Lunes 14 de julio 2025

Lo mejor, asignación a embarazadas; lo peor, omisión de ley de bancos

Redacción 03/03/2011 - 00.00.hs

Cristina Fernández de Kirchner inauguró las sesiones del Congreso. Allí anunció que la asignación por hijo la percibirán las embarazadas. Lástima que omitió el proyecto
de Carlos Heller para los bancos.
EMILIO MARIN
Vestida con un color de luto que se va diluyendo, la jefa de Estado dio un discurso el martes muy bien hilvanado, hablando fluidamente durante una hora y cuarenta minutos con apenas un ayuda memoria. La sostuvieron las 86 interrupciones por aplausos que le dispensaron las bancadas oficialistas. Ninguna de esas expresiones de apoyo logró siquiera un par de palmas de los legisladores opositores, encerrados en su lógica de perdedores y rencorosos.
Ya se sabe que Cristina Fernández de Kirchner es una excelente oradora, muy superior a su fallecido marido. Y ni qué hablar de los otros presidentes que hubo desde 1983, el único que podría competir era Raúl Alfonsín -quizás quien deba competir el 23 de octubre será su hijo Ricardo, un clon en lo físico pero sin ADN político con el primer presidente del ciclo democrático-.

 

Mezquinos.
A propósito, Ricardo Alfonsín abandonó el recinto cuando la jefa de Estado reprendió a Julio Cobos por la interrupción de la barra cobista. Fue un gesto descomedido del candidato presidencial de la UCR, aunque más leve que el alevoso de Elisa Carrió y Mauricio Macri, quienes faltaron a la cita. ¿Eso es mejorar la "calidad institucional", tal su reiterado reclamo de lo que supuestamente le falta al kirchnerismo? La mera lógica, no digamos la condición democrática, indicaría que la mejor conducta era concurrir y, en ese marco, marcar luego ante las cámaras algunas discordancias.
De todos modos su ausencia no salvó a Macri de una directa crítica. La oradora, en base a estadísticas del jefe de Gabinete, demostró que era quien punteaba holgadamente el campeonato de vetadores de leyes. Eduardo Duhalde, potencial socio del porteño, va primero entre quienes ocuparon el PEN.

 

Logros.
Como era previsible, la presidenta enumeró los principales logros de su gestión, como la mayor actividad económica con inclusión social y el aumento del consumo popular. Se detuvo en el impacto favorable de la Asignación Universal por Hijo, en materia de reducción de la pobreza en un 48 por ciento y en la mayor escolaridad. También subrayó que el país tiene un 96 por ciento de cobertura social, mediante jubilaciones y pensiones no contributivas. Alardeó de la inversión educativa que -puntualizó- asciende al 6,47 por ciento del PBI. En esos y otros tópicos está a la vista que tiene el visto bueno del grueso de la población, al margen de la actitud mezquina de las bancadas opositoras.
El 1º de marzo de 2010 esa oposición llegó abroquelada para seguir la pelea contra el uso de las reservas del Banco Central para pagar deuda, luego del despido de Martín Redrado. Ahora se vio la diferencia de situación. Cristina reivindicó esos pagos y el aumento de las reservas a 52.000 millones de dólares, el "Grupo A" no pudo levantar cabeza y Redrado está mal, bajo el fuego de los tweets descalificadores de su ex novia Luli Pop. El país, mejor.

 

Palos aquí y allá.
El tono distendido de CFK no significó que no defendiera enfáticamente su gestión, si bien lo hizo sin el tono de barricada empleado en el reciente acto de Catamarca en una fábrica recuperada.
Las críticas a la oposición conservadora no se limitaron al recuerdo de cuando sus representantes quisieron impedirle utilizar reservas del Central, sino que se extendieron a otras áreas. Les reprochó que en 2010, contando con mayoría en ambas cámaras, habían sido responsables de una pobre producción legislativa. En rigor, eso fue resultado básicamente de la mediocridad y divisiones dentro del "Grupo A" pero también -en ocasiones- de las trabas puestas por la bancada K de Agustín Rossi en Diputados y de Miguel Pichetto en Senado.
Reprendidos.
El secretario de la Uatre (peones rurales), Gerónimo "Momo" Venegas, recibió algunos palos por su escaso apego a la defensa de los trabajadores rurales, afectados por la superexplotación y el trabajo esclavo. El proyecto de Estatuto del Trabajador Agropecuario, presentado por el gobierno en junio de 2010, no fue tratado por ninguna de las tres comisiones a las que fue girado. Y ese cajoneo, quedó de manifiesto con la exposición presidencial -aunque sin hacer nombres-, fue responsabilidad de la oposición actuando en yunta con la Mesa de Enlace rural. En uno de los párrafos más aplaudidos, la oradora aseguró que debe terminarse con la vergüenza del trabajo esclavo en el campo y la evasión fiscal.
Como dicen en La Pampa, "vamos por partes, dijo Gonzani". Esa crítica a los campamentos de peones tratados como dos siglos atrás está ampliamente justificada. Lo único que se podría observar es que en un discurso anterior la presidenta estimó que se trataba de "casos puntuales", una muletilla que ahora fue apropiada por Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural Argentina.
Esa situación inhumana debe ser eliminada en todo ámbito laboral. También en el textil, donde la Cooperativa La Alameda ha denunciado a numerosas empresas (una es Awada, de la flamante esposa de Macri).
Sobre la evasión fiscal, el mismo día que la presidenta hablaba a la Asamblea Legislativa, la AFIP concretaba 117 allanamientos a firmas cerealeras. Perfecto. La conocida expresión de "poner traje de raya a los evasores" debería aplicarse concretamente a los directivos de Nidera, Cargill, Bunge y Noble SA, que tienen procesos por evadir más de 150 millones de pesos. Sólo cuando estos ejecutivos tengan esos trajes en vez de Armani se podrá creer en la seriedad de las leyes tributarias.

