Jueves 25 de abril 2024

Desprecio mendocino por el ambiente

Redacción 17/08/2022 - 08.47.hs

El mal manejo del agua que tiene lugar en la provincia de Mendoza no es cosa nueva. El corte total del río Atuel es solo una muestra de ese grave problema que en la jurisdicción vecina lleva mucho tiempo sin solución y que tiene consecuencias ambientales calamitosas. La bajísima eficiencia de los sistemas de riego mendocinos es harto conocida y se la ha señalado en incontables oportunidades. Aún así no se registran avances significativos en la materia, más allá de la propaganda oficial, como lo acaba de reconocer un exfuncionario del área de Aguas Subterráneas del Departamento General de Irrigación y docente universitario.

 

En recientes declaraciones periodísticas, que recogiera LA ARENA en su edición de ayer, el profesional fue contundente cuando afirmó que las napas de aguas subterráneas en las zonas productivas mendocinas se encuentran salinizadas en virtud del uso generalizado del sistema de "riego por manto", por el cual se utilizan enormes volúmenes de agua para inundar las áreas que están en producción. El exceso de agua hace que mucha de ella se desperdicie por evaporación y otra buena parte se infiltre por gravedad hacia abajo, arrastrando las sales del perfil del suelo y contaminando así las napas freáticas. Si en lugar de utilizar este método arcaico se instalaran sistemas de riego presurizado, podría calibrarse con alto nivel de precisión la cantidad de agua justa que requiere cada planta de una finca. Con este procedimiento tendría lugar un ahorro sustancial de agua al evitarse que grandes volúmenes sobrantes se pierdan por evaporación hacia la atmósfera o por infiltración hacia el subsuelo.

 

Cuando los gobernantes mendocinos, ante los justos reclamos pampeanos, dicen que "no hay agua" para abastecer a las dos provincias y con esa excusa justifican la apropiación unilateral del Atuel, esconden las verdaderas razones del robo. En primer lugar, ningún recurso hídrico interjurisdiccional -tanto entre provincias como entre naciones- puede ser apropiado unilateralmente por una de las partes en perjuicio de la otra. No pocas guerras se han iniciado por violar este principio que regula las relaciones recíprocas entre Estados vecinos. Pero además, la alegada "falta de agua" oculta deliberadamente el hecho de que en Mendoza se riega muy mal, con métodos antiguos que derrochan enormes volúmenes del líquido vital. El exfuncionario fue muy claro cuando expresó que apenas el 20 por ciento de las fincas mendocinas está utilizando sistemas de riego más eficientes, lo cual es demostrativo de la ausencia de interés por mejorar verdaderamente las condiciones de uso del agua.

 

Esta indiferencia supina por el cuidado de los recursos naturales fue puesta en palabras por el actual superintendente del Departamento de Irrigación cuando afirmó, meses atrás, que "se trata del ambiente o de nosotros". Ignorar la estrechísima dependencia que la vida humana tiene con el medio ambiental no es inocuo, al contrario, acarrea consecuencias calamitosas. La desertificación del oeste pampeano y la salinización del agua subterránea mendocina lo muestran con elocuencia.

 

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