Viernes 27 de junio 2025

Testigos y pruebas desmontan operación

Redacción 07/09/2017 - 01.42.hs

Los testigos que declararon ante el juez federal que investiga la desaparición de Santiago Maldonado asestaron un duro golpe a las operaciones mediáticas que se armaron en torno a este trágico hecho. Uno de ellos vio cómo, durante el violento operativo de la Gendarmería en la comunidad mapuche, efectivos de esa fuerza atraparon, golpearon y subieron al joven a una camioneta oficial.
El día anterior otra prueba irrefutable había actuado en el mismo sentido cuando se conocieron los análisis de ADN hallado en el cuchillo de un puestero a quien los grandes medios porteños presentaron como agresor de Santiago Maldonado.
En las últimas horas, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos advirtió al Estado argentino por "la falta de avances" en las investigaciones y urgió llevarlas a cabo "apegándose a los estándares internacionales" en la materia.
Uno tras otro se van sumando elementos de juicio que contribuyen a desmontar la gigantesca trama de encubrimiento y distracción que pergeñaron funcionarios del gobierno nacional y periodistas de la prensa hegemónica. Ya es imposible que sigan pretendiendo exculpar a la Gendarmería de su responsabilidad en el caso; que sigan inventando que lo vieron a Santiago Maldonado "en otra provincia", o "en Chile" o "que no estaba" en el escenario de la tragedia. Tampoco pueden seguir rechazando el hecho cada vez más evidente de que se trata de una "desaparición forzada" en los términos que define la ONU pues ocurrió en oportunidad de un operativo de una fuerza de seguridad del Estado.
Hay que hacer mucho esfuerzo para encontrar otro ejemplo de tal magnitud en cuanto a armar semejante maniobra entre un gobierno nacional y los medios de comunicación más poderosos del país para manipular a la opinión pública frente a un hecho de tanta gravedad. El gobierno se autoinfligió un daño considerable a su imagen pública. Se empecinó en negar lo evidente y se dejó arrastrar por el vértigo que cierto periodismo enfermo de megalomanía suele desplegar en sus ataques a los sectores políticos y sociales que desea demonizar. De tal forma, en lugar de actuar siguiendo los procedimientos más transparentes y elementales -como por ejemplo apartar a la Gendarmería de la responsabilidad de investigar- se encerró en una defensa ciega y sorda de esa fuerza a pesar de todos los indicios que la incriminan.
Quien concentró los mayores cuestionamientos fue la ministra de Seguridad, y no solo por sus intentos de encubrir a la Gendarmería. También intentó justificar la presencia de su segundo -el jefe de Gabinete de su ministerio- en el escenario de los hechos alegando que fue producto de una "casualidad". Sin embargo el respaldo que recibió en las últimas horas por parte del jefe de Gabinete, no hizo más que extender sobre todo el gobierno la desaprobación que en principio despertó la funcionaria.
Con este gesto pareciera que el gobierno nacional busca enviar un mensaje a la sociedad: en este asunto estamos todos involucrados, sin fisuras. ¿Será porque, en el fondo, lo que está en juego es la disputa por la tierra entre los aborígenes y los grandes latifundistas de la Patagonia?

 

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