La comunicación en su doble función: lo social y lo político
Quien no va a la Feria del Libro, pudiendo hacerlo, puede que no asista porque, conociendo la propuesta, no corresponde a su interés o porque no imagina lo que es esta convocatoria anual.
Fui frecuentador de varias ediciones, vuelvo cuando me es posible y si no se da esa posibilidad permanezco atento a lo que cuentan los medios de comunicación y, en especial, lo que dicen periodistas y escritores que he aprendido a estimar.
Esta experiencia contribuye a mi manera de entender el papel de la comunicación. La noticia y, sobre todo, el comentario que aprovecha el siempre mezquino espacio de los medios para dar cuenta del acontecimiento y arrojar datos y opiniones, me ha permitido entender de una manera muy entrañable el papel de la comunicación y de los comunicadores. Cuando se dice que este papel es "social" se acierta en la definición porque es una manera de unir a los dispersos, procurando que la totalidad de ellos puedan tener en alguna medida la sensación de estar al lado de los protagonistas, y asumir protagonismo.
Sin la comunicación ni siquiera la sociabilidad es pensable. Y sin la conexión que supone la sociabilidad, no serían posibles la cultura ni el proceso de humanización de nuestra especie. Tuvimos que inventar el lenguaje para comunicarnos a distancias cada vez mayores y finalmente fue necesario desarrollar la especie del comunicador: desde el individuo de voz estentórea a las señales de humo, del corredor de Maratón al chasqui criollo y cuando todo esto ya resultó insuficiente, con el impreso, el periodismo, el telégrafo, el teléfono, la radio, la televisión, internet...
Libros.
Días atrás, en la Feria del Libro, el periodista e investigador Washington Uranga presentó dos libros suyos de reciente aparición. Uno se titula Conocer, transformar, Comunicar. El otro: La incidencia como camino para la construcción de la ciudadanía. El primero es de índole teórica y el segundo es práctico: presenta una serie de herramientas necesarias para vincular comunicación y acción política. Este segundo libro reúne un trabajo de colaboración con varios actores.
Uranga destacó, como punto de partida, que la comunicación trasciende los medios. Es una relación entre sujetos y es a la vez un derecho humano fundamental. Relaciona a los hombres y da lugar al desarrollo de estructuras sociales cada vez más complejas, para cuyo funcionamiento cada individuo es reconocido como titular del derecho a estar informado como condición necesaria para ser y permanecer como protagonista.
Entiendo que la falta de acceso a la comunicación destituye de este protagonismo y lo concentra en minorías. Es aquí donde se hace notar la íntima relación entre la comunicación y la acción política. Uranga dice que la Ley del Servicio de Comunicación Audiovisual fue una construcción colectiva desde las bases. Esta ley fue desbaratada de sus contenidos esenciales por el actual gobierno, partidario de concentrar la comunicación en el sector privado, el cual tiende a monopolizar este quehacer básico de la democracia. O sea que se quita protagonismo al conjunto social al reducir la accesibilidad a una comunicación. De aquí resulta la importancia de las políticas públicas de comunicación. Según Uranga estas políticas son "un espacio de lucha, de disputa, de construcción de sentido". A su vez Florencia Saintoud, que acompañó a Uranga en la presentación, expresó que si se trata de transformar el mundo, si entendemos que debe ser transformado, es preciso preguntarse qué tiene para aportar la comunicación, desde dónde se inscribe en la transformación del mundo y qué lugar tiene el conocimiento. Este análisis plantea, pues, la plataforma de la ciudadanía y sus derechos.
Quehaceres.
De este planteo referido a la comunicación, su papel social y la necesidad de discutir los medios instrumentales aptos para la acción desde el campo político se deriva la necesidad de pensar los medios, instrumentos o herramientas adecuados para este quehacer ciudadano. Se habla de tales herramientas en el segundo libro, como aporte para que las organizaciones sociales puedan trabajar de manera efectiva en prácticas de incidencia política.
"Organizarse", se lee, "permite proyectarse, crear horizontes, buscar alternativas de manera conjunta con otros. Hay organización si hay edificación de objetivos, búsqueda común de la construcción de nuevos escenarios". Dice Uranga: "Estamos convencidos de que la construcción política se hace desde ahí".
Queda claro que el cambio político que se vive en la Argentina ha sido determinante, no de la elaboración de estos libros (pues está claro que resultan de un trabajo anterior, como quehacer de Uranga en la universidad) pero sí de la presentación de estos libros. Lo que dijeron los que hablaron en la Feria estuvo expresamente referido al momento político observado como un traspié de la etapa previa que se entiende como más participativa de una opinión ciudadana especialmente habilitada por la ley de medios audiovisuales, la cual fue ciertamente una construcción colectiva, como lo fueron las leyes de actualización de los códigos durante el gobierno anterior.
En mi opinión los cambios políticos están relacionados o son una función de la idea que se tenga acerca del papel de la comunicación. Si se asegura una pluralidad de fuentes, evitando toda monopolización de los medios, se busca asegurar que la comunicación fluya caudalosamente desde el acontecer a la conciencia de los ciudadanos. La política contraria tiende, en consecuencia, a eludir la pluralidad de fuentes y a quitar o disminuir el papel activo del ciudadano.
Jotavé
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