Viernes 11 de julio 2025

La gran deuda con el arbolado

Redacción 10/12/2013 - 03.54.hs

La cultura del árbol en La Pampa ha estado lejos de ser uniforme y acorde con las necesidades y posibilidades de una región árida y semiárida, como la que corresponde a la mayoría de nuestro territorio provincial. Las particulares condiciones socioeconómicas en que se desenvolvieron el poblamiento y la colonización más ciertos sucesos económicos y sociales, no estimularon una promoción y cuidado -mucho menos un culto- a la criatura verde. Los pioneros, frecuentemente condicionados por una contratación leonina, plantaron lo elemental y sus descendientes, a menudo se caracterizaron por erradicar más que por poner, manifestando una curiosa fitofobia con justificaciones que iban de lo insólito a lo ridículo. Esta curiosa circunstancia se dio, fundamentalmente, en los conglomerados urbanos y su reflejo acaso sea el hecho de que ninguna población pampeana tiene un gran espacio público arbolado, como sí sucede en ciudades de otras provincias.
Por eso no puede menos que saludarse el encuentro provincial sobre arbolado urbano realizado recientemente en Santa Rosa. La reunión, a la que concurrieron representantes de medio centenar de localidades provinciales, sirvió para establecer orden en un quehacer que no lo tiene, o si lo tiene no se cumple debidamente. Por de pronto se elaboraron listados de árboles aptos a nuestras características climáticas y estéticas, dado que hay especies que no se adaptan a los sitios poblados y colisionan con su infraestructura. No necesariamente debe buscarse la uniformidad, pero sí evitarse el hecho de que el árbol en el mediano plazo pueda convertirse en un problema.
En cuanto a esta ciudad capital resulta evidente que faltan plantaciones, especialmente en los nuevos barrios y los espacios públicos correspondientes, una circunstancia que se hace más notable en los días de verano. El sector céntrico también evidencia graves carencias y desigualdades. La primera impresión del turista o del pasante suele estar relacionada con el pésimo estado general del arbolado, al margen del tránsito y la limpieza, y en ese sentido Santa Rosa está en deuda consigo misma, lejos de otras poblaciones que mantienen y promueven educación y cultura en torno al arbolado urbano. Y lo mismo podría decirse del resto de las poblaciones pampeanas.
Una de las conclusiones más importantes de la reunión citada ha sido la coincidencia de los participantes en afirmar la necesidad de contar con un cuerpo de leyes de protección y promoción del arbolado, "que es lo que permitiría finalmente unificar los criterios". Asimismo esas herramientas legales permitirían encuadrar de una vez y para siempre la cuestión de la poda, un tema tan controvertido como a menudo mal ejecutado.
Los distintos poderes del Estado provincial no deberían demorar más en avanzar en esta cuestión, que debe abarcar no solamente las áreas urbanas sino también las rurales; se sabe que hay áreas de donde sale madera con escaso o nulo control. Después de todo es pertinente recordar que el inspirador doctrinario del gobierno actual tuvo una acertada frase cuando, muchos años atrás, afirmó que la riqueza nacional se multiplicaría si cada argentino plantara un árbol.

 


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