Miércoles 03 de septiembre 2025

El hilo rojo

Redacción 03/09/2025 - 00.22.hs

Seguramente Javier Milei y su Armada Brancaleone desconocen la existencia del hilo rojo que los une al expresidente estadounidense Richard Nixon. Val e recordar que el muy popular Nixon debió renunciar a comienzos de su segundo mandato, el 8 de agosto de 1974, cuando por unanimidad la Suprema Corte de Justicia le ordenó entregar a la fiscalía las grabaciones clandestinas que realizaba de sus conversaciones en la oficina presidencial.

 

Las cintas (formato para grabar en aquel entonces) se habían convertido en un escándalo dentro del escándalo del Watergate, un caso memorable en la historia del periodismo que aun hoy se estudia en las escuelas de periodistas en Occidente. El “Caso Watergate” estalló el 17 de julio de 1972 cuando la Policía Municipal de Washington arrestó a cinco tipos que habían intrusado las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate. Poco después y gracias a la investigaciones del diario The Washington Post y otros que se sumaron luego, se supo que los fulanos eran gusanos (cubanos anticastristas exiliados en USA) contratados por republicanos para poner micrófonos en la sede de los demócratas. Y que Nixon lo sabía y avalaba. De allí surge el término “garganta profunda”, por ejemplo, referido a una fuente del Gobierno que filtraba datos y orientaba a Carl Bernstein y Bob Woodward, los dos jovencísimos cronistas que se cargaron la investigación (y al Gobierno).

 

Lo del Watergate fue un gran escándalo que derivó en una comisión investigadora del Senado. Allí apareció un día un empleado jerárquico de la Casa Blanca, Alexander Butterfield, a declarar que Nixon grababa de manera clandestina las conversaciones en su oficina. El fiscal del caso, Archibald Cox, exigió a Nixon la entrega de las cintas y Nixon respondió exigiéndole al Procurador que raje al fiscal; el procurador se negó y renunció, pero Nixon insistió y le ordenó lo mismo al sucesor, que también se negó y renunció.

 

En síntesis, Cox siguió en su cargo y fue hasta la Corte a exigir la entrega de las cintas, a lo que la totalidad de los nueve miembros del cuerpo accedió el 24 de julio de 1974 y desencadenó dos semanas más tarde la renuncia de uno de los presidentes republicanos más populares del siglo 20 en USA. ¿Y qué había en las cintas que hizo estallar todo? Había muchísimo, pero en particular una en la que Richard Nixon discutía con su Jefe de Gabinete, Bob Haldeman, cómo usar a la CIA para detener la investigación del Watergate.

 

La naturaleza del conflicto y la postura de árbitro neutral asumida por la Corte yanqui de 1974 es consistente con la adoptada por el mismo cuerpo en 1971, en lo que se llamó “Los Papeles del Pentágono”. En apretada síntesis, el analista del Pentágono Daniel Ellsberg entregó al The New York Times un informe secreto de 7 mil páginas sobre la actuación de Estados Unidos en Vietnam hasta entonces. Era un informe interno demoledor que revelaba todas las mentiras, fraudes, estafas, errores y matanzas que habían cometido durante décadas en esa guerra donde murieron decenas de miles de veinteañeros estadounidenses. The New York Times, primero, y The Washington Post después, publicaron tramos del informe que Richard Nixon intentó impedir en la Justicia. Y fue la Corte la que avaló su publicación, nuevamente como árbitro neutral.

 

En ambos casos, Watergate y Papeles, el Poder Judicial del imperio estableció jerarquías: el derecho a la información veraz de la sociedad es superior, está por encima de los secretos de un Gobierno que busca encubrir sus propias tropelías como si estuviese en juego el destino nacional. (Por Alejandro Pairone/Tiempo Argentino)

 

'
'