Jueves 25 de abril 2024

Sonrisas repartidas en las calles

Redacción 03/07/2023 - 10.05.hs

Los hemos visto cuando niños en la carpa de los antiguos circos, entre trapecistas, malabaristas, intercalando también con los números con animales que hoy ya no existen. Ellos aparecían de repente con sus trajes de colores y armaban un show risueño y entretenido. Supuestas caídas, bofetones y situaciones ridículas, en las que el payaso arruinaba el número del clown con su participación ingenua, impulsiva y torpe motivando la carcajada general.

 

Los payasos son, han sido, una atracción desde el fondo de los tiempos, cuando entretenían con sus gracias a los reyes en los grandes palacios. Y desde allí para aquí siempre fueron un entretenimiento, ingenuo si se quiere, que nunca dejó de llamar la atención. Y mucho se dijo de ellos... quién no escuchó la frase de que cuando se sacan el maquillaje y sin sus disfraces son personas tristes, sin que nada pueda avalar esa versión.

 

Ha dicho Alex Navarro (docente clown, director escénico y divulgador del mundo del clown), que “ser payaso no es sólo ponerse una pelotita roja en la nariz, un par de zapatos desmesurados y aullar con voz aguda. Hay que tener el alma de payaso. tener dentro esa ingenuidad", porque se trata de un creador, un provocador de emociones, y sobretodo y fundamentalmente… de risa.

 

Y acertadamente afirma que el payaso nos hace reír, sentir y reflexionar con su visión del mundo y sus intentos de posarse por encima de sus fracasos. Nos muestra su vulnerabilidad sin tapujos, y eso lo hace humano y sentirlo cercano.

 

Y agrega que “cuando vamos creciendo comenzamos a ponernos máscaras, a edificar muros para protegernos de lo externo, no sea que nos hagan daño”.

 

Artistas callejeros.

 

Por estos días Santa Rosa -vaya a saberse por qué en esta época del año- se volvió a llenar de artistas callejeros, sobre todo de esos que hacen malabares con mucha más exigencia que tres pelotitas arrojadas al aire. Estos que ahora andan por allí, por el contrario, hacen de equilibristas en sogas que cuelgan en las calles -de vereda a vereda-, o muestran su increíble habilidad subidos a un monociclo (una sola rueda) poniéndose un paraguas en su cabeza y sobre este implemento colocando una pelota girando… Sí, son artistas.

 

El payaso Jimmy.

 

Así apareció por el centro de la ciudad, durante el último fin de semana largo, un payaso… ubicado estratégicamente en cercanías de un lugar de comidas de las que le gustan a los chicos, dijo ser “el payaso Jimmy. Me llamo Jimmy Dolce (30) como payaso (su verdadero nombre es Daniel Fernández) y soy de San Miguel, Buenos Aires. Estuve radicado en Huinca Renancó, pero decidí largarme para Santa Rosa y estoy decidido a andar por el país”.

 

“¡Hola! ¿Cómo le va? ¿Todo bien? ¡Hola!!! Buenas tardes. Bienvenidos…”, se dirige a un pequeño que lo tironéa de la ropa mientras otros dos lo miran arrobados. Jimmy les entrega sendos globos con los que ha logrado distintas figuras y sigue charlando. “¿Por qué La Pampa? La verdad es que tanto Santa Rosa como la provincia son lugares donde se nos abren mucho las puertas, y aquí veo que se representa mucho el arte en las calles, y que la gente la acepta muy bien”, razona.

 

Trabajo a la gorra.

 

Y sigue contando: “Yo trabajo a la gorra, hago shows, cumpleaños… me gusta trabajar de payaso”, afirma. Agrega que hizo temporadas en Carlos Paz, en la Costa Atlántica...y en todo el país. No tengo ni padre ni madre, y voy por la vida haciendo esto”.

 

Jimmy reseña que “tengo 30, y a partir más o menos de los 18-19 años empecé… Alguna vez tuve trabajo fijo, y por un tiempo lo hice en la Aceitera General Deheza; pero también me desempeñé como mozo, en el campo, y también le hice a la albañilería”.

 

Una vocación.

 

“Lo cierto es que siempre me la rebusqué… pero fue hasta que descubrí que lo mío era esto. Porque siempre fui cómico, en la escuela de hacer chistes y bromas, de hacer humor; y por eso me decidí a hacerlo como una salida laboral y terminé descubriendo mi vocación… que no es otra cosa que esto de hacer reir no sólo a los niños sino también a los grandes. Pero como ves además hago globología (arte de hacer figuras y simulación de objetos utilizando los globos infantiles); y soy mimo, payaso, hago circo, teatro, humor… Hice muchos cursos y tuve la suerte de aprender de grandes maestros; como mi querido señor Roberto, que en Mendoza era el ‘Payaso Lunarcito’, que trabajó 40 años en todo el país y en Sudamérica… Él fue uno de mis mentores, uno de los que me dio el envión digamos; pero después fui aprendiendo de muchos otros artistas para perfeccionar mi arte. Porque es algo que siempre se estudia”, explica.

 

Dice que “alguna vez hice pruebas en algún circo, pero sentí que no era lo mío, que me gustaba más ser autogestivo independiente, por el solo hecho de disfrutar la libertad plena que te permite ser artista callejero. Y de verdad hay muchos muy buenos y muy profesionales, aunque como en todo están los que se están iniciando y ven la oportunidad de pararse en un semáforo y juntar para comer ese día, como para sobrevivir”, admite.

 

Empatía.

 

“Y sí, soy un bohemio. Esa es mi vida. Pero yo no ando digamos de paseo sino trabajando; y tengo que decir que aquí la gente es muy generosa y me ha recibido muy bien… aunque puede pasar que por ahí tenés la mala suerte que te encontrás con alguien que tuvo un mal día, a lo mejor por la situación económica, o por lo que pasa en el país… Puede ser que alguien esté susceptible y por ahí le hacés un chiste y se enojan”.

 

“¿Si mi público son los chicos? Pasa que ellos te saludan, necesitan reír y se produce esa empatía con su inocencia… pero también se puede hacer reír a las personas grandes, aunque puede costar un poco más”, señala.

 

Se quedará aún algunos días más por aquí, porque entiende que “hay un apoyo del Gobierno provincial y también del municipal al arte… y eso se refleja en las calles”, dice en el final, mientras un grupo de chicos se acerca para saludarlo y ver sus gracias desde bien cerquita. El payaso Jimmy Dolce está en Santa Rosa.

 

Reprimido en Jujuy.

 

El payaso Jimmy sostuvo que “aquí en La Pampa se incentiva y se fomenta el arte, se le da lugar a la cultura cuando en otros lugares no sucede”. Y señaló que a los artistas “en muchos lados somos reprimidos, nos llevan presos, nos golpean…”.

 

“En muchas provincias, y por ejemplo una de las peores experiencias que tuve fue en Jujuy. Donde ahora tenemos un problemita, ¿no? Porque ahora mismo están reprimiendo a las comunidades originarias y al pueblo por el tema del litio”, agrega.

 

Y relata su propia experiencia en la tierra de Gerardo Morales: “Hace un par de años, en la época buena de Cambiemos me llevaron preso, me quitaron las cosas, me pegaron y torturaron. La pasé mal en una comisaría nada más que por ser artista callejero; porque yo no consumo drogas ni alcohol, y tampoco tuve nunca un antecedente penal. Me gano la vida laburando; sólo eso”.

 

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