Lunes 15 de abril 2024

Pobreza y riqueza son inseparables

Redacción 30/09/2022 - 08.43.hs

Los niveles de pobreza e indigencia en la provincia y el país siguen siendo sublevantes. Las periódicas mediciones de estos índices por parte del Indec nos ponen de cara al problema más grave que enfrenta nuestro país y, al menos por unas horas, es ineludible hablar del tema, aún para los más indiferentes a este flagelo como la derecha política y mediática.

 

Pero nos quedaríamos a mitad de camino si solo habláramos de la pobreza y no dijéramos una palabra de la riqueza, aunque esta idea espante a los políticos, economistas y periodistas que militan en el bando de las clases acomodadas.

 

"No hay que mirar tanto para el lado de la pobreza, sino para el de la riqueza". El concepto pertenece a un economista heterodoxo y es compartido por un número creciente de analistas y estudiosos de las sociedades de nuestro tiempo. En verdad, no hace falta haber leído una biblioteca marxista para conocer la relación dialéctica que existe entre ambos términos de la fórmula: riqueza/pobreza. Alcanza con mirar, con cierto espíritu crítico, el paisaje socioeconómico que se despliega en la Argentina de nuestros días.

 

Las tres mediciones del último año muestran niveles oscilantes de la pobreza y la indigencia. A nivel nacional la pobreza bajó cuatro puntos, pero la indigencia pegó un leve rebote luego de haber bajado el segundo semestre del año pasado. En La Pampa las oscilaciones fueron antagónicas: la pobreza bajó a fin del año pasado y volvió a subir en la primera medición de este; y la indigencia, por el contrario, subió considerablemente el segundo semestre de 2021 y mostró una levísima baja este año. De paso digamos que nuestra provincia tuvo el segundo registro más alto del país en materia de indigencia, tema que deberá ser de urgente tratamiento en el Centro Cívico. Está muy bien que la provincia tenga sus cuentas públicas "sanas y ordenadas", pero estaría mejor que eso sirviera también para mejorar la vida de los que cayeron al escalón más bajo de la pirámide social.

 

A nivel nacional el contraste es mucho más marcado porque los datos favorables de la macroeconomía y las ganancias extraordinarias de las grandes empresas deberían tener algún correlato más sólido en la parte de la sociedad que no integra la elite económica. Y si bien el descenso de la pobreza es, por así decir, aceptable; no ocurre lo mismo con la indigencia que registró un incremento. Este hecho está directamente vinculado a la escalada brutal de los precios de los alimentos, producto de la voracidad de las grandes compañías del sector y de la impotencia del gobierno para ponerles un freno.

 

Este panorama debería despabilar a los muchos funcionarios del gobierno nacional que suelen hacer suyos los discursos reaccionarios que buscan demonizar el llamado "gasto social" destinado a los segmentos más vulnerables pero callan sobre los muchos subsidios y aportes del Estado a los sectores más opulentos. Los controles y auditorías son imprescindibles, desde luego, pero eso corre para todos, y no solo para los más pobres. Sobre los puertos privatizados o las operaciones de fuga de capitales, por ejemplo, también habría que poner la lupa aunque de eso no se hable.

 

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