Jueves 05 de junio 2025

Jornadas que tensan hasta cortar la soga

Redacción 06/01/2011 - 00.52.hs

SEÑOR DIRECTOR:
Hasta el momento de escribir esta nota, el año estaba empezando sin grandes sobresaltos en nuestro pago.
Hubo, es verdad, algunos hechos que ganaron su lugar en la crónica policial. Tal padre que apaleó a un hijo de ocho años, dizque porque le robó plata. Tales hermanos o primos y amigos que se reúnen para compartir lo que haya para pasar la noche del 31. Charlan, beben, suben el tono, aparecen viejas memorias de querellas y malentendidos, brilla un cuchillo con su resplandor siempre siniestro y la sangre acude al llamado con la diligencia habitual...
Una mujer pare a su hijo apenas iniciado el 2011 con esa fe que tiene la vida para acallar presentimientos. Otras alumbran a hora semejante y se entabla el debate por la prioridad y así los niños quedan advertidos que ingresan a un universo competitivo...
Más lejos de nuestro medio, un vehículo interrumpe con brusquedad su marcha, despide al ocupante que omitió atarse, se encomienda "a cabriola" (uso la expresión de Fierro en su pelea con el hijo de un cacique), se estrella contra otro vehículo o contra un árbol o un poste o cae en una zanja... alguien grita. Y hay quien calla para siempre entre la flamante chatarra...
Recuerdo un amanecer, en General Pico. Habíamos cerrado la edición de nuestro diario y supimos que había habido un accidente grave. Llegamos cuando ya policías y bomberos habían avanzado en su tarea. Tres cuerpos estaban en el suelo, uno al lado de otro, apenas cubiertos con una manta. Fue mi primera visión directa de esta tragedia actualizada que, a partir de esos años comenzó a repetirse y multiplicarse. Recuerdo que un policía nos los señaló, invitándonos a mirar sus rostros, por ver si reconocíamos a alguno. Había tranquilidad en las caras de esos desconocidos "de siempre". Mi acompañante preguntó si no habrían tenido tiempo para alarmarse. Tal vez la muerte siempre se exprese así. Siendo como es el final del breve juego del vivir, tan lleno de riesgos, nada hay que pueda infundir miedo, nadie hay que pueda sentir miedo. Muchas más veces hube de acorrer a lugares de tragedia y siempre me pareció que el rostro de los muertos comunicaba reposo. En cambio, cuando se los mira en la ceremonia funeraria, entonces más bien expresan lejanía y ausencia.
Me dejó pensando el caso del padre que azota cruelmente a su hijo.¿Será cierto que le robó "plata"? No es raro que se caiga en la tentación en el propio hogar, cuando se es muy pequeño o se vive en estado de frustración. Esa moneda es el puente que lleva... a la confitura, a los juegos electrónicos, a la posibilidad de mostrarle al grupo de amigos que se tiene conque. ¿Y qué pasa con el padre? ¿Por qué se descontrola y se comporta tan bestialmente? Puede que sea un violento habitual, un ser de vino agresivo. O que venga de un trabajo ingrato en el que no encontró lo que esperaba para esa fecha. O que lo irritara que la mujer se hubiese ido con sus padres, donde estaba prevista la reunión, sin esperarlo. O porque tendrá que condescender y sonreír a la horrible suegra. O que se siente frustrado luego de hacer, mientras retornaba a casa, un balance de su año, de su vida, de lo que quiso y no pudo, de lo que hizo más allá de sus promesas o contradiciéndolas. De lo que siente que ya no podrá, de los hilos con que la vida lo ha estado enredando y condicionando hasta quitarle la posibilidad de elegir un camino entre muchos, como creyó poder cuando empezaba a andar mundo. La criatura que somos no siempre sabe balancear adecuadamente y aceptar que esa mujer y ese hijo no son poca oferta y más bien le muestran que hay camino, que ha estado haciendo camino y que debería comprender que, de los muchos caminos, hay un solo camino final para cada persona.
No siempre es amable el rostro de la noche final de cada año. Tal vez nunca lo sea y que se deba a eso que hacemos tanta fiesta, tanto ruido, tanto comer y tomar, tanto forjar espejismos y correr tras ellos.
Atentamente:
JOTAVE

 


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