Viernes 20 de junio 2025

Modelo complejo, difícil de desarmar

Redacción 25/02/2009 - 03.44.hs

SEÑOR DIRECTOR:
En estos días ha habido comentarios acerca del fallo de un tribunal que dispuso la libertad inmediata de una mujer procesada por provocar la muerte del hombre con el que había formado pareja.
El juicio oral permitió saber lo que no vio el fiscal que tuvo a su cargo la etapa de instrucción. Este fiscal estimó que era un caso de homicidio simple. La víctima, Ricardo Ávila, se había juntado con Graciela Aguirre, que ya tenía dos hijos. "Me pareció un tipo dulce, amable, atento. Pegamos onda. Era muy chistoso y nos divertíamos mucho", contó Graciela a los jueces de Mataderos. Establecida la pareja, el comportamiento de Ricardo empezó a cambiar. Según la mujer, volvía borracho a la casa. Tomaba cerveza, vino, vodka, "lo que le pusieran en el vaso". Ella había quedado embarazada y en ese estado él comenzó a golpearla. Hay que considerar que Ricardo era un hombre de casi dos metros de altura y cien kilos de peso. Donde ponía una mano, hacía daño. Algunos testigos coincidieron en la pintura inicial: hombre jovial, cumplidor en su trabajo. Pero, "de vino malo". El 4 de junio de 2007, día de la tragedia, Ricardo extremó su borrachera (tomó entera una botella de vodka). Empezó su faena de "fajar" a la mujer y ésta hizo señales a una hija de 15 años para que llamara a la policía. El hombre le arrebató el teléfono y entonces tomó un cuchillo. La chica se interpuso y la madre advirtió el riesgo. Tomó ella otro cuchillo y tiró una puñalada, que resultó letal. ¿Por qué no había denunciado al marido golpeador? Graciela dice que fue varias veces a la comisaría, pero que siempre le pidieron un testigo y un abogado. Sin esos requisitos, la denuncia no provocaba acciones de la policía. Todo esto, según se escuchó en el juicio oral, fue del conocimiento del fiscal de instrucción, quien, sin embargo, acusó a Graciela de homicidio simple, con una sanción posible de 8 a 25 años de prisión. El fiscal del juicio, con la misma información, dijo a los jueces que no tenía acusación que hacer. La causa desapareció y los jueces dispusieron la libertad inmediata de la mujer (que ya había estado con libertad domiciliaria, con control radial). A partir de ese momento, ardió el debate sobre las situaciones que se inician cuando hay un golpeador en el matrimonio o la pareja. Los casos de violencia familiar abundan. Solamente en Buenos Aires, en 2008, hubo 120 mil denuncias. El mismo día del caso de Mataderos, en Puerto Madryn una mujer que mató a su pareja echándole una olla de agua en estado de hervor para terminar con su odisea, fue declarada culpable de homicidio simple. El hombre la había golpeado y se echó en la cama. Al recibir el ollazo de agua, se levantó, se cambió de ropa y marchó al hospital. Desde allí, más tarde, le avisaron a la mujer (una boliviana, que habla quechua y necesitó traductora) que había muerto. En este caso, el fiscal ponderó el hecho de que la mujer actuó cuando el hombre había dejado de pegarle y estaba en la cama.
El ministro de Justicia entiende que, en el caso de Mataderos, falló la policía. El presidente de la Suprema Corte de Justicia señala que ese tribunal ha creado una dependencia especial para los casos de violencia familiar, donde los denunciantes son atendidos por gente formada en especialidades operantes. Las personas afectadas reciben un trato amable y respetuoso. Cree que hay que extender este servicio.
"Falló" la policía, pero ¿ésta repartición está preparada para entender en casos tan especiales y complejos? El procedimiento policial más frecuente se ajusta a la tradición de una forma cultural que presupone que la mujer es responsable principal como efecto de algunas características de este género "tan diferente". En el pasado, estas cosas "se arreglaban" solas: la mujer (o el hombre) se iba de la casa o se sometía a una convivencia cruzada por la violencia en la que habitualmente la mujer llevaba la peor parte.
Atentamente:
JOTAVE

 


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