Viernes 20 de junio 2025

Los Nobel siguen siendo dinamitas

Redacción 14/10/2009 - 00.56.hs

SEÑOR DIRECTOR:
La pasada semana vivimos de Nobel en Nobel. Suecia y Noruega fueron dando sus decisiones día por día.
Como es habitual, los premios científicos siguen siendo más recoletos, con menos estruendo en los medios de difusión. Digamos que son menos "populares" y también menos debatibles. En general, desde años se viene sabiendo quienes han hecho aportes importantes en ciencias. Además, hay revistas de alta calificación que dan consagraciones más consistentes, en lo científico, que el Nobel. Digamos que esta consagración corona todo un proceso de reconocimiento y hace el traslado desde el exigente mundo de la ciencia al público global.
El premio de la Paz fue sorpresa, no por la calidad del elegido sino porque puede impresionar como prematuro. Sin embargo, hay que considerar que ésta es, de los Nobel, la más politizada de tales distinciones. Los responsables de la herencia de Alfredo Nobel tienen una política, no siempre descifrable, pero real. Incluso en Letras, pues, si bien escogen generalmente a autores con merecimientos, a veces pagan un precio por la política de traer a esa galería a autores de todas las latitudes y de la mayor diversidad de culturas. En el caso de la actual galardonada, Herta Müller, la mirada Nobel se deposita en la suerte de algunas minorías en el acontecer que se produjo luego de la II Guerra. Herta nació en el seno de una minoría alemana establecida en Rumania (el pequeño pueblo de Nytzkydorf). La suerte de estas minorías fue casi siempre dura. Nosotros tuvimos en la Argentina (y en La Pampa) núcleos de minoría alemana que adhirieron al hitlerismo. No he podido saber si lo mismo sucedió en Rumania, donde los núcleos eran más numerosos, pero es fácil entender el dramatismo de esa instalación, casi en la frontera entre Hitler y Stalin. En su primer libro, Niederungen (Las tierras bajas, editado en español), Herta da cuenta de la vida en esas comunidades no integradas (los alemanes cuidaban la cultura originaria y eso hacía que se los mirase como ha sucedido con los judíos en Europa y el mundo). Ella estudió, sin embargo, simultáneamente, filología alemana y filología rumana, hecho que da cuenta de una temprana voluntad de integrar ambas culturas. No pudo publicarlo en Rumania sin censura. En 1987 pudo establecerse en Berlín (el gobierno alemán ayudó a pagar para que pudiese salir) y allí publicó un libro de largo título: "El ser humano es un gran faisán en el mundo", a partir del drama de una familia que quiere salir de Rumania durante la dictadura de Ceacescu. No abundaré en referencias que han podido leerse en muchos medios. Pienso que el Nobel está depositando la mirada en la cultura alemana, como si diera por cumplida la sanción por el nazismo y quisiera redescubrir el poderoso genio de ese pueblo, sin cuyo conocimiento no se entiende a Europa ni a occidente.
Del Nobel para Barack Obama habrá quien diga que es prematuro, pero entiendo que en este caso la política de suecos y noruegos parece inspirada por el afán de apuntalar la esperanza representada por el primer presidente negro de Estados Unidos, justo en el momento en que la reacción tradicionalista y racista cobra fuerza. El reciente anuncio de que no habrá escudo antimisiles en Europa, es, sin embargo, un aporte a la paz, quizás no debidamente estimado hasta ahora. Rusia sentía que ese escudo (proyectado por Bush y a instalarse en Polonia) era una prolongación de la guerra fría. En todo caso, era testimonio de desconfianza tanto entre Estados Unidos y Rusia como en cuanto a las esperanzas de una paz duradera y una creciente integración cultural. Vale como aporte al desarme nuclear y a cambiar el clima en la política internacional. Además, Obama es, de hecho, un símbolo de la nueva mirada hacia el mundo de color y hacia las minorías. Para la filosofía no expresada del Premio Nobel, el camino de la paz exige barrer la discriminación.
Atentamente:
JOTAVE

 


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