Jueves 25 de abril 2024

EEUU y el juego de la guerra

Redacción 26/05/2022 - 00.45.hs

Si se analiza en profundidad la historia de Estados Unidos se advertirá que, desde su constitución como nación, prácticamente ha vivido siempre en guerra. Ese rasgo distintivo descansa en tres aspectos básicos: su ubicación en el hemisferio norte con un océano de por medio que lo aísla de los teatros bélicos del Viejo Mundo; una acendrada filosofía guerrera que sabe inventar justificaciones de todo tipo para iniciar acciones militares, y una muy poderosa industria bélica cuya marcha es motor de la economía del país. Esta última es manejada por corporaciones de enorme poder político, que a menudo colocan a sus propios hombres en puestos claves del gobierno.

 

De esas acciones político-militares hay una larga historia que afecta, muy especialmente, a los países vecinos, sobre los que rapiñaron y ejercieron dominio a lo largo de muchos años y hasta la actualidad.

 

Ahora, después de un corto tiempo sin una de sus habituales guerras, ha ocurrido lo que el mundo temía: tras el frustrado "paseo militar" que se creía iba a ser la invasión rusa a Ucrania, el presidente norteamericano acaba de firmar el decreto que avala la entrega de 40 mil millones de dólares en armas y apoyo económico al país invadido, blanqueando una situación que ya se conocía de antes.

 

Esa acción presupone el agravamiento y la prolongación del conflicto ya que el mantenimiento de Ucrania en su actual posición constituye un objetivo estratégico para EEUU y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), atados al carro estadounidense. La excusa es el "freno" a Rusia pero en realidad lo que se busca es que Moscú quede "a un tiro de misil" de bases militares occidentales.

 

La respuesta rusa, al margen de la invasión, ha sido retacear a buena parte de Europa Occidental el suministro de petróleo y el gas. El descalabro económico -y por consiguiente también político- ha sido mayúsculo, desatando en aquellas naciones (y aun en los propios Estados Unidos) fenómenos inflacionarios que, prácticamente han afectado a todo el mundo, posiblemente más de lo que informan las agencias informativas. Organizaciones independientes e incluso gobiernos occidentales pronostican carencias de todo tipo y hambrunas en varias partes del planeta.

 

Todo esto es funcional a la poderosa industria bélica norteamericana, por lejos la que mayores inversiones económicas aspira del Estado en todo el mundo. Con el decidido apoyo armamentístico norteamericano y, del otro lado, el poderío ruso será muy difícil un cese de enfrentamientos próximo. La población civil, como ya se aprecia, es la que debe soportar el mayor sufrimiento.

 

Y una más en este doloroso juego: China, en camino de ser la primera potencia mundial y en un solapado enfrentamiento con los Estados Unidos, difícilmente aceptaría una caída de la influencia rusa, lo que podría desatar su intervención en este escenario tan preocupante. Ya se escucharon advertencias más o menos expresivas respaldadas, no hay que olvidarlo, por armas atómicas, que hoy poseen una docena de países.

 

Detrás, claro, hay un mundo superpoblado y hambriento con un quiebre ambiental que, al igual que la guerra, no se sabe adónde nos llevará.

 

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