Jueves 05 de junio 2025

Un corto camino y el heroísmo tonto

Redacción 22/12/2009 - 01.47.hs

SEÑOR DIRECTOR:
Una breve noticia del martes de la pasada semana da cuenta de la grave emergencia en que se encontró una mujer de 17 años, luego de ganar un concurso ideado fuera de razón, sin tino ni concierto.
El hecho se ubica en Córdoba, en una despedida de egresados del ciclo medio de un instituto de Villa Caroya, organizado sin participación de autoridades docentes. Proponía comprobar quién de los egresados era capaz de tomar más tragos de tequila con limón y sal. Era, como se aprecia, una prueba para nada académica. No medía grados de inteligencia ni capacidades físicas ni algún rendimiento del proceso educativo. Lo que se dice, era una idea "desatentada".
Los mexicanos se ufanan con su tequila, que es una exclusividad nacional (Jalisco) y tiene su día el 5 de mayo. Exportan cantidades importantes, en particular hacia Estados Unidos. El tequila auténtico se origina en la planta llamada agave, en particular la variedad tequilina Weber azul. Por lo que leo, se muelen cabezas maduras de agave, hidrolizadas o cocidas, y se concluye con fermentación alcohólica con levaduras. Se ofrece tequila blanco (silver), joven u oro (gold), reposado (aged) y añejo (extra aged). Puede acompañar a toda comida. Tomado con moderación no produce efectos inconvenientes. La planta originaria, llamada maguey o agave (sábila: aloe) tiene una enorme cantidad de variedades. Los indios mexicanos usaron otras variedades para producir el pulque, mediante un proceso de fermentación. Los españoles trajeron consigo, luego, el proceso de destilación, que habían aprendido de los árabes. De la destilación resultó el mezcal, que suele venderse con el gusano que aparece en la planta. El mezcal contiene mezcalina, una sustancia alucinógena, que puede producir ensoñaciones de tipo místico. El folklore, las canciones, la literatura y los ensayos mexicanos están superpoblados con temas de tequila, pulque y mezcal. Cuando el dominio azteca, los sacerdotes se reservaban bebidas derivadas del agave y los ancianos solían participar de este privilegio. El indio del pueblo bebía, pero si lo hallaban borracho, la primera vez lo rapaban en público; la segunda vez, lo mataban en público (y no había tercera vez). "Indio dejá el mezcal", es el título de una canción entrañable de esta tradición. Como en toda América, el alcohol, en cualquiera de sus formas, debilitó en México la energía del aborigen.
El suceso de estos jovencitos de Villa Caroya (denuncian que en la fiesta también había chicos de trece años) tiene largos y siempre penosos precedentes. Hay algo en los años en que el jovencito comienza a abrirse al mundo y va por su autonomía, que lo dispone a aceptar desafíos desatentados. Baste recordar los muchos casos de "ruleta rusa". Se puede conjeturar que estos "juegos" son desafíos, pero esto no impide discutir su conveniencia o necesidad. Bien puede ser que alguien demuestre su coraje al beber tantos tragos de tequila o al apretar el gatillo de un revólver con una única bala en el tambor, pero también puede pensarse que la prueba busca comprobar el grado de agudeza mental y de capacidad para tomar decisiones importantes y riesgosas, cualidades éstas que se pueden considerar importantes para lo que se ha llamado "struggle for life", literalmente lucha por la vida, cuyo sentido remite a la necesidad de aprender a sobrevivir en un ámbito donde todavía no ha sido erradicada la ley de la selva. Los que estudian los tormentosos años de la pubertad y comienzos de la adolescencia han permitido saber que ese difícil momento de transición (entre la seguridad que dan o deben dar los mayores y el paso a depender de sí mismo) es perturbador y puede llevar a aceptar como pruebas necesarias lo que carece de razón o que está incentivado por terceros con fines de lucro u otros. En el caso cordobés ya interviene la justicia contra adultos, presuntos responsables.
Atentamente:
JOTAVE

 


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