Martes 10 de junio 2025

Cada uno dice de la feria conforme le vaya en ella

Redacción 01/04/2012 - 10.19.hs

El título de esta nota recoge un viejo refrán, que muchos conocerán en su versión española.
Lo que dice es que las personas regulan sus juicios según su experiencia personal. Si les ha ido bien, dirán que la feria es una gran cosa. Si les ha ido mal, dirán que es un fracaso y agregarán una nómina de culpables y un detalle de cómo debería haberse hecho.
A los refranes no hay que pedirles que enuncien toda la verdad. Lo que dicen vale para ciertas situaciones y no para todo protagonista. Cierta vez me puse a recordar refranes por ver si había contra refranes. Encontré casos. Citaré lo más conocido: Al que madruga, Dios lo ayuda-No por mucho madrugar amanece más temprano.
En el refrán de la feria se dice algo que realmente sucede, porque el cómo nos vaya, sobre todo en algo que nos interese mucho, suele determinar nuestros juicios. Cierto: las personas prudentes y sensatas, que han madurado su juicio, escapan a esa regla y pueden reconocer que la feria fue buena, que los que hicieron buenos negocios realmente lo merecían y que él cometió tales o cuales errores. No son los más los que así proceden, pero basta un caso diferente para condicionar el campo de validez de un juicio.

 

Ferias.
La idea de feria tiene relación con la de mercado, En casos se usan indistintamente. La feria tiene por característica propia el hecho de que se hace en lugar público y en fechas determinadas. El mercado tiene habitualmente lugar propio y estable y funciona todo el año.
Una noticia que apareció en nuestro diario, sobre vecinos del norte de Santa Rosa que han realizado una feria para ofrecer y vender objetos de su creación o producción, me llevó a ordenar recuerdos y a buscar referencias sobre ferias. Recordé las que se hacían en la Santa Rosa territoriana frente a la plaza, para vender verduras y hortalizas de producción de las quintas que entonces se cultivaban en Colonia Escalante y muchos otros suburbios. Recordé también que, hallándome en una ciudad de Estados Unidos, fuimos a una feria que llaman "garage". Se abría ocasionalmente en una u otra casa de la vecindad, inicialmente en el garaje y los vecinos llevaban allí los objetos que ya no necesitaban, pero estaban bien conservados, los exponían y siempre había quien se interesaba y compraba.
Las ferias de artesanos comenzaron hace ya algunas décadas en el país y ahora se realizan en todas las ciudades, incluso con regularidad.
La pregunta que me hice resultó de ver contraste entre una organización multinacional del comercio, con supermercados que muchas veces pertenecen a grupos financieros internacionales, y ese surgimiento o resurgimiento de las ferias en las que algunos vecinos tratan de mostrar y procuran vender sus producciones como una manera de mejorar sus ingresos o generar su propia fuente laboral. Recordé que en la crisis que culminó hacia 2001, me sorprendí al ver que muchos de mis vecinos restablecían un sistema antiquísimo de comercio: el trueque. Otros vecinos estaban entre los que se habían ido al exterior o esperaban poder hacerlo, pero los más afrontaban la crisis con las armas que tenían, esto es, volviendo a los comienzos de la civilización. Ahora no hay crisis, afortunadamente. Hemos visto retornar a muchos de los que habían emigrado. Ya no hay trueque como actividad de muchos, pero ahí están las ferias de los artesanos y de estos vecinos que quieren vender su producción a otros vecinos.

 

Ciudades.
Las ferias nacieron en el seno de las ciudades. O sea, cuando hubo grupos humanos que se asentaron en un sitio y comenzaron a construir viviendas estables y a afrontar todos los problemas que aparecían, además del necesario techo: agua, comida, ropa, calles transitables, servicios sanitarios, etc. Apareció el mercader, el feriante, que inicialmente era una persona que afrontaba largos viajes para llegar con su mercadería o sus ofertas a los lugares donde había ferias. Esto decayó con las ciudades del mundo antiguo, pero comenzó a reconstituirse así que se avanzó a través del medioevo. Volvieron los mercaderes, a veces caminantes con sus alforjas, o caballeros (en asnos) con sus albardas o moviéndose en carruajes por los duros caminos de entonces, acosados por el peaje de los señores feudales y el asalto de los bandoleros. Después del siglo X comenzaron a aparecer las ferias, con fechas ciertas, las cuales pronto vieron surgir, junto al mercader, al banquero y se asistió al nacimiento de una clase (la burguesía) que no tardaría en ganar poder político.
Dejo flotando este retorno de las ferias y la necesidad de entender el suceso. Jotavé

 


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