Lunes 09 de junio 2025

La Pampa política: un arrastre relativo y la prevalencia de los grises

Redacción 31/10/2011 - 04.15.hs

Las elecciones mostraron continuidades políticas, aunque también una disconformidad subterránea. Pero la permanencia es la norma en La Pampa. La crisis de representatividad toca a los partidos tradicionales. El Frepam debería haber copiado al PJ en cómo se construye el poder para no perder la capital.
Norberto Asquini
Las elecciones generales del 23 de octubre en La Pampa dejaron varios análisis por hacer, por su complejidad. Y también, en parte, por su contraste con la simpleza en la votación nacional.
La primera idea fue el predominio del Partido Justicialista, basado en su aparato, su poder territorial y la construcción y reproducción de ese poder. Una tendencia histórica que se manifiesta desde los tiempos del primer peronismo, consolidada por Rubén Marín como fuerza política y estatal, y renovada -en parte y con deficiencias por sus consecuencias- por Carlos Verna. Hoy se mantiene por el "gerenciamiento" de la provincia que hace el gobernador Oscar Mario Jorge.
Fue una victoria del PJ, pero más de calidad -tiene mayoría en la Legislatura, recuperó Santa Rosa, Eduardo Castex y algún pueblo- que de cantidad. Esa estructura, ese poder territorial y esa identificación con los valores sobre todo populares del peronismo es lo que pudo superar la caída de su principal candidato, la división interna, el bochorno de las peleas por las candidaturas y un postulante que no despierta demasiadas emociones.

 

Arrastre relativo.
El PJ pampeano no logró capitalizar todo el arrastre de la boleta de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esa tendencia ayudó, pero no fue definitiva para el resultado. Tampoco ese arrastre ayudó a la fuerza kirchnerista no pejotista, Nuevo Encuentro.
Si arrastró el voto de CFK, fue por escaso margen. El PJ se mantuvo en sus registros históricos, y hasta descendió a un preocupante piso del 39 por ciento de los votos emitidos. Hasta en General Pico, la victoria no fue la esperada. La relatividad de ese arrastre se observa en las diferencias de votos entre CFK y Jorge, en la provincia, o entre la mandataria y los candidatos a intendente de ese signo en Santa Rosa y General Pico.
Observemos los votos, aunque no sean definitivos. En el departamento Capital -Santa Rosa y Anguil- CFK obtuvo 34.683 votos, mientras que las diputadas K lograron 27.046 y el gobernador 22.266 votos. En Santa Rosa el PJ logró para intendente 21.188 y en Anguil 626. Esta diferencia de votos, 12.417 para gobernador y 12.869 para intendentes, indican que sacaron el 35% menos de sufragios que la presidenta. En tanto, sí hubo menos corte en el departamento Maracó, donde Jorge sacó el 21% menos que CFK.

 

El voto descontento.
El dato no menor fue el voto en blanco, y los sufragios que se fueron a una tercera fuerza. Ambos son manifestaciones de un desencanto con el actual escenario de cosas. Tanto el PJ como el Frepam estuvieron por debajo del voto histórico por varios puntos. La tercera fuerza, la derechista Comunidad Organizada, representa el voto descontento con los partidos tradicionales y logró alrededor del 10 por ciento, un margen histórico que siempre obtuvieron esas terceras fuerzas, ya sea el Mofepa, el Modin o el Fregen. Un voto volátil que en cuatro años se puede desvanecer, sobre todo en agrupaciones no orgánicas.
El dato central, y que debería preocupar a la dirigencia pampeana, fue el votoblanquismo. Manifestación de la crisis de representatividad que envuelve a justicialistas y radicales. Electores que cortaron la boleta de la presidenta y votaron sólo por ella. También se observó un sufragio selectivo -la mitad de los blancos fueron de esta manera-, o sea electores que votaban a parte de una boleta y dejaban otra en blanco, disgustados por determinados candidatos o partidos. En el caso del Frepam santarroseño, hubo hasta catorce combinaciones distintas.

