Jueves 05 de junio 2025

Obama dejará 50.000 soldados en Irak y pondrá el centro de la guerra en Afganistán

Redacción 02/09/2010 - 00.51.hs

El presidente norteamericano ratificó que sacará el grueso de sus tropas de Irak. Deja allí un contingente militar. ¿Arrepentimiento? ¿Pacifismo? Nada que ver: ahora se concentrará en la guerra contra Afganistán.
EMILIO MARIN
El Salón Oval lucía renovado el domingo 31, cuando Barack Obama usó la cadena nacional por segunda vez en su mandato para referirse a Irak. Además de nuevos sillones y decorados, había alfombras que en sus bordes contenían frases de tres presidentes anteriores. Otra era del mártir Martin Luther King: "el arco del universo moral es largo, pero se inclina hacia la justicia".
Con esa escenografía, se pudo pensar que el mensaje del presidente la Nación estaría empapado en esos valores de moral y justicia. Pero no fue así pues brilló por su ausencia un pedido de disculpas al pueblo árabe de Irak. Lo justo hubiera sido una autocrítica y reparación por haberlo invadido con falsas razones en marzo de 2003 y haber asesinado a aproximadamente un millón de personas.
La pérdida de vidas humanas siempre debería ser la principal contabilidad en una guerra, que en este caso debe mensurar también el dolor de más de 4 o 5 millones de personas que debieron desplazarse dentro o fuera del país. Los marines y la aviación estadounidense devastaron ciudades enteras y bienes culturales de siglos de la civilización acunada entre el Tigris y el Eufrates.
Quizás Obama lo haya olvidado, ocupado como estaba en su carrera de senador norteamericano, pero la expresión "daños colaterales" -acuñada en la agresión de 1999 contra Yugoslavia- alcanzó una utilización masiva a partir de 2003.
En 2007 la ocupación militar en Irak llegó a contar con 170.000 soldados estadounidenses, sin contar las decenas de miles de "contratistas privados" armados que brindaban "seguridad" a los funcionarios y empresarios.
Según el mensaje presidencial, quedarán hasta fines de 2011 unos 50.000 efectivos destinados a dar entrenamiento a los militares y policías iraquíes. Pero, por supuesto, tal remanente bélico está pensado como una forma de proteger a la fuerza política estadounidense y su embajada en la "zona verde" de Bagdad. También, para asegurarse que el abundante petróleo iraquí tenga un destino o mercado acorde a lo que dictamine Washington. En esto, al menos, el imperio no mintió: una de las razones de su presencia brutal en ese país era asegurarse el control sobre esos recursos naturales.
Como el orador no hizo mención alguna a haber enviado a la horca al ex presidente Saddam Hussein, en 2006, cabe deducir que está de acuerdo con ese magnicidio. Al actuar de ese modo los norteamericanos exacerbaron los sentimientos iraquíes contra el invasor, y no sólo de los sunnitas (sector al que pertenecía el ahorcado) sino también de buena parte de los chiítas.
De todos esos crímenes de guerra, incluyendo las torturas y muertes en la cárcel de Abu Ghraib, el actual inquilino de la Casa Blanca no acusó ni procesó a nadie de la administración Bush. Ni éste, ni su vice Dick Cheney ni el jefe del Pentágono Donald Rumsfeld ni el de la CIA Porter Goss, ni el secretario de Justicia Albert Gonzalez, tendrán problema alguno con la justicia. ¿Se podía esperar otra cosa del falso Nóbel de la Paz 2009?

 

