Jueves 05 de junio 2025

Los bienes que no es fácil reconocer

Redacción 26/12/2009 - 01.27.hs

SEÑOR DIRECTOR:
No deja de ser curioso lo que se puede observar en estos días: que la gente hable del aire y del agua como problemas.
Vienen a la memoria algunas frases: "Tan gratis como el aire", "vive porque el aire es gratis", "a nadie se le niega un vaso de agua".
La diferencia entre aire y agua es fácilmente perceptible. El aire no se ha dejado atrapar, aunque hay intentos por condicionar el acceso o la disponibilidad en términos de calidad. No hablo de eso que hacen en algunos lugares de veraneo, donde "envasan" aire serrano o lacustre. Eso es un juego que funciona si el que recibe la oferta resuelve participar. Cuando se ofrece aire fresco en plena canícula de alguna manera se comercializa el aire, pero, claro, dentro de ciertos parámetros es admisible que se pague por algo que cuesta proveer, al tiempo que nadie se queda sin aire, por pobre que sea, mientras aliente. Otro tanto sucede con el agua. Quien ve esos monumentos que son los restos de algunos acueductos romanos, se imagina que hacer esa obra revela que no todas las regiones estuvieron bendecidas por el agua consumible, y que para poder poblarlas de manera permanente fue necesario emprender estas obras gigantescas. Entonces se contaba con el trabajo esclavo, de manera que los operarios eran menos costosos que en nuestro tiempo; en particular, no había que pagar un salario, aunque la anona tenía un costo: algo debía comer, algo debía vestir y algún lugar para dormir debía tener el esclavo, aunque no acarreara los costos por accidentes, enfermedad o muerte. Pero, aun entonces, si usted tenía un río o un arroyo cercano, podía proveerse de agua; o podía cavar en las arenas o buscar a mayor profundidad. O esperar la lluvia y atesorarla. Supongo que antes y ahora alguien habrá negado un vaso de agua al sediento, porque de esa miserabilidad también estamos habitados, pero, en general, el agua para los antiguos no era un problema terminal aunque propusiera problemas de abastecimiento a resolver. Siempre había agua en alguna parte.
Hay otro elemento de uso necesario para la sobrevivencia: el suelo. Se supone que se trata de un suelo laborable, regado o regable (porque se dispone de agua). Con el suelo ha pasado lo que no ha llegado a pasar hasta ahora con el aire y el agua. Ha sido apropiado, ha dejado de ser un bien de la humanidad, de cada colectividad en cada lugar del mundo. Algunas leyes regulan el uso de lo apropiado, pero la propiedad privada del suelo es, desde la apropiación, esencial al sistema socio-político que ha sido armado a partir de las posibilidades reales de instalación colectiva. Incluso, hay toda una doctrina que sostiene que ese fundamento del sistema es irreemplazable, tanto porque el propietario se obliga a cuidarlo, como porque el acceso a los bienes "debe" ser el fruto de un empeño, de un trabajo que no cesa. La moralidad que mantiene el edificio de la vida en colectividad se alimenta de ese estado de cosas inicial. Digo inicial y no originario, porque al comienzo de la aventura del hombre el planeta no tenía dueños, aunque también se regía por una legalidad ad hoc (las fuerzas naturales construyen y destruyen y han generado el equilibrio que permitió que exista la vida).
La actualidad de estos elementos esenciales para toda forma de vida (aire y agua, pero también suelo) consiste en que sabemos ahora que, dado el aumento de la población, más los efectos de malos usos industriales, adquiere el agua un carácter problemático en plazos que ya están exigiendo. Y el aire, eso que ni siquiera tenemos en cuenta siempre (porque está ahí) va aumentando su calentamiento, junto con todo el planeta. Al tiempo que queda afectado y disminuido por lo que globalmente se llama polución. La dramática problematicidad de aire y agua por rotura del equilibrio inicial no está causada por algún complot. No hay que buscar al culpable. Con su más y su menos, cada uno lo tiene consigo.
Atentamente:
JOTAVE

 


'
'