Se celebró el We Tripantu: “Es una transmisión cultural”
“No somos una cultura en extinción mientras haya niños conociendo”, destacó la lonko de la comunidad Willi Antü, María Inés Canhué. El fin de semana, los pueblos originarios celebraron el We Tripantu, el inicio de un nuevo ciclo de vida con el solsticio de invierno, cuando la noche es más larga y el día más corto. Se trata de una renovación simbólica que pone en eje la relación entre los seres humanos, la tierra, la espiritualidad y el universo natural.
La conmemoración de los pueblos de América del Sur tiene lugar desde el 21 hasta el 24 de junio de cada año. Este año hubo celebraciones en Victorica, en la colonia Emilio Mitre y en Santa Rosa en el predio del Mercado Ranquel, ubicado sobre la ruta nacional 35 sur. En este lugar, la comunidad Willi Antü fue la anfitriona de la jornada que comenzó el sábado y recibió a las comunidades Eusebia Farías, Antonia Cabral, Baigorrita, representantes de Parera, Puelén y de la provincia de Mendoza.
En diálogo con LA ARENA, la lonko de Willi Antü María Inés Canhué explicó que el objetivo de celebrar estas fechas es “hacer transmisión cultural” y por eso, como cada año, pensaron actividades para toda la familia, en especial para niños y niñas.
“Recibimos a alumnos de la Escuela 201 de Santa Rosa; llegaron a las 9, desayunaron y salieron a caminar por la rastrillada que tenemos dentro de la comunidad. La intención era que conozcan un poco de nuestra historia, de nuestros caminos y el lugar ceremonial, donde a la noche se realizó la ceremonia grande de Año Nuevo”, explicó.
Contó que al mediodía almorzaron y luego iniciaron los talleres. “Como era un grupo grande de casi 100 chicos, se dividieron: algunos jugaron a la chueca, otros hicieron danza y el tercer grupo se dedicó a la cerámica primitiva dentro del salón”, detalló y aseguró que “es hermoso ver a los niños aprendiendo mientras juegan y la alegría que eso les produce porque estaban entusiasmados y contentos con lo que hacían”.
La jornada de talleres con los pequeños y pequeñas se extendió hasta cerca de las 19 cuando se prendió el fogón del encuentro. “Se hizo una ronda muy grande con todos los presentes y se explicó el sentido del fuego, del quetral. Los chicos mostraron lo que habían aprendido en el taller de danzas y, si bien no fue un número sagrado y ceremonial, fue muy lindo porque la ronda era grande y sonaban todos los instrumentos”, contó.
“Creo que fue la mejor despedida que podíamos hacer porque los niños se sintieron integrados a nuestro espacio ceremonial, a nuestras costumbres, cosmovisión, se acercaron de una manera muy proactiva a toda nuestra cultura, nuestra espiritualidad”, destacó la lonko y sostuvo que eso les da “ánimo” como comunidad para sentir que “no somos una cultura en extinción mientras haya niños conociendo”. Canhué afirmó que “estos niños ya tienen un acercamiento y una valorización de nuestra cultura que antes no tenían, por eso es tan importante el trabajo que se hace en ese sentido”.
Fuego purificador.
A la noche tuvo lugar un gran asado con casi 200 personas. A la medianoche se encendió el fuego que purifica el espacio ceremonial y esperaron hasta que amaneció. “A las 7:30 fuimos hasta el rehue (altar o lugar sagrado) y agradecimos por lo que tuvimos en el ciclo anterior y el inicio de uno nuevo. Agradecimos a la tierra por todo lo que nos da, al sol y a Soychu que es nuestro espíritu creador”, contó.
También pidieron la “unión de las comunidades y la sabiduría de los gobernantes para que valoren nuestra cultura y se den cuenta que estamos defendiendo la naturaleza, cuidando la tierra, que necesitamos estos espacios comunitarios”. En ese marco, Canhué sostuvo que “no hacemos daño alguno, al contrario, estamos tratando de sanar la tierra y todas las comunidades tienen ese sentido en su espiritualidad, que hace que para nosotros no es importante la producción a gran escala, sino el cuidado del lugar”. También se pidió por salud, agua para la tierra y prosperidad. Además se presentó y sahumó los dos bastones ceremoniales que llegaron a Colombia el año pasado.
“Fue una ceremonia hermosa porque tuvimos un sol espectacular, estuvimos acompañados de aves, de animales, de caballos que se acercaron alrededor nuestro”, describió la lonko y agregó: “Es hermoso recuperar estos valores”. Ayer a la mañana tomaron un desayuno calentito en el salón que están construyendo, con sus propias manos, de forma “biosustentable” con la técnica del chorizo, barro y paja.
Por último, Canhué agradeció al Consejo Provincial Aborigen y al equipo de la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe del Ministerio de Educación de La Pampa.
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