Trigo sobrevoló una interesante “mezcla de emociones”.
La ministra Fernanda González creció en un campo de Ataliva Roca. “Es imposible comparar lo que vivimos y lo que se vive ahora”, donde “el gran avance no pudo frenar la deserción” porque “la sociedad hoy quiere vivir otras experiencias y estar más en contacto y no está mal”, expresó. “A nosotros –continuó- no nos preguntaban si teníamos ganas de trabajar, teníamos que trabajar todos”.
“La actividad agropecuaria es muy importante en La Pampa y el país” y “las mujeres cumplen un rol muy importante en los campos, que son una fábrica a cielo abierto que depende del clima”, destacó.
Por su parte, Alicia Mayoral indicó que en el “en el nombre de estas tres mujeres estamos reconociendo a muchísimas mujeres que se dedican al trabajo agropecuario en La Pampa".
"El agro es el corazón de La Pampa", transmitió, y felicitó a Rosa Veloso, Irma Nelia Unia y Esther Ana Soncini porque “con sacrificio y sin tecnología han trabajado mucho”.
Además, transmitió una admiración especial por las personas que se dedican al agro, porque “mi viejo siempre alguna hectárea alquiló y alguna vaca crió y alguna Navidad llegó tarde a la cena porque se complicaron las cosas".
Finalmente consideró que la labor agropecuaria "no es fácil", porque depende "del tiempo y un montón de cosas".
“Hoy está muy difícil para todas las actividades, pero el campo también sufre con eso que no podemos manejar, que es el clima”, concluyó.
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