Pampeanos en las listas negras
El hallazgo de los documentos secretos de las juntas militares que gobernaron el país durante la última dictadura y que permanecían en un sótano de la Fuerza Aérea es un acontecimiento de enorme trascendencia.
Es cierto que ya se conocían muchos elementos que ilustraban sobre la forma en que se ejerció el poder en aquellos años de plomo, pero esta documentación va a permitir un exhaustivo trabajo de investigación histórica que contribuirá a arrojar luz sobre muchos puntos oscuros que aún perduran acerca de aquellos siniestros años.
El tema de las listas negras es, quizás, uno de los más resonantes, de los que más impregnaron a la sociedad pues involucraba la desaparición pública de figuras emblemáticas de la cultura popular. Actores, cantantes, escritores, periodistas padecieron en carne propia la censura, la persecución, el destierro y hasta la muerte según un patrón de represión que establecía minuciosamente el nivel de "peligrosidad" conque cada uno de ellos había sido estigmatizado.
Lo que detallan los documentos ahora revelados es la clasificación, según el grado de "contaminación marxista", que cada uno de ellos exhibía a los ojos de los dictadores. Constituyen, esos textos de la burocracia militar, una demostración palmaria del furioso anticomunismo que destilaban las juntas militares siguiendo el esquema represivo recomendado por el Pentágono y sus escuelas militares diseminadas por todo el planeta. Tengamos presente que Estados Unidos, en aquellos años, promovió golpes militares en toda América Latina para luchar contra el "enemigo rojo" que tenía a Cuba como "cabecera de playa" en el continente. La doctrina de la seguridad nacional fue el instrumento que promovió la represión ideológica a una escala continental nunca antes vista.
El terrorismo de Estado se desplegó con enorme violencia sobre toda la sociedad en lo que se llamó "guerra contra la subversión". En realidad, la palabra "guerra" fue la excusa -incluso empleada por los genocidas en los posteriores juicios por los crímenes de lesa humanidad cometidos- para secuestrar, torturar y hacer desaparecer a toda aquella persona que fuera considerada un "peligro" para el "ser nacional" occidental y cristiano que defendían los militares.
Los pampeanos conocimos también ese terrorismo de Estado y los recientes juicios a los policías y militares implicados en lo que en aquellos años se llamó la "subzona 14", como centro de coordinación de las tareas represivas, lo vino a confirmar incluso a quienes habían permanecido con los ojos cerrados desde aquellos tiempos.
En las listas negras de la dictadura que ahora se develaron figuran tres pampeanos: Raúl Celso D'Atri, Juan Ricardo Nervi y Ana María Lasalle. Los tres nombres -los dos primeros, ya fallecidos- hablan con absoluta claridad acerca del perfil intelectual de quienes eran las presas predilectas de los militares. Los tres se desempeñaron como periodistas, en distintas épocas de este diario, que también supo del acoso militar desde la misma madrugada del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1976, con la detención de su entonces jefe de redacción Saúl Hugo Santesteban y las posteriores clausuras del diario por "infringir" las normas que se impusieron a la prensa a la hora de informar. Meses antes del asalto al poder por parte de los militares, en agosto de 1975, un poderoso explosivo había detonado en la sede de La Arena y destruido buena parte del local. Un anticipo, durante el gobierno de Isabel Perón, de lo que vendría el año siguiente a escala mucho mayor.
Al cumplirse tres décadas de la recuperación de la democracia viene muy bien este ejercicio de la memoria -estimulado por la publicación de estas listas por parte del Ministerio de Defensa- sobre un pasado ominoso que dejó tantas marcas en la sociedad.
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