Toda edad es buena para la práctica del senderismo
Cada vez más gente afronta el desafío del senderismo, y en algunos casos lo transforma en un estilo de vida. El trekking –hay quienes advierten algunas diferencias con el senderismo-- requiere de determinadas condiciones, y fundamentalmente de preparación física y mental.
No es cuestión de lanzarse ligeramente al camino, sino que hay que contar con una cierta planificación y conocimiento de los lugares donde se va a transitar.
Pueden ser varios días de caminata, que haya que pasar alguna noche en una carpa de campaña, o vadear ríos y montañas, y todo eso se puede convertir en duro obstáculo para llegar a la meta trazada.
¿Si hay edades para afrontar esa clase de aventuras? Obviamente se entiende que una persona joven estaría en mejores condiciones físicas que alguien mayor. Pero también es verdad que la experiencia que dan los años pueden ayudar para hacer las cosas de la mejor manera.
Pampeano por adopción.
Ricardo Ramón Gutiérrez (73) podría ser un ejemplo de lo que decimos. Nacido en Vedia (provincia de Buenos Aires), se considera “pampeano por adopción. Me enamoré de esta tierra y decidí que aquí me quedaría para siempre… eso aún cuando estuve en otros lugares como el monte de Santiago del Estero, donde con mi padre hacíamos electrificación rural; en Formosa y también en Santa Fe, de donde es mi esposa Mirta Gladis Orbegozo”, precisa.
Y sigue: “Después de andar en muchas partes del país sentí el amor por La Pampa, mi mujer me acompañó y ya llevamos 33 años aquí. Tenemos nuestras hijas, Magalí, Érica, Tamara y Quimey, que nos dieron a los nietos: Ciro, Azul, Eluney, Eugenia, Valentino y Justina”, cuenta con alegría.
Recibido en las Agrotécnicas.
Ricardo explica que en Santa Rosa tiene “un comercio de venta y reparación de sistemas hidráulicos, de máquinas viales del agro, y hacemos dirección hidráulica de autos. Una de mis hijas está a cargo con su esposo, pero la idea es ir dejando así que lo tenemos en venta. De todos modos quiero decir que nos ha ido bien, y no nos podemos quejar”, completa.
Es Técnico Agrónomo Especializado en Ganadería recibido en nuestra provincia. “Con mi familia paterna vivíamos en una chacra en San Gregorio, al sur de Santa Fe, y vine a estudiar en las Agrotécnicas de Victorica los primeros tres años y los tres restantes en Guatraché. La cuestión es que conocí a Oscar Lezano (hoy presidente del Club Argentino), que junto a otros muchachos que cursábamos nos traía a Santa Rosa a pasar los fines de semana a casa de sus padres. Arturo y y Chicha me atendían como a un hijo más, y lo cierto es que con Oscar nos hicimos muy amigos, hasta el día de hoy”, agrega.
Los amigos.
Como quedó dicho con Lezano son casi como hermanos, pero no obstante Oscar –faltaba más-- no lo iba a acompañar en esa vida de aventuras que hace dos años decidió emprender Ricardo.
“Sucede que tengo un amigo Otorrinolaringólogo, Andrés Sidereich, jujeño, que un día apareció por aquí porque se le rompió la camioneta y ahí lo conocí. Iba a Las Grutas (al final un día se decidió a radicarse allí), y él empezó con lo de las caminatas. Me invitó y empecé”, narra.
Senderos peligrosos.
Así el año anterior realizaron un cruce desde Lago Puero (al lado del Bolsón) hasta Puerto Montt (Chile). “Fueron ida y vuelta 110 kilómetros con una mochila de 20 kilos en la espalda… Este año lo que hicimos fue cruzar hasta el Lago Cormaz Vidal en Chile. Esto fue más exigente, y diría peligroso, porque anduvimos en senderos resbaladizos y encima con llovizna. Es riesgoso porque son senderos estrechos en la selva valdiviana, y hay lugares con grandes precipicios. Fueron dos días de caminata hasta llegar”.
En el Lago Cormaz Vidal estuvieron siete días comiendo las truchas lo que pescaban. “Me llamó la atención que la familia que nos alquiló la cabaña nos contó que tenían la obligación de hacer flamear en el lugar la bandera de Chile… como si estuvieran custodiando la frontera”, amplió.
La preparación.
Ricardo Gutiérrez dice que la actividad requiere de una preparación previa, por lo que es posible verlo por alli –incluso en el centro de la ciudad-- cargando en sus espaldas una mochila de 20 kilos.
Además, agrega, hace “alimentación saludable, libre de productos artificiales. No consumo nada que tenga conservantes, y en la medida de lo posible tampoco carnes y harinas; eso sí como bastantes verduras… También hicimos 21 días de ayuno en Villa Las Rosas, traslasierra, para regularizar el físico”, señala.
Ofrece después un dato que no deja de llamar la atención. Expresa haber superado un cáncer de próstata con esos cuidados en las comidas; y acota que cree que “es bueno el agua de mar. Traigo en bidones y tomo un 30% de agua de mar mezclado con 70% de agua potable. Medio litro por día (¡¡!)”, indica. “¿Qué dicen los médicos? Por supuesto no quieren saber nada con lo que les cuento”, concluye.
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