Sabado 07 de junio 2025

Europa repite su trágica historia

Redacción 21/10/2013 - 04.23.hs

La mayoría de los estudios historiográficos sobre la caída del Imperio Romano, si no todos, coinciden en que una de sus causas fue la afluencia de multitudes desde las regiones que lo componían, incluso limítrofes a él, atraídas por el brillo de la metrópoli y las posibilidades de una vida mejor. Ese aluvión migratorio, con muy diversos aportes culturales y el sincretismo generado -entre otros factores- fueron debilitando la médula de aquella civilización que había dominado el mundo occidental por varios siglos, contribuyendo al derrumbe imperial y, simultáneamente, al surgimiento de nuevas lenguas y nacionalidades.
Quienes incursionan en la filosofía de la historia suelen sentirse tentados a hablar de la repetición de ciertos acontecimientos en el transcurrir del tiempo humano. Esa idea quizás podría aplicarse con cierta pertinencia a las incesantes oleadas de inmigrantes ilegales que, desde Asia y Africa, hoy buscan alcanzar el ilusorio paraíso de la Unión Europea, y han generado los trágicos sucesos recientes. En tal sentido las dos últimas semanas han sido tremendas, con centenares de muertos ahogados en el mar Mediterráneo por viajar en pésimas condiciones, víctimas de traficantes sin escrúpulos, una especie que opera en la actividad desde hace mucho tiempo.
Estos "nuevos bárbaros" (usada la palabra en el sentido original de "extranjeros") dejan lo poco o nada que tienen en sus lugares de origen atraídos por la posibilidad de una vida mejor en el continente europeo. Sus países -Libia, Marruecos y hasta la lejana Eritrea, entre otros-son lo que queda del planteo histórico y geopolítico que los mismos europeos trazaran en el continente africano, tanto en el pasado como en épocas muy recientes, reduciéndolo a un damero de meras colonias de donde obtener recursos naturales y, eventualmente, colocar allí sus productos. Para alcanzar esas metas hicieron correr ríos de sangre en los tres últimos siglos. Ahora, de una manera quizás inesperada mas no imprevisible, el círculo se cierra sobre ellos derramando multitudes humanas que Europa no está en condiciones de absorber dentro de la aguda crisis económica que sufre, ni siquiera en el tradicional papel de mano de obra barata que cumplieron hasta ahora.
Por su condición de penínsulas que se adentran en el Mediterráneo y más se acercan al Africa, España, Italia y Grecia son las naciones más afectadas por la marea migratoria. De hecho los italianos se han visto conmovidos por los más de cuatrocientos muertos en sus aguas jurisdiccionales en apenas una semana, generando en la población un impacto muy grande, tanto que el gobierno se ha visto obligado a crear una fuerza naval humanitaria que patrullará el Canal de Sicilia en previsión de posibles auxilios.
Tamaños sucesos han provocado grietas en la Unión. Los países citados, a los que se suma Francia, se sienten perjudicados porque están obligados a obrar primero como receptores y luego como filtro de esa masa humana desprovista de todo. En cambio Alemania, considerada el país más poderoso de Europa, es muy poco lo que recibe de ese torrente migratorio de "indeseables" pues está ubicada mucho más al norte y rodeada por territorios que se ven obligados a frenar el paso de los indocumentados. Los reclamos ya han comenzado a hacerse oír.
Veinte años atrás, con la caída del mundo socialista europeo y la imposición del capitalismo, voces tan apresuradas como infundadas comenzaron a hablar de "el fin de la historia" como consecuencia, decían, de la proyección y efectividad de la ideología que quedaba vigente. Apenas dos décadas han bastado para demostrar que nada terminó y que, en una interpretación aceptable, algunos aspectos recomienzan y, para peor, bajo un signo trágico.

 


'
'