Lunes 05 de mayo 2025

Individuos alunados

Redacción 16/03/2025 - 00.15.hs

Nada como el mundo de la astronomía para hacernos relativizar nuestros problemas y preocupaciones. ¿Inundaciones, represiones, atropellos institucionales, nuevas canciones de reguetón? Todas esas desgracias palidecen, cuentan los astronautas, cuando uno se enfrenta al vacío sideral, que resulta ser mucho más angustiante e inalcanzable que el vacío de ternera a 14 lucas el kilo. Así que en esta dominical nos vamos a dedicar a las estrellas, o más precisamente, a un planeta y su cohorte de satélites. Y es que esta semana, los astrónomos proclamaron el descubrimiento de nada menos que 128 nuevas lunas de Saturno, que de este modo suman la friolera de 274.

 

Soltero.

 

Visto desde aquí, el planeta de los anillos comienza a parecerse a una quinceañera rodeada de pretendientes. Una especie de óvulo que nunca está receptivo para ser fecundado, pero que no rechaza los halagos y galanteos de sus pretendientes. Estamos muy lejos para distinguir desde aquí si Saturno es varón o mujercita, pero nos tomamos la libertad de usar esa analogía, porque francamente es un planeta bonito, atractivo con todo su colorido.

 

Cómpáreselo, por ejemplo, con el lejano, huraño y frío Urano, cuyo nombre, en inglés, suena exactamente igual que "Tu ano", y tiene cara de ídem. Saturno por el contrario tiene todos esos colores de arrebol, y ese lunar en la cara que parece una bailarina flamenca. Los astrónomos, esos grandes refutadores de leyendas, nos informan que esa mancha redonda es en realidad una tormenta permanente que debe resultar bastante insoportable: si el lector se pone de mal humor con el viento pampero, ni se imagina lo que deben ser aquellas latitudes gélidas.

 

Así que, aunque luzca esos hermosos anillos -símbolo del compromiso nupcial- Saturno todavía no está preparado para sentar cabeza y concretar un enlace. Hay algo de inmaduro, inacabado, en ese planeta que, como su hermano mayor Júpiter, suele recibir el nombre de "gigante gaseoso" por su escasa masa sólida. A lo mejor son esos gases los que lo alejan del compromiso: se sabe que las flatulencias no son buenas compañeras del matrimonio, ya que con su volatilidad suelen provocar resultados explosivos.

 

Lunar.

 

Pero veamos un poco qué es lo que pasa con todas esas lunas que están ahí a la expectativa. Algunas de ellas muy pequeñas, y de formación relativamente reciente en la historia del sistema solar. Otras enormes, como Titán, que mide más de 5.000 kilómetros, lo que lo hace más grande incluso que el planeta Mercurio.

 

Casi seguro este carrusel cósmico es el resultado de colisiones que dejaron escombros sueltos en la órbita del planeta, tan "recientemente" como hace unos 100 millones de años.

 

Mientras algunos como nuestra Tierra se conforman con un sólo satélite, que basta para influir las mareas, los ciclos vitales y el númen de los poetas, en otros rincones del sistema solar se usa esto de la poligamia. Saturno tendrá el récord con 274 lunas, pero Júpiter no se queda tan atrás con 95; Urano carga con 28, y Neptuno con 16.

 

Así que los muchachos de la Sociedad Astronómica Internacional, que acaban de certificar el descubrimiento, están extasiados con la gran cantidad de objetos que acaban de recibir el bautismo lunar. Muchos de ellos son muy pequeños, pero mientras mantengan una órbita estable y verificable alrededor del planeta, gozarán de esa certificación.

 

Vaya ocupación que tienen estos científicos o, mejor dicho, las computadoras que trabajan para ellos: si anduvieran por estos lados, ya les habrían aplicado la motosierra.

 

Bautizo.

 

Ahora se abocarán a la tarea favorita de todo astrónomo, la de ponerle nombre a todos esos pedazos de roca, honor que recaerá en el principal autor del "paper" a publicarse, un tal Edward Ashton, miembro del Instituto de Astronomía y Astrofísica de Taiwán.

 

Hoy por hoy, en el caso de Saturno, el sistema para poner nombres abreva en los personajes de la mitología nórdica. Pero como son tantos esos cascotes flotantes, no descartan que en algún momento vayan a tener que acudir a otras fuentes, ya que ni siquiera los vikingos podían inventar tantos dioses.

 

El telescopio usado en este descubrimiento está ubicado en Hawai. El método para el descubrimiento normalmente empieza con la detección de espacios vacíos alrededor del planeta, que sugieren la presencia de un objeto que se desplaza por ellos; pero eso es sólo el comienzo, es necesario encontrar al sospechoso, y perseguirlo para descubrir su recorrido y su modus operandi.

 

Es importante aclarar que las lunas de Saturno no se encuentran entre sus anillos, sino a una distancia diez veces mayor. Lo que sí es seguro es que todas ellas son producto de fantásticas colisiones, cosa no infrecuente cuando se sale a manejar los sábados a la noche en busca del amor. De hecho, los astrónomos han logrado identificar a varios grupos de estos objetos que parecen provenir de la misma colisión, como el "Mundilfari" (nombre de una diosa nórdica) que agrupa a unos 47 individuos, actualmente atrapados por las fuerzas del orden saturnino.

 

No es de extrañar que estén un poco alunados.

 

PETRONIO

 

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