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Lunes 15 de diciembre 2025

Casos inquietantes

Redacción 15/12/2025 - 00.16.hs

El acontecer diario, con su secuela de informaciones casi siempre malas y amargas al sentimiento, a menudo quita perspectiva y análisis a otros sucesos de igual o mayor importancia. Por caso las noticias policiales.

 

Ya no se trata del viejo y antaño respetado código del hampa que, según dicen, prohibía asaltar –y mucho menos golpear- a los adultos mayores y a los chicos, a menudo extensivo también a las mujeres. Si es que había algo de cierto en eso, las informaciones diarias evidencian que ha quedado totalmente al margen en la concepción actual de los delincuentes. Vaya como ejemplo que días atrás un ladrón en una moto, según una técnica que ya es habitual, golpeó malamente a una muchacha para robarle la cartera, dejándola tirada en el suelo, inconsciente. El episodio induce a pensarlo como uno más de los que suceden a diario con el protagonismo casi invariable de gente joven de las orillas de la urbe y a menudo ya drogadictos.

 

El motivo principal de esos sucesos es claro: desde el hambre y la falta de referencias para la salud y la educación a la delincuencia hay apenas un paso y no es novedad que está motivado por las políticas del gobierno nacional, indiferente a los problemas del pueblo, especialmente para con los sectores más desposeídos.

 

Pero el problema ya excede a las grandes ciudades y empieza a manifestarse en los poblamientos medianos, como es el caso de Santa Rosa. Entre nosotros se está haciendo habitual esta clase de robo, que ha adquirido volumen, con casos que han llegado hasta el asesinato. Basta un vistazo a los archivos o aguzar la memoria para ver, no sin alguna sorpresa, que la violencia es muy frecuente en ciertas zonas de la ciudad y que en los últimos meses ha llegado también a la parte céntrica, a menudo explícitamente acompañada por la droga, portada por los delincuentes quizás para incrementar el atrevimiento de los casos.

 

Dentro de la misma tesitura también han pasado a ser comunes las peleas entre grupos, ya sean vecinos o familiares, y con un agravante: quienes las protagonizan suelen hacer causa común contra la policía cuando interviene y a menudo con la participación de menores de edad, cuya detención termina con un registro de antecedentes y la entrega a sus padres.

 

En los últimos días hubo casos francamente inquietantes, ya que en los encontronazos también hubo portación y disparos de armas de fuego, lo que le da a los hechos una peligrosidad acentuada.

 

Evidentemente, no se trata de hechos insólitos sino de sucesos en la vida cotidiana santarroseña que ya tienen una contrapartida de múltiples aspectos, y uno de los más singulares sería la numerosa instalación de cámaras de vigilancia a nivel particular. La solución a tamaños problemas, siquiera parcial, es complicada ya que la raíz está en la situación del país y el proceder del Estado Nacional, y eso a pesar de que La Pampa es una de las provincias que actualmente tiene un aceptable nivel de vida.

 

Se hace evidente que a los jóvenes de las clases más desposeídas el presente y el futuro solamente les ofrecen situaciones de pobreza desde las que el paso a la delincuencia es muy corto.

 

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