 

Límites de Cristina.
Para la tapa de Clarín del 1º de marzo, había un proyecto ultrakirchnerista de reformar la Constitución para asegurar una "Cristina eterna". En realidad, como lo admitió Diana Conti esa noche en "6, 7, 8", fue una elucubración suya y de amigos de sus hijos que militan en La Cámpora. No hubo un proyecto alentado por el oficialismo ni por la supuestamente interesada. Esta se dio el lujo de recordar que aún no ha decidido ir por la reelección, aunque ésta es casi una certeza. El tono y las propuestas de leyes que pidió votar al Congreso tuvieron un claro sentido de continuidad para un próximo mandato.
La oposición, ninguneada, trató de cuestionar el mensaje presidencial imputándole la ausencia de la inflación y la inseguridad. En esto, como en los últimos años, les dio letra el monopolio mediático. "En todas las mediciones de opinión pública hay dos temas que están en la cima de la preocupación social: la inseguridad y la inflación, en ese orden. Cristina Kirchner no hizo referencia alguna a la inflación. Sí habló, en cambio, de la inseguridad. El único anuncio que hizo consistió en que pondrá policías en la calle. Por fin, si fuera cierto", escribió Joaquín Morales Solá, el amigo del general Domingo Bussi.

 

Tres críticas.
Más despreciativa y virulenta fue la editorial de "Gaceta Ganadera" de ayer, titulada "Un pobre mensaje presidencial". Allí los Saguier-Mitre añadieron una tercera imputación: "Omitió referencias concretas a los gravísimos casos de corrupción de su gobierno". Ernesto Sanz, Federico Pinedo y Patricia Bullrich habían planteado dos asuntos (inseguridad e inflación) y su diario de cabecera les plantó un tercero.
En realidad, desde el ángulo democrático-popular y progresista se le podrían hacer al mensaje tres críticas muy diferentes a aquéllas.
Una tiene que ver con el durísimo reproche presidencial a las medidas de fuerza de los trabajadores de los gremios, en particular del transporte. Los acusó de tomar de rehenes a los usuarios, que son los que viajan en colectivos, trenes y aviones (en este caso, sólo en casos puntuales). La cúpula de la cámara patronal UIA, que no fue objetada en el discurso, aplaudió esa embestida contra los gremios; el tema había sido motivo de un comunicado de la entidad en el mismo sentido.
Ese enfoque cristinista opera sobre alguna consecuencia y no sobre las causas: si los tercerizados del Roca cortaron las vías era porque los habían despedido o mantenido con sueldos de la mitad de los fijados por el convenio.

 

Proyecto en espera.
La otra crítica al discurso es por haber omitido la necesidad de tratar en Diputados el proyecto de ley federal de crédito propuesto por Carlos Heller (PSOL-Nuevo Encuentro) en abril de 2010. La ley de entidades financieras de la dictadura es, junto con la del Peón Rural, la rémora del terrorismo de Estado y debería haber sido anulada en 1983. La presidenta se limitó a un tierno tirón de orejas a los banqueros, al recordar las diferencias entre banca pública y privada a la hora de prestar para inversión o para consumo. De proponer una nueva ley, basada en el proyecto Heller, ni una palabra.
Finalmente, a la pieza tan bien hilvanada por CFK le faltó un condimento político de rechazo a las políticas imperiales en relación al país. Hubiera sido interesante que retomara su referencia a la soberanía frente a Washington, que pronunció cuando comenzó el escándalo del avión norteamericano con armas y drogas.

 


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