Sabado 21 de junio 2025

El vía crucis de Zelensky

Redacción 14/12/2023 - 00.59.hs

En la Casa Blanca obtuvo su único triunfo del día. Una foto con el presidente Joe Biden. Posiblemente sea la última foto de estos dos cadáveres políticos.

 

JOSÉ ALBARRACIN

 

El martes pasado, un titular de cabecera en el New York Times gritaba bien alto lo que venía siendo un secreto a voces: la famosa "contraofensiva" ucraniana en la guerra con Rusia, había sido un "fracaso". Quiso la suerte que el presidente Volodimir Zelensky eligiera ese momento para peregrinar todo el día por el Congreso en Washington, tratando de convencer a los republicanos de la necesidad de nuevos fondos para su esfuerzo militar. El problema es que en esos ámbitos la palabra "fracaso" es como la mancha venenosa. Y Volodimir, que el año pasado había sido recibido allí con un héroe, se fue con las manos vacías: los republicanos estaban más ocupados con el problema de la inmigración, o sea, "nuestra propia frontera".

 

Foto.

 

Esa noche en la Casa Blanca obtuvo su único triunfo del día. Una foto con el presidente Joe Biden, quien acertadamente comentó que Vladimir Putin estaría restregándose las manos de satisfacción con el corte de fondos a Ucrania. Posiblemente sea la última foto de estos dos cadáveres políticos. Si la tendencia continúa, y el año próximo Donald Trump reconquista la presidencia de EEUU, la suerte de Ucrania estará echada (y acaso también la de la propia OTAN). Y aún de no ser así, el año electoral succionará todas las energías de la elite política local.

 

Camino a Washington, Zelensky había hecho escala en Buenos Aires para la asunción del nuevo presidente argentino, donde pasó casi desapercibido pese a su original vestuario de remeritas militares. En la ceremonia tuvo un cruce con el húngaro Víktor Orban, principal opositor a que se destinen fondos de la Unión Europea a Ucrania. No se sabe lo que se dijeron, pero seguramente no fueron piropos.

 

El problema no son sólo los fondos. Hay discrepancias serias entre Washington y Kiev sobre la futura estrategia militar. Los ucranianos parecen tener nociones poco realistas sobre la cantidad de municiones que pueden usar: no hay producción europea ni norteamericana que dé abasto. Y, mientras desde EEUU les sugieren reagruparse y resistir, apostando a fortalecer su propia industria bélica, Zelensky pretende seguir intentando alguna ofensiva espectacular. Como buen hombre de la televisión, se ha dado cuenta que con el conflicto en Gaza, la guerra en Ucrania ha perdido "rating".

 

Dirección.

 

Tampoco hay acuerdo sobre la dirección que debería tomar una eventual ofensiva para recuperar la quinta parte del territorio ucraniano actualmente bajo el poder de Rusia. Mientras Kiev apuesta a avanzar al este, hacia las provincias del Donbas -hay razones sentimentales en juego- desde el Pentágono están convencidos de que resulta mucho más estratégico avanzar hacia el sur, para cortarle al enemigo la ruta hacia la península de Crimea.

 

Y hay muchos otros factores que no ayudan. Al hastiado pueblo ucraniano le espera un invierno oscuro y frío, ya que los drones rusos han hecho desastres en la infraestructura de energía. Los conflictos internos del gobierno ya no se ocultan, como tampoco la enemistad manifiesta de Zelensky con su principal general, Valery Zaluzhny. Y, tarde o temprano, deberá abordarse el problema de la corrupción: hay funcionarios nacionales en la mira, por su tendencia a realizar inversiones inmobiliarias en la Costa Azul francesa. Con tantos miles de millones de dólares y euros entrando al país, en el camino parecen haber quedado algunos "vueltos".

 

En contraposición, la maquinaria bélica rusa está más robusta que nunca, pese a las considerables bajas sufridas. Moscú produce más municiones que toda Europa junta, y su fórmula tecnológica sencilla, le ha permitido burlar -a través de la triangulación con terceros países- el embargo occidental de chips de computadora, necesarios para equipar misiles y drones. Sus lazos con China e Irán están más fuertes que nunca. Y el clima político de Europa, con el avance de los nacionalismos, y el fastidio con la suba en los precios de la energía, hacen que la simpatía por Ucrania se vaya desvaneciendo.

 

Plan B.

 

El establishment de Washington, en tanto, acaba de descubrir que, frustrada su gran estrategia para desangrar a Rusia, se ha quedado sin un "Plan B", y se prepara para, en algún momento, tener que sentarse a una mesa de negociación con el Kremlin. En la cual, se descarta, Ucrania perderá una parte sustancial de su territorio (no por nada, la semana pasada Putin anunció casualmente -copa de champán en mano- su intención de presentarse a elecciones para un nuevo período como presidente).

 

Al comienzo de la guerra, habían desnudado sus objetivos con un lenguaje por demás cándido. El principal "sueño húmedo" era deponer a Putin, para luego "democratizar" -y de paso, balcanizar- a Rusia, el país más extenso del mundo. En el camino, la suba en los precios de la energía debilitaría también a Alemania, cuyo poderío económico recelan. Esa marcha triunfal les permitiría encarar una batalla final por la supremacía planetaria contra China.

 

Se hubieran ahorrado el papelón con sólo leer la historia militar de los rusos. Si ni Napoleón ni Hitler pudieron con ellos, ¿qué podía quedar para el anciano Biden?

 

Se calcula que EEUU lleva gastados más de 110 mil millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, cifra que se intentan presentar como una inversión, ya que cuentan con obtener beneficiosos contratos para la "reconstrucción" de Ucrania luego de la devastación que dejará la guerra.

 

Lo cual nos lleva al asunto que debió estar siempre en la mira: el sufrimiento del pueblo ucraniano, que quedará diezmado y empobrecido, viviendo literalmente en un campo minado. Peones de un juego de ajedrez que ni ellos ni -tal parece- su propio gobierno, llegan a comprender.

 

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