Viernes 26 de abril 2024

Un despedido tiene revancha con Calzatex

Redacción 08/01/2023 - 00.48.hs

Hay ocasiones en que la vida da revancha y vuelve a dar una segunda oportunidad. Ese es el caso de Florencio Pérez, despedido de Calzar que con el desembarco de Calzatex en la planta volvió a su lugar de trabajo, ese que ocupó durante 32 años.

 

Ingresar a la planta ubicada en el Parque Industrial es chocarse con una realidad devastadora. El abandono, la suciedad y las huellas de lo que supo ser una de las fábricas más grandes de la provincia forman parte de un paisaje que grafica con contundencia el impacto de las políticas neoliberales que aplicó la gestión presidencial de Cambiemos.

 

A las 9.30, Florencio ya esperaba dentro del predio a un equipo de LA ARENA. Tenía unos 23 años cuando entró como operario a la empresa y a partir de allí inició un recorrido que lo llevó a ser jefe del área de Ingeniería y Mantenimiento. "Entré el 15 de septiembre de 1986 y me fui en septiembre de 2018". Con esa frase, mientras caminaba por el pasillo de ingreso, resumió su historia.

 

"Yo entré de operario de mantenimiento, al poco tiempo me pusieron de encargado de taller, después fui supervisor y terminé mis años como jefe. Hemos pasado de todo, épocas buenas y malas. En el 2001 cobrábamos el 30% y seguíamos trabajando", comentó.

 

En una breve recorrida, fue mostrando los distintos espacios de trabajo y en su memoria repasaba anécdotas, experiencias, viajes, el ruido de las máquinas produciendo y el olor a acetato que impregnaba todo el lugar. "Acá llegó a haber 1.200 empleados, Eran 600 que entraban a las dos de la tarde y 600 que se iban, así que se juntaban. Uno no terminaba nunca de conocer a la gente", recordó.

 

Desarrollo y crecimiento.

 

Florencio conoce la planta como nadie y a medida que avanza en el recorrido oficia de guía, explicando al detalle lo que ocurría en cada rincón. No pudo esconder su emoción cuando llegó a la oficina que ocupó hasta el último día, que ahora está tapada de tierra y con papeles en el piso. Sobre el ventanal, rescató una fotografía de los primeros días de trabajo en la fábrica y en cabeza repasa lo que fue esa época dorada.

 

"Fue buenísima, gracias a la empresa me he capacitado en el exterior, como en Italia y en Alemania. He viajado varias veces, he instalado los robots de acá y de otras plantas, la verdad que profesionalmente crecí muchísimo acá dentro. Lo mismo se hacía con la gente que ingresaba de la EPET o de la ENET, se desarrollaba muchísimo porque no veía nada de la tecnología que había en máquinas de coser, que era muy moderna".

 

Florencio consideró que el de mantenimiento era el peor trabajo. "Había que intervenir en todas las máquinas con toda esa gente, era un estrés bárbaro. En el primer período de la fábrica, la mayoría de la gente de mantenimiento trabajaba 16 horas porque no daban abasto, mucha gente ha pasado hasta sin sábados ni domingos. Era un grupo humano muy capaz, muy buena gente".

 

La peor noticia.

 

El 24 de septiembre de 2018 los y las 130 empleadas que aún mantenía la planta llegaron a la puerta y se encontraron con la peor noticia: "Busquen sus cosas, la planta cierra". Era el desenlace de lo que había empezado en el 2015 con el achique de personal, como efecto de una política neoliberal que se aplicaba a nivel nacional. En marzo de 2018 habían desafectado a 73 empleados.

 

Florencio aún recuerda con dolor ese momento. "Nosotros éramos personal jerárquico y nunca nos enteramos que iba a cerrar, sí había rumores pero nunca esto porque era una de las plantas más prolijas y eficientes. Pero cuando estas firmas venden las marcas y se la llevan del país, pasamos a ser un número".

 

Ese día los dejaron pasar hasta la sala de reuniones y el gerente les comunicó la novedad. "A mí me ofrecieron que siguiera seis meses más para desarmar las máquinas, pero dije que no porque no quería ver esto desarmado. Me retiré, cumplí los 32 años de servicio el día que me avisaron que no trabajaba más".

 

Este golpe le provocó una depresión e incluso impactó en su salud. Sin embargo, trató de rebuscársela para salir adelante con un emprendimiento vinculado a las energías renovables.

 

El regreso.

 

Luego de varios meses parada, la gestión de Sergio Ziliotto decidió adquirir la planta para reactivarla. Se lanzó una convocatoria de proyectos y una de las empresas seleccionadas fue Calzatex SA, que se dedica al rubro textil. Esto generó esperanzas porque, según el dueño Gustavo Moreno, abrió la posibilidad de que los primeros contratados sean trabajadores de la ex Calzar.

 

Fue en ese momento que le llegó la noticia. Todo surgió a raíz de una empresa que fue contactada por Moreno para presupuestar la instalación de los servicios, como luz y agua. Uno de los dueños de esa firma también había trabajado en Calzar y ante la consulta sobre ex empleados surgió el nombre de Florencio.

 

"En principio yo estoy con una empresa cotizando la puesta en marcha de los servicios", explicó. Luego de charlar con Moreno, acordaron que tendrá un rol de "capacitador o referente para armar las máquinas y la instalación, así que en teoría me van a contratar".

 

Si bien aún faltan definir detalles, para Florencio es una revancha que lo llena de alegría. "Está la posibilidad y conozco gente que necesita laburar, así que bienvenido sea. Estoy muy contento de participar en este proyecto, esto que está todo arrumbado y saqueado hay que ponerlo en marcha. Conozco la planta como si la hubiera hecho yo. Esperemos que esto salga adelante y le dé trabajo a la gente", concluyó.

 

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