Los que se quedan.
Mal podía Obama encarar a su predecesor Bush con cargos judiciales, cuando se encargó de hablar telefónicamente con él, antes de su discurso, para anticiparle su contenido. La prensa adicta dijo que era un modelo de convivencia y respeto recíproco.
Este fin de semana, mientras Obama repasaba su discurso por cadena, su vice Joseph Biden estaba en Bagdad para la ceremonia de finalización de la "Operación Libertad Iraquí" y el comienzo de la "Operación Nuevo Amanecer". Supuestamente ésta concluirá el 31 de diciembre de 2011, cuando la dotación completa de militares estadounidenses viaje de regreso a su país. Obviamente este final depende de una serie de factores, tales como la consistencia del gobierno iraquí y sus fuerzas armadas, la situación política con respecto al vecino Irán, la reaparición o no de fuerzas insurgentes en Irak que superen su actual capacidad para hacer detonar coches bombas y sean alternativa de poder.
Biden, rodeado de oficiales del Ejército con pelo rapado y pulcros uniformes de combate, como gusta a las autoridades estadounidenses, repartió felicitaciones a rolete. Dijo que al embajador en Irak, James Jeffrey, le aguarda un trabajo muy importante. Elogió a quien fue el jefe militar en el terreno, general Ray Odierno, que será reemplazado en la jefatura por el general Lloyd Austin.
El vicepresidente norteamericano también elogió a Robert Gates, secretario del Pentágono, puntualizando que ocupó ese cargo con Bush y ahora con Obama, como si eso fuera una virtud. El cronista piensa que esta continuidad prueba la unidad de republicanos y demócratas para librar una guerra injusta.
La ceremonia tuvo abundante cobertura en directo por la CNN, mientras lo más importante no aparecía en la pantalla: Biden estuvo en Bagdad tratando de hacer congeniar a las tres partes que componen el gobierno de Irak, peleadas a muerte. El distanciamiento es tal, que en marzo de este año se hicieron las elecciones legislativas y aún no han podido formar nuevo gobierno ¡seis meses después!
Frente a ese tamaño desencuentro, sigue gobernando el primer ministro Nouri al-Maliki, del sector chiíta, sin reconocer que la lista más votada fue la alianza amplia de base sunnita, Iraqiya, del ex primer ministro Iyad Allawi. Y fuera de estas dos comunidades están los kurdos, en el norte del país, con sus reclamos autonomistas.
El Irak que dejan atrás los militares estadounidenses está muy lejos de ser unificado y pacificado. Dos días antes de partir la última brigada de combate hubo en la capital un atentado que dejó 61 muertos y una semana después una serie de 14 atentados en varias ciudades se saldó con 64 muertos.

 

Chau Bagdad, hola Kabul.
Julio de 2010 fue el mes más sangriento desde mayo de 2008, con más de 500 asesinados. Puede que la cifra esté un poco inflada, pues fue proporcionada por el jefe del ejército iraquí, el general Babaker Shawkat Zebari, quejoso de que los norteamericanos se retiraban "demasiado pronto".
Hay un clima de violencia que parece muy lejos de desaparecer, lo que desde la óptica de la potencia ocupante debería ser visto como "misión cumplida menos que a medias". Y hay una fuerte inestabilidad política por los seis meses transcurridos sin poder formar gobierno legítimo.
Esto ha llevado a analistas y politólogos estadounidenses, enrolados en una visión crítica de la tarea en Irak, a afirmar que -paradojalmente- la guerra de más de siete años sólo ha servido para debilitar a este país y fortalecer a Irán. Y, como se sabe, las autoridades de Teherán son los archienemigos marcados como demonios por el imperio a nivel mundial.
Independientemente de que la retirada de 100.000 soldados de Irak deba ser matizada con la estadía de otros 50.000 en sus 94 bases propias, no deja de ser una noticia que tiene un costado positivo: hay menos invasores. Nadie debe pensar que ese reflujo de hombres y equipos se origina en una faceta humanista de Obama. En su mensaje apareció mencionada una de las causas: dijo que cuenta con presupuestos acotados y que la economía debe ponerse en marcha para dar empleo a tanta gente desocupada.
A propósito. El texano criminal de guerra creyó terminar la guerra el 1º de mayo de 2003 cuando apareció disfrazado de piloto en la cubierta del portaaviones "USS Abraham Lincoln". Y dijo que el costo de la contienda sería de aproximadamente 50.000 millones de dólares. Ahora el portavoz del Pentágono admite que costó un billón de dólares, aunque el cálculo que merece más fe es el de Joseph Stiglitz, quien hace tiempo lo estimó en 3 billones de dólares (trillones en el uso de USA).
Obama no sólo no demandó judicialmente a nadie por las matanzas. Tampoco lo hará con quienes derrocharon ese dineral y en parte lo capitalizaron para sí, como Cheney con Halliburton y las contratistas del Pentágono.
El gran límite político a los anuncios presidenciales está en que no saca las tropas de Irak para dar una oportunidad a la paz. Buena parte de esos efectivos irán a parar a Afganistán, que es la guerra que continuará a full con Obama, con la historia conocida de "daños colaterales", masacres y otro billón a la basura.
Ya se dijo que no hay en el afroamericano ni una pizca de pacifismo. Antes bien, preocupación por remontar en las encuestas para las legislativas de noviembre, donde Gallup le pronostica una paliza a manos de los republicanos.

 


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