Viernes 04 de julio 2025

Un documental sobre la infamia

Redacción 11/11/2008 - 03.47.hs

Los santarroseños no deberían perder la oportunidad de ver el documental "Próxima estación" que en estos días se está proyectando en esta ciudad. El trabajo del director Fernando "Pino" Solanas refleja la triste historia del remate a precio vil de los ferrocarriles en nuestro país y de sus funestas consecuencias para la sociedad y la economía nacionales.
"Los trenes se privatizaron porque daban pérdidas. Pero los servicios públicos ¿están para dar ganancias o para servir a la comunidad? ¿Deben dar renta las escuelas o los hospitales públicos? Hoy los ferrocarriles cuestan tres millones diarios y funciona el 20 por ciento de los que teníamos antes". Así reflexiona el director mientras las secuencias de imágenes pasean al espectador por los desolados talleres abandonados, destruídos, saqueados...
La película recorre historias de viejos ferroviarios, de pueblos que sucumbieron cuando se interrumpió el paso del tren, de científicos que desarrollaron tecnologías de punta y que eran fuente de consulta sobre la materia hasta de países desarrollados, de luchas y huelgas que intentaron frenar el descuartizamiento de un servicio vital y de traiciones de la propia cúpula sindical.
También se detiene en los años de la fiesta menemista cuando ese gobierno -ante la indiferencia de gran parte de la sociedad- privatizó las empresas públicas bajo el pretexto de que "daban pérdidas". Esa pésima decisión para la mayoría de los argentinos significó un excelente negocio para una selecta minoría de grandes empresarios que multiplicaron sus ganancias sin importarles en absoluto el deterioro brutal de la calidad de los servicios públicos, entre ellos el ferrocarril.
Resultan patéticas las escenas en que el autor del documental recorre una multitud de oficinas públicas para averiguar si se han abierto investigaciones ante los flagrantes delitos que se cometieron, y se siguen cometiendo, contra el patrimonio público: los robos de maquinarias, la venta clandestina de locomotoras y vagones como chatarra, el abandono de un inmenso patrimonio social. Ninguno de los funcionarios consultados -a pesar de que pertenecen a organismos de control- acierta a responder las preguntas elementales del director. Algunos hasta se sorprenden de los datos que éste le reporta.
Uno de los especialistas en la materia expone con crudeza cómo nuestro país dilapidó un sistema de transporte que es motivo de atención en todo el mundo. Hoy en Argentina apenas el 20 por ciento del transporte terrestre se realiza por ferrocarril y el 80 por ciento por automotor, la ecuación inversa a lo que ocurre en los países más organizados. Esto trae consecuencias económicas y sociales funestas, como el encarecimiento del transporte, el despilfarro de combustible y la sobresaturación de rutas con automóviles, ómnibus y camiones, multiplicando los accidentes y la pérdida de vidas humanas.
El documental acierta en explicar cómo los intereses de la poderosa industria del automotor y del neumático de Estados Unidos impusieron el Plan Larkin, bajo el gobierno de Frondizi, para boicotear el desarrollo de la industria ferroviaria autónoma en nuestro país.
En la misma línea que sus filmes anteriores -Memoria del saqueo, La dignidad de los nadies y Argentina latente- Solanas vuelve a hablar de temas cruciales de la vida política y social de las últimas décadas, imprimiendo su sello particular. A pesar del drama que refleja, el film no agobia ni es pesimista, por el contrario, convoca a la sociedad a pensar lo ocurrido y desde esa experiencia traumática luchar en defensa del patrimonio público y el bienestar de los argentinos.

 


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