Viernes 26 de abril 2024

Traición en el Congreso

Redacción 01/02/2024 - 01.08.hs

El abandono de un grupo de diputados tucumanos al bloque parlamentario de Unión por la Patria, con la consiguiente creación de una nueva bancada, dejó bien a las claras que se trataba de una maniobra urdida por el gobernador tucumano y obedecida por sus representantes en el Congreso. Una participación semejante ya había ocurrido tiempo atrás con los representantes de otra provincia.

 

La motivación que llevó a este movimiento es polémica y está relacionada con el apoyo a un dictamen de mayoría de la Ley Ómnibus, a cambio de la eliminación del texto que derogaba las retenciones cero para las exportaciones de limón y la marcha atrás con el artículo que derogaba la Ley del Azúcar, sobre aranceles para la importación.

 

Puede aceptarse o no, pero el intríngulis político al que dio lugar la transfugueada obligó a los analistas de la realidad nacional a volver sobre un tema un tanto postergado en su análisis: las acciones y el trabajo de los representantes en el Congreso ¿a quién se debe?

 

Se sabe que hay una orientación general por parte de la autoridad política superior pero ¿un legislador debe agachar la cabeza y seguir pasivamente las órdenes que llegan “de arriba”?

 

Se debe tener presente que, aunque formen parte de una lista, los legisladores son representantes del pueblo y es a sus intereses que deben obedecer y por ellos trabajar. Se critica ásperamente –y con razón—a los jueces y sus privilegiados cargos de los que muy raramente rinden cuentas. Sin alcanzar esos niveles, las diputaciones y senadurías tienen también lo suyo. Que se sepa, después de terminar su mandato ningún representante concreta una reunión o asamblea en la que da cuenta de su labor y, muy especialmente, el cumplimiento o no de sus promesas preelectorales.

 

El transitado axioma de que “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes” acaso debería complementarse con una rendición de cuentas por parte de esos mismos representantes. Según decían los antiguos libros de Educación Cívica y Democrática, esa práctica se llevaba a cabo en algunos cantones suizos hasta unas décadas atrás, en un ejercicio sano de democracia directa. Por estos lados, el esquive para con ese tipo de acciones y el aprovechamiento simultáneo de la alta condición política que se llegó a tener, llevó a algunos vivillos a poner en las tarjetas de presentación personal su condición de senador o de diputado, teniendo en la siguiente línea un misterioso “m.c.”, entre paréntesis. Un observador curioso, que por suerte nunca faltan, se dio en averiguar y comprobó que esas dos letras significaban “mandato cumplido”, lo que en buen romance significaba que la persona seguía ostentando –y seguramente aprovechando- una condición que ya había perdido.

 

Así, volviendo a la noticia inicial que motivara este comentario, los tres diputados tucumanos abandonaron el gran bloque de Unión por la Patria, de paso restándole peso político, y se acogieron mansamente a la línea político-económica de su gobernador, al margen de que esta fuera o no conveniente a sus mandantes. Además, el nuevo minibloque creado (tres integrantes) suma un diente más a la rueda burocrática. Lo peligroso del suceso ha hecho que Unión por la Patria esté implementando un plan de contención interna porque, tal como lo ha dicho el presidente del bloque, "hay que estar atentos” porque “el que traiciona una vez, lo hace dos veces".

 

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