Un panorama muy preocupante
En apenas un par de días se sumaron varias novedades negativas para la economía y la situación del empleo. En Rancul cerró una empresa cerealera y despidió a una quincena de trabajadores. En Santa Rosa, una empresa constructora entró en concurso de acreedores. En toda La Pampa las cooperativas eléctricas están pasando por graves dificultades para funcionar porque sus ecuaciones económicas son negativas.
Ante este escenario tan oscuro la pregunta que surge inmediatamente es: ¿qué va a hacer el gobierno provincial? ¿Intervendrá para paliar la situación de zozobra que padecen tantas empresas, tanto de capital social como de lucro, o hará la plancha sin preocuparse demasiado? Esta última pregunta es pertinente porque abundan las declaraciones de funcionarios que dicen estar "preocupados" por esta realidad pero, a la hora de los hechos o de mostrar resultados, éstos son inexistentes o insignificantes.
Ahora, como se dijo, se han perdido quince puestos de trabajo. No es relevante para el conjunto de toda la provincia, pero es mucho para una población como Rancul. La empresa constructora que entró en crisis -porque Nación le demora la liquidación de pagos- también es generadora de empleo. Y ni hablar de las cooperativas pampeanas: después del Estado, es el conjunto de empresas que más puestos de trabajo genera en la provincia.
¿Se atacará el problema ahora en estos frentes conflictivos o se dejará que el agua llegue al cuello? ¿Sucederá como con el frigorífico de Uriburu, que continúa todavía sin definición? No hay funcionario que no se diga "preocupado" por esa empresa, pero sus puertas siguen cerradas y hay sesenta trabajadores, y sus familias, que hoy dependen de la caridad pública para sobrevivir y pagar sus deudas.
Con relación a este último ejemplo, este diario informó sobre el funcionamiento, en la provincia de Buenos Aires y otros puntos del país, de frigoríficos rescatados con apoyo del Estado que hoy son gestionados por sus propios trabajadores. Aquí, cuando se habla de esa opción, enseguida se apela al remanido "no se puede". Entonces, si no hay empresarios interesados en su explotación, y cuando se sabe que hay mercado para una futura producción cárnica en la especialidad de la planta, ¿se va a dejar caer la empresa sin siquiera intentar la alternativa que sí ha demostrado que funciona en otras partes en manos de los trabajadores con asesoramiento estatal? ¿Ni siquiera se va a probar una experiencia así y se la va a descartar de plano? ¿Tan absoluto nivel de ausencia tiene el Estado en esta provincia a la hora de salvar las fuentes de empleo productivo que industrializan la materia prima in situ?
Con las cooperativas está pasando una situación parecida. El gobierno nacional siempre ha defendido el uso de subsidios para mantener la prestación de servicios públicos, aunque beneficiara con esa modalidad a sociedades con fines de lucro. Y en La Pampa, su gobierno, que se dice seguidor de las políticas nacionales, se niega a hacer lo mismo, a pesar de que en este caso se trata de empresas cooperativas, es decir, de capital social, y cuyos "accionistas" son todos los pampeanos, pues como se sabe las cooperativas eléctricas de esta provincia distribuyen la energía al cien por ciento de la población. El contrasentido es gigantesco.
Paralelamente, se ha sabido en las últimas horas que hubo casi 900 inscriptos que se postulan para ingresar a la policía provincial, y de ellos el 60 por ciento son mujeres. Una demostración cabal de que, en materia de generación de puestos de trabajo, aumentan solo los del Estado y se reducen los vinculados a la actividad productiva.
A pesar de los discursos, a pesar de la "preocupación" de nuestros gobernantes, ésta es la triste realidad que debemos soportar; éste es el perfil burocrático de provincia que tenemos.
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