Efectividad y sutileza
Brasil se ha sentido tocado en su dignidad y ha reaccionado como se espera de una nación con sentido de tal. Ocurrió que Donald Trump, en su afán prepotente y deportador, hizo llegar a nuestro vecino ochenta y ocho brasileños, esposados de pies y manos, actitud acaso fundada en su opinión de que los gravámenes que impone el país sudamericano a las empresas yanquis convergen hacia un posible “daño intencional para con los Estados Unidos”, que merece una respuesta fuerte. Al mismo tiempo, en una de sus habituales e imprudentes jactancias, recalcó que “nosotros no los necesitamos, ellos nos necesitan más a nosotros. Todos nos necesitan".
A esos gestos de abierta hostilidad los brasileños respondieron con efectividad y sutileza, en principio anunciando que Lula prepara una próxima entrevista con Putin pero además sigue alentando la comunidad de Brics, aquella con que en su momento ayudó a incluir Argentina, una actitud que fue despreciada por Javier Milei. Además la reunión anual del grupo será en Río de Janeiro.
La tensión entre los dos países fue evidente en la abierta injerencia que manifestó el país del norte a través de las declaraciones de Elon Musk, asesor de Trump. Esta prepotencia de uno de los hombres más ricos del mundo se originó en la intervención de la justicia brasileña sobre la red X, de propiedad de Musk. Los roces habían comenzado ya a finales del año pasado, cuando Musk despreciara una orden del Tribunal Supremo brasileño relacionada con el funcionamiento de la red en el país. La entidad judicial había ordenado bloquear cuentas en la red de algunas figuras políticas de los movimientos ultraconservadores que apoyan a Jair Bolsonaro, confeso admirador de Musk.
La justicia brasileña amenazó a ese incumplimiento con multa e inhabilitación para funcionar. Por cierto que no es la primera vez que Brasil se planta ante una de estas gigantescas redes sociales que, en buena parte, moldean la opinión pública mundial; cuando amenaza bloquear sus casi cuarenta millones de suscriptores hace que se lo escuche seriamente`
Después de algunos tiras y aflojes la justicia brasileña no cedió y Musk debió cumplir las imposiciones. Es de imaginar la ira de este hombre, acostumbrado a ser obedecido en todos sus caprichos y militante de una posición de extrema derecha. Por de pronto instó abiertamente a una deposición de Lula, ya sea a través de un juicio o bien de medios menos pacíficos y haciendo manifiesto su apoyo a Jair Bolsonaro, el ex presidente que brega por similares objetivos y al que la Justicia ha prohibido salir del país. Además, siendo asesor de Trump, resulta muy poco creíble que semejante paso, abiertamente antidiplomático, lo tomara sin la anuencia del presidente al que asesora.
En el proceder brasileño es fácil advertir un claro sentido de una justicia efectiva basada en la dignidad nacional. Paralelamente, se puiede no comparar con la opuesta actitud argentina que, desde la asunción de Javier Milei como presidente, se ha avenido a todas las sugerencias provenientes de los Estados Unidos, tan parecidas a órdenes. De hecho, varias de ellas fueron abiertamente ofensivas para con el enfoque latinoamericanista que sostiene Lula y que antaño compartiera nuestro país.
Es un hecho que nuestro gigantesco vecino no se arredra ante la prepotencia norteamericana; Lula ha sintetizado con ironía: “Milei es la pista de aterrizaje de Trump en Latinoamérica".
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