Lunes 05 de mayo 2025

El cableado de la mente colectiva

Redacción 20/10/2024 - 14.00.hs

Los muchachos de Estocolmo lo hicieron de nuevo. Cada vez que se entrega el Premio Nobel de Literatura, invariablemente dejan a los expertos -y al resto del público lector- rascándose la crisma como chimpancés. Pero en esta ocasión parece que la sorpresa debe ser bienvenida: la ganadora, Han Kang, nació en Corea del Sur (la primera en su país en ser laureada) es mujer, es joven, y tiene una obra muy escasamente publicada, pero de una originalidad refrescante.

 

Joven.

 

Nacida en 1970, Kang tiene "apenas" 53 años. No es, ni con mucho, la más joven en haber recibido el Nobel: Rudyard Kipling tenía 41 cuando se lo otorgaron en 1907. Pero su rostro y su actitud general parecen la de alguien mucho menor, casi como si fuera miembro de un grupo estelar de K-pop.

 

Al justificar el premio, Mats Malm, el secretario de la Academia Sueca, explicó que la ganadora posee "una intensa prosa poética que confronta los traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana". Una síntesis que parece más que adecuada al confrontar los textos que pueden leerse en la revista Granta: una escritura de concisa belleza, casi siempre orientada a narrar las vicisitudes del cuerpo femenino: sus moretones, su sudor, la experiencia del parto.

 

Su novela más famosa -en nuestra búsqueda, la única que se consigue traducida al español- se llama "La vegetariana", y cuenta la historia de una esposa depresiva, que sorprende a su familia cuando decide dejar de comer carne. Pero más aún cuando, luego, decide dejar de comer del todo, y alimentarse únicamente de los rayos del sol, como si fuera un vegetal.

 

Este texto se ha ganado el mote de "subversivo", por su metáfora veladamente feminista, permeada con elementos no menos sutiles de realismo mágico.

 

Corea.

 

Así que sinceras felicitaciones a los coreanos, dichas desde un país no menos periférico, que lleva más de un siglo esperando que le reconozcan su riquísima tradición literaria. Nuestro candidato de este año, César Aira, era una excelente opción, pero los años de nuestros Borges, Cortázar y Bioy Casares ya pasaron. Algo así como esos años oscuros que pasaron entre el retiro de Maradona y la aparición de Messi.

 

Hasta tenemos la desgracia de que uno de nuestros escritores jóvenes más originales y de mayor prestigio internacional, Hernán Díaz, no escribe en español, sino en inglés. Si alguna vez le dan el premio a él, no faltará aquí alguien que se queje de que en realidad no es un escritor argentino, ya que ha vivido casi toda su vida adulta en el extranjero. "No canta el himno", dirán, seguro.

 

Por cierto, Díaz es uno de los colegas que cita el New York Times opinando muy favorablemente respecto del premio otorgado a Han Kang. Ella -dice nuestro pollo- "tiene un oído único para los rumores de la historia" y a su vez puede "acceder a los traumas que han dado forma y lastimado a generaciones enteras, pero lo hace sin jamás transformar sus novelas en manuales didácticos".

 

"Los rumores de la historia", una expresión magníficamente literaria, dicha por quien ha construido una potente novela (o, podría decirse, cuatro novelas en una) alrededor de los hechos que derivaron en el crack bursátil de Nueva York en 1929.

 

Política.

 

En el caso de Kang, su faceta política se expresa de forma más explícita en su novela "Actos humanos", donde se adivinan ecos de los hechos que conmovieron a su ciudad natal, Gwangju, cuando una serie de manifestaciones populares pro democracia fueron brutalmente reprimidas en 1979 -año revolucionario si los hubo-. El resultado fueron centenares de manifestantes muertos, pero, desde luego, la escritora no se limita a la denuncia, sino que impregna el relato con una prosa intoxicante, y con una actitud de constante sorpresa ante la capacidad de violencia de los seres humanos.

 

No menos política habrá sido la decisión de la Academia Sueca, que desde hace décadas viene sufriendo críticas por su tendencia a premiar a hombres, blancos, europeos o norteamericanos, y que en lo posible escriban en inglés. Querrán mostrar un rostro más amigable premiando a una mujer que escribe en un idioma realmente marginal, y a su vez poner en el mapa a una nación pequeña y peninsular que, sin embargo, invade silenciosamente el mundo con su tecnología (Samsung, Kia) sus productos culturales (K-pop, Karaoke). Y mencionemos aquí también al kimchi, ese fermentado de coles tan ubicuo que hasta ha empezado a colarse entre algunos choripanes argentinos.

 

Si nos atenemos a la opinión del filósofo italiano Franco "Bifo" Berardi, Corea del Sur representa acaso el más extremo y alienante experimento del capitalismo. "Corea del Sur es el grado cero del mundo, un borrador del futuro del planeta. Luego de la colonización, las guerras, la dictadura, la hambruna, la mente surcoreana, liberada de la carga del cuerpo, ingresó rápidamente a la esfera digital, con la menor resistencia cultural del mundo. En este espacio cultural vaciado, la experiencia coreana se caracteriza por un grado extremo de individualismo, y al mismo tiempo se dirige hacia el más extremo cableado de la mente colectiva".

 

La flamante Premio Nobel viene un poco a presentarnos otra cara de su país. Una donde es posible la poesía, donde el cuerpo humano -especialmente, femenino- tiene un peso enorme, y donde existe la rebeldía, aún cuando asuma un rostro sutil y sonriente. Como los movimientos de jóvenes mujeres coreanas, que se resisten no ya al embarazo, sino directamente a las relaciones de pareja.

 

Su arma de combate es una de las más antiguas del mundo: la literatura.

 

PETRONIO

 

Foto: es.wikipedia.org

 

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