 

Gobernantes o "gestionadores".
Los "grises" son gobiernos que no resaltan o no logran amplios consensos. Que se quedan en la gestión diaria sin mayores proyectos. Si el 58% de los votos positivos tuvieron como destinataria a CFK en La Pampa, fue porque su gobierno genera expectativas, pero también porque sus políticas se sienten en la vida diaria del votante. Aunque ese apoyo sea como el de la mayoría del votante pampeano, un voto conservador: más que esperar que se profundice su proyecto "nacional y popular", muchos quieren que no cambie este presente venturoso en la economía del país, mientras el mundo se derrumba.
El gran problema fue que los candidatos "no convencieron". Jorge logró 13.000 votos menos que en 2007, fue un postulante inesperado, "de repuesto", y que no tuvo todo el consenso dentro del PJ y hasta resistencias de algunos intendentes. Además, su perfil más liberal que populista está más emparentado con el "ajuste" que con la realización. Tampoco el Frepam pudo "encantar" al electorado, en un marco nacional muy difícil para el radicalismo.
Esa crisis de representación de los partidos tradicionales tiene varias facetas. Los gobiernos de los "caciques" locales de juntas vecinales en pueblos importantes como Intendente Alvear, Victorica y 25 de Mayo, y ahora parece en General Acha, marcan un poco esta tendencia.

 

¿Continuidad o cambio?
Hay manifestaciones de disconformidad subterráneas que se manifiestan en el voto en blanco o a terceras fuerzas, pero parecen intenciones pasajeras. Algunos observan transformaciones de superficie, que despiertan sorpresas, como la caída del PJ en General Acha o su victoria en Eduardo Castex. Pero esas sorpresas deben mirarse más como lo raro que como lo nuevo. Esa posibilidad de cambio es aparente en un escenario político estable. La apuesta conservadora a la permanencia es una constante en la política de La Pampa: de 78 intendencias, en 57 -tanto justicialistas como radicales- fueron reelectos sus jefes comunales. Aún más: en otras 9 asumió un candidato del mismo partido y en sólo 12 hubo alternancia de colores partidarios.

 

Final de fiesta.
La gran caída para el Frepam fue Santa Rosa. Si pudo esbozar un gobierno más ordenado que el del PJ en la ciudad, basado en la honestidad y con algunos proyectos novedosos, esto fue apoyado solamente por un electorado independiente y el voto cautivo radical-socialista. Pero quedó claro que sólo con buenas intenciones no basta, y esto no lo entendieron en la comuna. En una provincia donde ganó casi todo el oficialismo, y ante un candidato que no las tenía todas consigo, perdió el radical Francisco Torroba.
Es que le faltó lo más importante para un gobierno, y esto lo sabe hacer bien el PJ: la construcción política. Hacia afuera Torroba no generó nuevas alianzas y hubo un perfil de gestión demasiado "oficinista" y también gris. Después de ganar Santa Rosa por una coyuntura excepcional, había que profundizar una gestión para romper el piso justicialista, pero no hubo muchos matices. Hacia adentro del Frepam, primó la lógica de línea interna chica y la falta de apertura. Finalmente, Torroba casi no pudo levantar los votos conseguidos en 2007. A pesar de las advertencias, la suficiencia del jefe comunal fue una mala consejera.
Con una elección ganada por cerca de 600 votos por el PJ, el extemporáneo y desesperado último intento por "embarrar la cancha" por parte del viceintendente fue un final poco digno para el primer gobierno opositor de Santa Rosa desde el 83.
Esa misma diferencia fue festejada por Luis Larrañaga, aunque su gobierno empiece con una legitimidad un tanto opacada por la escasa diferencia con el Frepam y la división interna del PJ.

 

No alineados.
Finalmente, un párrafo aparte. Entre tantos "grises" en la provincia, esta semana se recordó el año del fallecimiento de Néstor Kirchner. En ocho años de kirchnerismo, La Pampa todavía es poco lo que aprendió de los nuevos vientos que el ex presidente instaló en la política nacional y sobre todo en la economía. La Pampa sigue sin alinear su rumbo al proyecto nacional, sigue sin aprovechar una coyuntura económica histórica y sin contar con un plan de desarrollo que permita capitalizar esta década y seguramente la que vendrá para cambiar el futuro de la provincia.

 


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